A inicios de los 90 el CD-ROM surgió para suplir a los disquetes o floppy disks, pero su tiempo ya pasó. Descubre por qué desapareció y quién le ha sustituido
Era un medio utilizados por todos: en casa, en los colegios y en las empresas. Todos hemos soplado o limpiado un CD alguna vez porque no la consola no lo cargaba bien, o porque el PC no lo reconocía. Marcando su comienzo en los 90, este medio de reproducción dejó miles anécdotas a muchas generaciones. Descubre su historia con nosotros.
¿Qué es el CD-ROM?
Según la RAE (Real Academia Española), CD-ROM hace referencia a las siglas inglesas de «Compact Disc Read-Only Memory«, lo que designa el disco compacto de gran capacidad que almacena información para su procesamiento por un sistema informático.
La explicación más técnica sería la de un disco óptico que contiene datos y cuya memoria es de solo lectura. Por otro lado, la unidad CD-ROM se trata del dispositivo cuya función es leer estos discos compactos.
Uno de los aspectos que más se miraba en estas unidades, era el rango de velocidades, que iban de 1x a 72x. Lógicamente, cuanto el rango de velocidades sea mayor, mejor; aunque esos 72x eran poco comunes, mientras que el x12 fue mucho más utilizado.
Los CD-ROM están limitados a la hora de grabar, ya sea por su capacidad de datos o por sus minutos de audio. Gracias a que incorporan una capa de aluminio, son reflectivos y están compuesto de policarbonato de plástico de 1.2 mm. También, vimos versiones mini-CD de 120 mm.
1982, los inicios del CD-ROM
La historia de este magnífico medio de reproducción comienza en 1982 de la mano de la empresa japonesa Denon, actualmente reconocida por sus dispositivos profesionales de música (monitores, mesas, controladoras de DJ, auriculares, etc.). Fue la primera empresa que lo desarrolló.
Sin embargo, no salió a la luz hasta 1984, momento en el que Sony introdujo este formato en un evento de ordenadores japonés. Este primer disco tenía una capacidad de 553 MB, algo que se amplió más tarde hasta 700 MB u 80 minutos de audio. Es cierto que luego vimos CDs específicos que llegaban hasta 900 MB de datos o 99 minutos de audio.
Dicho esto, la primera piedra de su invención la puso James Russell, un estadounidense que trabajaba en el Departamento de Energía de Estados Unidos para el Laboratiorio Nacional del Noroeste del Pacífico. Creó una forma de almacenar información que pudiera ser reproducida después con el objetivo de una preservación digital, usando un film fotosensible.
Lo que Russell quería, era reemplazar los discos de vinilo y quería un un dispositivo que pudiera funcionar sin el contacto físico (haciendo referencia a la aguja de los tocadiscos).
De ahí surgió el ODR (Optical Digital Recording), que recibiría numerosos premios en 1974. El mundo no vería el reproductor de discos hasta los 80, momento en el que Phillips y Sony lo licenciaron como CD-ROM.
1987, el primer software en CD
Microsoft fue quien inició el movimiento de los CD-ROM con Microsoft Bookshelf, una campaña que intentaba promover el uso del CD-ROM como medio de distribución. La primera obra de Microsoft Bookshelf se lanzó en 1987 para la versión MS-DOS.
Más tarde, Microsoft y Apple fueron quienes estandarizaron las unidades de CD-ROM.
1989, la estandarización
El CD se empezaba a asentar en la sociedad como una nueva versión de la preservación digital, convirtiéndose en un medio de reproducción de textos, imágenes, música, etc. Llegó su estandarización con el estándar ISO / IEC 10149 y el estándar ECMA-130.
La tecnología que permitía combinar audio y datos con vídeo en movimiento pertenecía a Phillips.
1991-1992, la primera inclusión en equipos
Apple y Microsoft tomaron las riendas como las primeras empresas en incorporar unidades de CD-ROM . Primero, vino Commodore Dynamic Total Vision (CDTV), una especie de consola y un centro multimedia para el entretenimiento que se podía convertir en un ordenador personal, añadiendo periféricos.
Después, vino Apple con Macintosh IIvx en 1992, un equipo que incorporaría una unidad de CD-ROM y otra para disquetes de 3.5 pulgadas. Con este movimiento orquestado por ambas empresas, las principales desarrolladoras de videojuegos empezaron a utilizar este medio.
En un principio, la velocidad de transferencia era 1x, pero poco a poco se llegó a 72x. Casi sin darnos cuenta, ya era el medio de reproducción más usado, convirtiéndose en el principal para software y videojuegos.
Como detalle, en 1995 se lanzó el famoso disco de vídeo digital: DVD.
Inicios de 2000, el pendrive complica su supervivencia
Ya sabemos que el CD-ROM vino para sustituir los famosos disquetes, pero nadie sabía que Trek Technology e IBM estaban trabajando para sacar una memoria USB al mercado.
Como ocurre con toda nueva tecnología, los pendrives eran muy caros para la capacidad que tenían (varios MB iniciales), pero pronto empezaron a usarse. Al final, la información contenida en el CD-ROM estaba en peligro porque eran discos que se rayaban con facilidad, lo que podía hacernos perder esa información en el futuro.
Por el contrario, los pendrives podían rayarse todo lo que quisieran, ya que se conectaban por USB. Hay que decir que hasta 2005-2010 no se empezaron a usar de forma más frecuente. Curiosamente, la capacidad de los pendrive ascendía conforme lo hacían los famosos reproductores de MP3: tener uno con 512 MB en aquella época, era lo último.
En 2010 comienza su descenso
El problema real llegó cuando los pendrives podían ofrecer 1 GB de capacidad, agotando el argumento principal del CD: la capacidad. Es más, el sector tecnológico sufrió una evolución brutal tras comenzar la primera década del siglo XXI: smartphones, tarjetas de memoria SD y micro-SD, RAM DDR3, procesadores de varios núcleos, etc.
Era un avispero difícil de controlar, pero estaba pasando algo: se dejaban de transportar CDs y la venta de pendrives subía exponencialmente: unidades de 8 GB, 16 GB y 32 GB eran lo principal.
El CD-ROM no pudo hacer frente a las necesidades de almacenamiento de estos tiempos: se consumían GB de forma pasmosa. Era otra liga a la que no podía hacer frente, así que el CD-ROM desaparecía para dejar al DVD al mando, el disco de los 4.7 GB.
En este sentido, el CD sobrevive únicamente para discos de música y software, mientras que el DVD sigue sobreviviendo como medio usado en películas. Sin embargo, cada vez se consumen menos medios físicos: Spotify, Prime Video, Netflix, HBO… lo digital se termina imponiendo.
Por otro lado, desaparecen los reproductores DVD porque lo digital se vuelve a imponer: aparición de las Smart TV. Ahora es posible consumir contenido conectando nuestra tele a internet vía Wi-Fi: servicios streaming, screen mirroring, DLNA, etc.
No solo eso, sino que las necesidades cambian: llegan las nubes, almacenar información a través de internet y acceder a ella cuándo y dónde queramos. Hasta podría decirse que en el futuro los pendrives no tendrán sentido, existiendo solo las tarjetas de memoria para usos puntuales (fotografía, por ejemplo).
Respecto a las tarjetas de memoria, cada vez hay menos móviles que las soporten. Esto nos hace pensar que en el futuro las cámaras reflex tendrán su propio almacenamiento interno. Al final, la «pescadilla se muerde la cola»: si no hay demanda de unidades CD-ROM, la gente no comprará CDs.
A modo de conclusión, el inicio de los CD-ROM tuvo muchísimo sentido y creó una industria brutal alrededor de él. Más tarde, las necesidades de medios de reproducción con más capacidad y más seguros se terminaron imponiendo, algo a lo que no pudo hacer frente la industria del CD-ROM.
Esperamos que os haya sido de ayuda esta información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os ayudamos en breve.
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¿Qué anécdotas guardáis con los CD-ROM? ¿Los echáis de menos?