Una refrigeración líquida AIO es la opción preferida de muchos para colocar sobre su procesador. Pero, ¿es realmente una mejor opción que un buen disipador por aire? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene una RL all-in-one? En este artículo te damos las claves más importantes para ayudarte a elegir. ¡Vamos allá!
Índice de contenidos
Ventajas de las refrigeraciones líquidas AIO
Pueden superar con creces el rendimiento de los disipadores
La gran ventaja es que las mejores refrigeraciones liquidas AIO pueden llegar a niveles de rendimiento que no se alcanzan con disipadores. Este es el caso, sobre todo, de aquellas con radiadores más largos de 360 mm o más.
Vemos aquí un ejemplo muy claro, la líquida AORUS Liquid Cooler 360, que supera con creces a cualquier disipador por aire que hayamos analizado, en una plataforma que tiene un consumo relativamente alto (i9-7900X).
No obstante, el gráfico de arriba también nos sirve para darnos cuenta de que una AiO no tiene por qué ser automáticamente mejor a un disipador. Por ejemplo, vemos cómo en la posición más inferior tenemos líquidas como la NZXT Kraken Z63, que de hecho es de 280mm.
Por lo tanto, la clave de este punto es que la mejor AiO va a refrigerar mucho más que el mejor disipador, pero esto no significa que no haya disipadores muy superiores a una buena cantidad de AiO.
Espacio minúsculo ocupado alrededor del socket: sin interferencias con RAM
Uno de los mayores problemas de los disipadores por aire grandes (los que compiten en rendimiento con una AiO) es que ocupan un gran espacio alrededor del socket, dificultando el mantenimiento del equipo. Y es que cambiar piezas como la RAM o la tarjeta gráfica o manipular el conector de 8 pines de la CPU es algo difícil si tenemos un disipador monstruoso, obligándonos a veces a tener que desmontar casi todo el disipador o quitar algún ventilador.
Con una refrigeración líquida, gracias al pequeño tamaño que ocupa alrededor del socket (el bloque/bomba y ya está) no tendremos este problema, pues tendremos acceso a todas las partes de la placa base que sean necesarias. Esto le da un toque de idoneidad a los usuarios que se dediquen con más frecuencia a «cacharrear» con sus equipos, mientras que los que no hagan más que el mantenimiento estrictamente necesario no tienen por qué tener este punto en consideración.
Estética
Nos guste o no, es innegable que hay una gran cantidad de personas que montan sus equipos con un importante enfoque hacia la estética, y les da igual pagar de más a cambio de obtener los componentes más vistosos posibles. Este tipo de usuarios suelen apostar por refrigeraciones líquidas debido al diseño limpio y vistoso que dejan. Y es que la combinación de bloque/bomba, tubos y radiador puede llegar a ser muy interesante estéticamente.
La cuestión es: ¿acaso no hay disipadores por aire estéticamente bonitos? Claro, es una cuestión de gustos y sobre todo son formas muy distintas a una AiO, que pueden no gustarle a todos.
Inconvenientes de una refrigeración líquida AIO
Rendimiento de los modelos más básicos y con radiadores más pequeños
Ya os lo contábamos antes: la mejor AiO rendirá más que el mejor disipador, pero esto no tiene por qué significar que cualquier AiO es superior a un disipador. También os mostrábamos un ejemplo de una AiO que rindió peor que muchos disipadores por aire en nuestras pruebas.
Y es que es común que se asocie una refrigeración líquida con un mejor rendimiento automáticamente. No obstante, esto no tiene por qué ser así, ya que hay modelos cuyos rendimientos son equiparables o inferiores a algunos disipadores por aire más baratos o del mismo precio. Y este suele ser el caso, sobre todo, que se da a veces con muchas refrigeraciones con radiadores de 120mm.
Menor confiabilidad
En un disipador por aire, los miedos o preocupaciones que podemos tener son leves: Que no rinda lo suficiente, que sea muy ruidoso, que elijamos una opción incompatible con nuestro socket, etc. En el caso de una refrigeración líquida, se suman aspectos como el riesgo de fuga del líquido o corrosión del material.
Por otra banda, en los disipadores no ha habido nunca ningún caso especialmente relevante de modelos defectuosos que causasen daños. Quizás el único que se puede mencionar fue el ocurrido tras lanzarse los procesadores Intel Skylake (2015), que eran doblados por algunos modelos de disipador, algo que se solventó con extrema rapidez y de lo que ni siquiera se acuerda nadie.
En cambio, es mucho más fácil encontrar problemas de diseño en refrigeraciones líquidas que causen corrosiones o fugas. Y no solo en modelos chinos extraños, sino que también puede pasar en productos de marcas que se consideran reconocidas, como los casos que ejemplificamos con los siguientes vídeos:
Tengamos en cuenta, además, que comprar una refrigeración líquida de mala calidad puede implicar problemas a largo plazo. Os decíamos arriba que incluso en algunos modelos reconocidos hay problemas: en los modelos de peor fabricación que venden ciertas marcas, los fallos son más probables.
Durabilidad y… ¿mantenimiento?
La degradación del rendimiento de un disipador por aire durante su tiempo de vida es prácticamente despreciable. En cambio, las refrigeraciones líquidas tienden a degradarse mucho más rápido. Esto se debe a que, con el paso del tiempo, el líquido que fluye en su interior se va evaporando poco a poco. Esto es algo inevitable, lo que no quiere decir que se note rápidamente. Hay usuarios que mantienen sus líquidos durante, por ejemplo, 5 años sin mantenimiento y no ven mermado es rendimiento.
En todo caso, es un hecho que en este sentido un disipador por aire seguramente dure más. La degradación más relevante puede ser que se estropee el ventilador, algo posible a partes iguales tanto en AIO como opciones por aire.
Respecto al mantenimiento, es un punto que no tiene mucho sentido hablando de AIO, ya que la mayoría no permiten reemplazar el líquido.
Precios elevados que a veces no se justifican
Las refrigeraciones liquidas más buenas, potentes e interesantes tienen precios que superan los 90€, pudiendo llegar a mucho más. La cuestión es que, en la mayoría de casos, sobre todo para quellos que no planeen overclock, un disipador por aire más barato será capaz de refrigerar la CPU de manera más que suficiente.
Para este tipo de equipos, en los que el overclocking no es una prioridad y se usarán CPUs domésticas normales, no tiene sentido recomendar una AIO en base al rendimiento, y salvo que haya alguna implicación especial los aspectos estéticos no justifican el sobreprecio.
Es decir: en un equipo con un «presupuesto limitado» y un «procesador normal», gastar 90 o 100 € en una refrigeración líquida buena no tiene justificación y solo resultará en tener que elegir luego peores componentes. ¡Y es que las CPU de gama media actuales pueden funcionar bien incluso con el disipador stock!
Y si consideramos una líquida barata de 50 o 60 €, entran en consideración los aspectos negativos que hablamos antes: un disipador del mismo precio o menos será mejor opción.
Aspectos que podrían ser considerados ventajas o inconvenientes
Hay varios puntos en los que, según el punto de vista desde el que se analicen y de la realidad concreta de cada caso, se podrían considerar ventajas o inconvenientes.
Sonoridad
Aquí se sitúa una importante controversia. La cuestión es que, teóricamente, las capacidades de refrigeración de las AiO hacen que sus ventiladores no tengan que ir tan rápido a altas cargas como podría ocurrir en un disipador por aire.
Pero, por otra parte, no debemos olvidar tener en cuenta el impacto acústico constante de la bomba, que siempre gira a unas revoluciones algo altas. Y si bien se hacen esfuerzos por su insonorización, en la mayoría de casos no habrá punto de comparación con alguno de los mejores disipadores de Be Quiet! o Noctua (por poner un ejemplo, en base a la calidad de los ventiladores que usan en los de alta gama), cuyos ventiladores pueden funcionar a revoluciones mucho más bajas y con un menor ruido de motor.
Por ello, se puede decir que la ventaja teórica en cargas altas no es extrapolable a cargas bajas. Los usuarios deberán considerar en cuál de los dos escenarios valoran más que el equipo sea silencioso.
Y esta es otra cuestión más: es bastante común que las refrigeraciones líquidas incluyan ventiladores mediocres. Este fue el caso, por poner un ejemplo, de casi todas las líquidas Corsair hasta hace pocos años. Sus ventiladores SP se volvían muy ruidosos con facilidad. En cambio, desde siempre encontramos muchos disipadores con ventiladores de rodamientos FDB de alta calidad, que son de los más silenciosos.
La conclusión de este punto es que, si hacemos generalizaciones (recordad que todo depende de cada caso) las refrigeraciones líquidas AiO pueden ser más silenciosas que un disipador por aire a altas cargas, pero cuando estemos dando un uso normal al equipo (o en reposo) los disipadores se llevan la victoria gracias al hecho de que no tendremos el ruido constante de la bomba.
La compatibilidad con cajas: un lío tanto en refrigeración líquida AIO como en disipadores. ¿Cuál gana?
En un principio, íbamos a listar la compatibilidad con cajas como uno de los puntos fuertes de las AiO. Y es que con un disipador por aire, tendremos que estar muy atentos a la altura del mismo, pues no todos los modelos caben en todas las cajas, sobre todo si hablamos de los disipadores más gordos, que a veces requieren levantar algún ventilador para que puedan caber las RAM.
Por lo descrito en puntos anteriores, esto no es un problema con una refrigeración líquida AIO, podremos montar las RAMs que queramos sin complicaciones, y la caja podrá ser lo estrecha que haga falta.
En una RL, si queremos realizar un montaje en su parte en la parte superior de la caja podríamos toparnos con problemas de incompatibilidad. Esto se debe a que algunas cajas dejan un espacio bastante estrecho entre la placa y la parte superior de la propia caja, así que el margen para el montaje de radiadores será reducido. Además, muchas de estas placas pueden tener elementos que interfieran como disipadores de VRM altos.
También hay dificultades en esta parte como el hecho de que muchas cajas no incluyen espacio para ventiladores más allá de los 120mm, o ninguno.
De todas formas, en una AiO siempre nos quedará la opción de montarla delante, que de hecho es por lo que muchos optan directamente. Por lo tanto, de este punto concluimos que, aunque una líquida AiO puede dar los mismos problemas de incompatibilidad al montar que un disipador, estas ganan en este aspecto ya que en estos casos hay alternativas.
Palabras finales y conclusión sobre refrigeración líquida AIO
El eterno debate entre refrigeración líquida o disipador ha estado siempre ahí. Y es que aspectos como el rendimiento, la limpieza del diseño o la estética de una RL son especialmente interesantes. Los modelos AiO (All in One), en los que nos hemos centrado en este artículo, son además especialmente convenientes y cómodos de cara a su montaje.
Sin embargo, también hay que tener muy en cuenta sus inconvenientes. Y es que una refrigeración líquida es una solución cara, menos duradera, menos confiable… además de que no todas ellas presentan beneficios en rendimiento sobre un disipador por aire.
En resumen, lo más razonable a la hora de elegir la disipación de un equipo es partir pensando en la refrigeración por aire, para luego plantearse si merece la pena una líquida AiO. Esto a base de responder preguntas como: ¿Vas a incluir una CPU de muy alto rendimiento? ¿Te plantea problemas de incompatibilidad tu disipador? ¿Tienes un presupuesto holgado? ¿Qué importancia le das a la estética? ¿Podrías mejorar sustancialmente el resto del presupuesto si te ahorras la AiO?
¡Esperamos que este artículo os haya servido a la hora de elegir una refrigeración para el procesador! Si os estáis planteando la compra de un nuevo PC, no dudéis acudir a nuestro foro oficial.