Se podría decir que la música, incluso la más primitiva, siempre ha acompañado al ser humano. Desde siempre hemos podido memorizar, tararear y recordar las melodías… Pero no fue hasta 1979 cuando las canciones empezaron a acompañarnos allá donde fuéramos de forma literal. ¿Por qué? Porque ése fue el año en el que Sony presentó su primer Walkman, un novedoso artilugio que nos servía para reproducir las míticas cintas de casete en cualquier lugar y momento. Fue el inicio de la música portátil, una revolución que todavía dura a día de hoy.
La historia de la música portátil. Del Walkman al streaming
Después del Walkman los fabricantes nos dieron otra grata sorpresa. Le llegó el turno al Discman, al que podríamos definir como una versión renovada del Walkman. Su función era la misma, pero ya no reproducía casetes, sino CDs. Se popularizó durante la época de los 80 y 90 y supuso varios cambios. Con el Discman se mejoró notablemente la calidad del audio y, al contrario de lo que ocurría con las cintas, los CDs no se podían copiar.
Durante muchos años, el CD fue el rey de la música portátil. Incluso se mantuvo en el trono cuando llegó el MP3, cuyos primeros reproductores empezaron a venderse a finales de los 90. Es cierto que hubo usuarios que dieron el salto a este nuevo formato, pero no fue hasta la llegada del iPod cuando el CD se quedó desbancando. Apple presentó el primer iPod en 2001, un dispositivo que se convirtió en el mejor reproductor de audio portátil. Ofrecía más capacidad y calidad que ningún otro y era el más rápido y el mejor diseñado. Apple no tardó en ver su potencial y además de ofrecerlo como gestor de música para los ordenadores Mac OS, lo abrió también a los usuarios de Windows.
El resto de la historia ya la conocemos porque todavía la vivimos. Ahora también los smartphones y las tablets actúan como reproductores de música portátil. De hecho, es una de sus funciones más importantes. Además, Internet nos permite escuchar cualquier canción que se nos ocurra. No tenemos más que buscarla y descargarla o escucharla en streaming, es decir, reproducirla online sin tener que guardarla previamente. Es una forma de escuchar música gratis. Haz click aquí y verás que existen tarifas, como el Plan Elección Simple de T-Mobile, que incluyen todo el streaming de música que queramos sin que se nos cobre por los datos.
Y todo esta revolución musical se completa con las apps. A través de aplicaciones como Spotify, Apple Music o Google Play Music podemos escuchar la música en streaming. También hay apps radiofónicas, como iHeartRadio o Nextradio. Otras, como Shazam, son capaces de reconocer qué canción suena e incluso hay apps casi inteligentes, como Songza, que te proponen un listado de títulos en función de tu estado de ánimo o de las tareas que vayas a realizar. Está claro que del Walkman al streaming ha cambiado, y mucho, nuestra forma de escuchar y transportar música.