Aunque no sea una práctica especialmente extendida entre el amplio espectro de usuarios de PC; es muy probable que hayas escuchado antes el término Overclock (OC). Este hace referencia a una actividad centrada en aumentar el rendimiento de algunos de los componentes que conforman el equipo; hoy vamos a explicarte qué es el Overclock y qué puede aportar a nuestro ordenador.
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Qué es el Overclock
Para comprender el término “Overclock” es necesario saber que la amplia mayoría de componentes de nuestro están sincronizados a un reloj interno que marca el ritmo (pulsos) al que estos componentes funcionan. Su velocidad se mide por ciclos de cambio por segundo y solemos describirlas en hercios (Hz). Cuantos mayores sean estos hercios más alta es la velocidad teórica a la que opera un componente concreto, como podría ser un procesador.
Overclock se traduce literalmente del inglés como “sobre el reloj”; es así ya que esta práctica se centra en subir el ritmo de funcionamiento del reloj interno de nuestros componentes. Generalmente, por encima de las especificaciones del fabricante; de ahí nace el propio término.
[irp]¿Por qué realizar esta práctica?
La principal razón por la que esta práctica es tan extendida entre usuarios avanzados es por la posibilidad de mejorar el rendimiento de los componentes que ya poseen, sin la necesidad de modificarlos; también hay una comunidad entusiasta en torno a la práctica, siempre en busca de rascar unos hercios más a las piezas de sus equipos. Además, las mejoras en el rendimiento que podemos obtener a través del overclock suelen ser sustanciales; razón por la cuál es una práctica tan requerida y documentada.
Es sensato decir que no está exenta de problemas y limitaciones (algunas físicas y otras basadas en políticas). En caso contrario el overclock sería empleado por todos y para todos los propósitos antes de adquirir ninguna pieza nueva. Al final de este texto indagaremos en algunos de estos factores, así como ventajas para tener en cuenta para equilibrar la balanza.
A qué componentes se les realiza normalmente esta práctica
Cuando hemos hablado del reloj interno y cómo lo modificamos para conseguir el overclock deseado, hemos mencionado que hay un gran número de componentes a los que podemos aplicar esta práctica. A pesar de la veracidad de estas palabras, algunos de ellos destacan sobre el resto; de todos ellos, los más populares son los siguientes:
El Procesador (CPU)
Sin duda, la pieza en la que la mayoría de los usuarios piensan cuando escuchan la palabra “overclock”. El procesador es la pieza central de todo equipo y ha sido partícipe de esta práctica desde tiempos tempranos por parte de los usuarios. Una práctica que no es del gusto de los grandes fabricantes. El overclock en el procesador tiene enormes efectos sobre el rendimiento del equipo en algunos escenarios.
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En la actualidad el overclock en los procesadores domésticos está relativamente limitado a ciertas gamas y series. Por parte de AMD tenemos más libertad, con el multiplicador desbloqueado en todos sus procesadores Ryzen y muchos chipsets compatibles; por desgracia, estos modelos no suelen contar con un gran margen de mejora, o tienen limitaciones temporales. Intel pone las cosas más difíciles en este aspecto. Primero, sólo los procesadores “serie K” tienen el multiplicador del reloj desbloqueado y sólo podemos practicar esta actividad en sus chipsets de más alta gama.
Última actualización el 2024-11-22
Tarjeta gráfica (GPU)
Otra pieza con cierto protagonismo en esta práctica es la tarjeta gráfica y las partes que la forman. Realizar un OC sobre este componente es una practica habitual entre jugadores concernidos con el rendimiento de su equipo.
Las facilidades a la hora de llevar a cabo esta práctica la hacen relativamente inocua y popular entre algunos usuarios; por desgracia, el OC a este componente está limitado, son poco consistentes y no suele involucrar un gran cambio en el rendimiento. La mayoría de los modelos ensamblados por fabricantes ajenos a los desarrolladores de estas GPU suelen aplicar un OC de fábrica.
Memorias RAM
El OC a las memorias RAM ganó fuerza durante la primera generación de procesadores Ryzen; principalmente por la enorme dependencia de estos a las velocidades de esta pieza. Es un componente que intercede directamente en el funcionamiento general de nuestros programas y del propio equipo, por lo que su OC afecta a muchos palos. Nuestra placa suele realizar un OC a este componente a partir del perfil XMP, pero podemos modificar estos parámetros por nuestra cuenta.
Sin embargo, el proceso de realizar overclocking en nuestras memorias es tedioso y el rendimiento real que podemos obtener de ello, insuficiente en la mayoría de los escenarios. Cabe destacar que productos como las APU, o los ya mencionados procesadores Ryzen de primera generación, sí ven en esta práctica un poderoso aliado.
Las consecuencias de realizar OC en nuestro equipo
El multiplicador del reloj que modificamos para realizar el OC sobre nuestro equipo determina el número de pulsos electrónicos que estos componentes reciben en cada ciclo. Aumentar su ritmo suele significar aumentar la corriente que pasa por los transistores y circuitos; un suceso que desemboca inequívocamente en un aumento de los voltajes (llegados a cierto punto). Es decir, existe un límite a lo que podemos aumentar de rendimiento a través del OC en cada pieza antes de tener que aumentar el voltaje.
[irp]Existen límites impuestos por el fabricante para estos voltajes; aumentar estos niveles de forma excesiva acaba por dañar los componentes implicados. Además, aumentar los voltajes siempre desemboca en un aumento del calor residual que todos los componentes electrónicos desprenden; por lo que el calor puede llegar a ser un factor para tener muy en cuenta.
Unas palabras finales: realizar o no esta práctica
Independientemente de sus consecuencias, el overclock es una práctica interesante y con mucha historia dentro del sector de la computación. Sus beneficios tienen casi tanto peso como sus posibles inconvenientes; suelen marcar la tónica que determina si un usuario está dispuesto o no a llevar a cabo un OC en su equipo. A modo de conclusión, enumeramos los que, para nosotros, son los más destacables:
Ventajas más llamativas del overclock
Indudablemente, la posibilidad de obtener un rendimiento mayor por las piezas que ya poseemos es el gran atractivo del OC. El hecho de obtener un mejor rendimiento en situaciones que nuestros componentes, de fábrica, no serían capaces de afrontar es un gran atractivo.
Fuera de ello, la historia de este medio nos ha demostrado que es posible mantener ciertas piezas como relevantes a través del tiempo gracias a esta práctica; un buen ejemplo de ello podrían ser los procesadores Sandy-Bridge o Haswell de Intel, que aún hoy pueblan muchos equipos funcionales.
Desventajas más notorias del overclock
Como ya hemos dejado caer en uno de nuestros anteriores párrafos, el OC no es una fuente de rendimiento infinita. Su práctica involucra cambios en ciertos parámetros sensibles para nuestros equipos, con consecuencias que se manifiestan en forma de calor, consumo, e inestabilidad.
[irp]Es muy importante poder afrontar ambas para realizar un overclock satisfactorio; y aún a pesar de ello debemos tener en cuenta que no nos libraremos de consecuencias como el mayor desgaste de las piezas de nuestro equipo. Además, en algunas plataformas, tener la posibilidad de realizar esta práctica pasa por desembolsar un extra a la hora de hacernos con nuestros componentes.