A pesar de que sean procesadores de gamas más altas, vienen sin disipador, algo que nos parece contradictorio en estos Intel Core K. Sin embargo, tiene su explicación.
Muchos descubren esta sorpresa cuando abren la caja del procesador y no encuentran el disipador Intel por ningún lado. Puede parecer ilógico que, costando más dinero, no incorporen un disipador stock, ¿verdad? Pues bien, vamos a explicaros las razones por las que los chips Intel Core «K» vienen sin el disipador stock de Intel.
Son demasiado calientes
Pensad que la gama «K» está asociada a la línea de alto rendimiento de Intel, por lo que son procesadores preparados para dar el máximo rendimiento. Dicho en otras palabras, son procesadores más calientes, por lo que requieren soluciones de refrigeración más específicas.
El disipador stock de Intel está preparado para procesadores con prestaciones más bajas, por lo que viene incluido en CPUs que no son de la gama «K». Sin embargo, hay usuarios que han probado este disipador en Core i7 y Core i9 bastante potentes (sin ser «K»), obteniendo una sorpresa ingrata.
Por ejemplo, un usuario del foro Reddit abrió un hilo mostrando su descontento con el disipador stock de su i7-9700. El problema estaba en que el procesador alcanzaba 100ºC mientras jugaba, lo que es una barbaridad. No sabemos qué caja utilizaría, pero luego apuntaba que compró un disipador Noctua y consiguió bajarlo a 73ºC.
Son muchos los usuarios que han hecho la prueba de comprar un i7 o i9 potentes e instalar el disipador de stock. Todas las pruebas dieron el mismo resultado: los chips llegan a los 100ºC con facilidad sin estresarlos mucho.
Por tanto, no aconsejamos que utilicéis el disipador stock de Intel para procesadores potentes, ya sean «K» o normales. Hay usuarios que han tenido problemas con un simple i7-10700, el cual se pone a 100ºC cuando jugamos, y eso que viene con disipador stock.
Thermal throttling
Si usáis un disipador stock con algún procesador Intel Core «K», seguramente sufráis de thermal throttling. Al final, el procesador se sobrecalienta y tiene que disminuir su rendimiento para conseguir refrigerarse un poco. Se trata de un sistema automático que se manifiesta de 2 maneras:
- Caída en picado de los FPS, empeorando al experiencia gaming.
- Temperaturas demasiado altas, por lo que baja el rendimiento para bajar de grados.
Debido al sobrecalentamiento de los chips «K» de Intel, no vienen con disipador stock porque la propia Intel sabe que estas CPUs no pueden alcanzar los 5.0 GHz con él. Ya no solo eso: no puede garantizar un rendimiento gaming y una vida útil larga con un disipador stock.
A diferencia de AMD, el disipador stock de Intel es muy justo, a pesar de haber sido mejorado ligeramente en la 10ª generación.
Los 5.0 GHz no se consiguen por amor al arte
Vemos que Intel anuncia unas frecuencias muy altas en sus procesadores de gama alta, como es el i5-10600K, el i7-10700K o el i9-10900K. No obstante, para alcanzar dicha frecuencia es necesario contar con una buena refrigeración, ya que son procesadores que vienen exprimidos al máximo.
Lo que Intel no nos cuenta en sus presentaciones, es que solo es posible alcanzar esas frecuencias con un disipador de alto nivel, pudiendo ser insuficiente la disipación por aire. Esto significa que tendríamos que recurrir a kits AIO o refrigeraciones custom para conseguir alcanzar esas frecuencias.
Además, no os penséis que los 5.0 GHz se consiguen en todos sus núcleos, sino que solo se consiguen en un núcleo o dos, como mucho. Hasta el momento, esto sirve a Intel como marketing y para tomar algo de ventaja sobre Ryzen.
Sin olvidar que el overclock sube muchísimos grados el procesador, ya sea en reposo o en carga. Para daros más detalles, en nuestra review del i9-10900K hicimos OC al procesador, mientras que lo disipamos con el kit AIO Corsair H100i V2. Aún teniendo esta refrigeración, el i9-10900K ofrecía una temperatura (en carga) de 69ºC sin OC y de 85ºC con OC, ¿imagináis las temperaturas que tendría con un disipador stock?
Con todo esto, las capacidades de overclock de estos procesadores dependerá de la denominada «suerte del silicio«. Es decir, no todas las CPUs se pueden subir de frecuencia con la misma facilidad, sino que habrá unas con más limitaciones, como otras con más capacidades de overclock. Depende del procesador que nos toque.
Esto significa que es posible que algunos tengáis un i7 o un i9 y os cueste horrores mantener el sistema estable a 5.0 GHz en algunos de sus núcleos.
Cuanto más frescos, más vida útil
Al fin y al cabo, si vamos a tener nuestra CPU a una temperatura muy alta, su vida útil va a verse afectada. Nosotros recomendamos tener el procesador lo más fresco posible, algo que es viable si nuestro uso va a ser profesional o gaming.
Tened en cuenta que los tests de stress buscan poner al límite a la CPU, algo que no se suele dar en la práctica, salvo excepciones. En mi caso, mi Ryzen no pasa de los 52ºC cuando juego porque tengo programada una curva de ventilación en el disipador, así como un disipador de Cooler Master instalado.
En conclusión, si queréis tener vuestro Intel Core K bien refrigerado, evitad el disipador stock y comprad uno de torre que sea bueno. Si queréis llegar y sobrepasar los 5.0 GHz que Intel anuncia, os recomendamos un kit AIO potente para conseguirlo.
Esperamos que os haya sido de ayuda esta información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os responderemos en breve.
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