Intel domina el mercado de los microprocesadores desde el año 2006 cuando lanzó los Core 2 Duo, que representaron una impresionante mejora en rendimiento y eficiencia respecto a los vetustos Pentium D con microarquitectura Netburst y consiguió superar a una AMD que vivía un momento dulce con unos chips que ofrecían un rendimiento superior a los de su rival.
Desde entonces Intel ha venido siguiendo una estrategía Tick-Tock que se ha repetido en ciclos de dos años siendo el Tick una reducción del proceso de fabricación y el Tock la introducción de una nueva microarquitectura.
Intel ya ha tenido problemas para mantener el ciclo Tick-Tock con los procesadores Broadwell (previstos para 2014) que fueron retrasados un año por problemas en el proceso de fabricación a 14nm Tri-Gate, en su lugar se introdujeron los Devil’s Canyon que son una pequeña mejora de los Haswell a 22nm y finalmente los Broadwell llegaron al mercado este mismo año.
Ahora parece que Intel vuelve a tener problemas, esta vez con el proceso de fabricación a 10nm Tri-Gate por lo que ha retrasado indefinidamente la llegada de los procesadores Cannonlake que estaban previstos para 2016 con el mencionado proceso a 10nm como los sucesores de los inminentes Skylake a 14nm Tri-Gate.
En su lugar el gigante de los semiconductores introducirá en el mercado los procesadores Kaby Lake fabricados en el mismo proceso a 14nm Tri-Gate de Skylake, una maniobra que aparenta ser muy similar a la introducción de los antes mencionados Devil’s Canyon ante el retraso de Broadwell.
Fuente: techspot