La tercera CPU Arrow Lake que tenemos la oportunidad de probar es la Intel Core Ultra 7 265K, y con esto cerramos la lista de las principales opciones para el usuario en PC de escritorio, ya que las demás son variantes KF sin iGPU.
Esta unidad debería de situarse a medio camino entre la serie Ultra 5 y 9, con un recuento de 8 P-core, igual que el 285K, pero a 5,5 GHz, y un recorte de E-core a 12 unidades. También es compatible con Turbo Max 3.0, 250W de potencia turbo, así que será interesante ver qué nos ofrece.
Agradecemos a Intel su confianza en nosotros por enviarnos esta CPU para su análisis.
La presentación oficial del Intel Core Ultra 7 265K consiste en una caja de cartón flexible en acabado gris, en donde se coloca un blíster de plástico para almacenar la CPU, que vendrá junto a la documentación de seguridad y pegatina Intel.
El Intel Core Ultra 7 265K y en general la serie 7 son CPU que siempre nos llegan tarde o incluso tenemos que comprar por nuestra cuenta para analizar, y realmente son productos interesantes por ofrecer un rendimiento bruto cerca de un i9/Ultra 9 a un precio algo más contenido.
En las pruebas descubriremos si esto también se mantiene en esta nueva generación, pero el Ultra 7 presenta buenas credenciales con la cantidad de P-core, aunque no nos contenta del todo la pérdida de caché, frecuencias y velocidad thermal boost.
Desde el punto de vista del diseño, Intel ha introducido cambios significativos en el único die Arrow Lake, el cual se reduce un 33% respecto a Raptor Lake-R, haciéndose más estrecho, gracias al descenso de litografía.
Esto también resulta en una disminución de superficie para el IHS, el encapsulado metálico que hace contacto con el disipador. También se hace un poco más estrecho, aumentando el tamaño de las aletas que sirven para que el sistema de fijación LGA lo presione hacia el socket, el cual aumenta su presión.
El resultado parece haber favorecido las temperaturas, dado que estas CPU son notoriamente más frescas que la generación anterior -también por consumir menos-. La superficie del IHS parece que se curva menos o nada en estas CPU.
El diseño del socket externamente cambia al añadir más contactos, 1851 concretamente, pero en tamaño y altura sigue igual, y, por tanto, es totalmente compatible con disipadores LGA 1700.
Intel Core Ultra 7 265K no incluye disipador, como ninguna otra unidad K o KF, dado que su consumo es variable al tener núcleos desbloqueados, así que se requiere una solución térmica avanzada.
Nosotros recomendaríamos un disipador de doble disipador, o sistema de refrigeración líquida de 240 o 360 mm si planeamos hacer overclocking.
Ya hemos explicado con todo lujo de detalles la nueva arquitectura en el procesador Intel Core Ultra 9 285K, así que haremos esto más fluido para el Intel Core Ultra 7 265K.
La arquitectura TSMC N3B es la que da vida a estas CPU, en la que tenemos mejoras de IPC para los núcleos, obviamente, pero algo mucho más importante, es que pasamos a tener solamente 1 hilo por cada P-core, abandonado el HyperThreading.
En este caso tenemos un recuento de 8 P-core a una frecuencia máxima de 5,5 GHz, soportando Turbo Boost Max 3.0, pero no Thermal Velocity Boost al ser exclusiva de los Ultra/i9.
Misma cantidad de P-core que el Ultra 9, pero los E-core se reducen a 12, es decir, un clúster menos, operando a 4,6 GHz en modo turbo, igual que los otros modelos. Estos núcleos también tienen un solo hilo, así que suman 20 en total.
En cuanto a la configuración de caché, nos parece un error disminuir la capacidad a 30 MB para esta CPU, y no mantener los 36 MB del Ultra 9, al ser una memoria compartida y clave para el rendimiento en juegos.
La caché L2 es de 36 MB, esto sí tiene sentido al ser bloques individuales para cada núcleo, más concretamente 3 MB por P-core y 4 MB por cada clúster de E-core. Finalmente, la configuración de caché L1 consiste en 112KB por P-core, divididos en 48 KB L1D + 64 KB L1I, así como 96 KB por E-core, divididos en 64 KB L1D + 32 KB L1I.
La configuración de consumo se mantiene igual respecto al Ultra 9, con una potencia base (PBP) de 125W y máximo de 250W en PL2. Las CPU Intel siguen consumiendo bastante energía pese al descenso de litografía.
En la estructura del único die Arrow Lake tenemos varios complejos de computación, entre los que se encuentran los gráficos integrados Intel Xe, que serán iguales en todas las CPU, incluido el Intel Core Ultra 7 265K.
Su rendimiento mejora en esta generación con 4 Xe Cores y 8 TOPS de potencia, pero aún están lejos de rendir adecuadamente en gaming para recomendarlos más allá de un uso básico.
Debido a que es una serie Ultra, es normal que encontremos una NPU dedicada dentro de la CPU, aunque se conforma con tan solo 13 TOPS de potencia, cuando lo ideal para mover Copilot es tener más de 40 TOPS. Se quedan, por tanto, muy lejos de Intel Lunar Lake y AMD Zen 5 de portátiles.
Estas CPU mantienen una interfaz de entrada provista de 16 carriles PCIe Gen5 para gráficos y NVMe y 4 PCIe 4.0 para almacenamiento NVMe. A lo que se suma una capacidad de memoria RAM DDR5 mejorada con frecuencias de partida de 6400 MT/s hasta más de 9000 MT/s.
Es el momento de ver en acción este Intel Core Ultra 7 265K en diversas pruebas de rendimiento, temperaturas y consumo.
Este es el banco de pruebas utilizado:
BANCO DE PRUEBAS | |
Procesador: | Intel Core Ultra 7 265K |
Placa Base: | Asus ROG Z890 Maximus Hero |
Memoria: | 32GB Kinston Fury Renegade @8200 MHz |
Disipador | Corsair iCUE H150i ELITE LCD |
Disco Duro | SSD NVMe |
Tarjeta Gráfica | Nvidia RTX 4080 |
Fuente de Alimentación | Corsair RM1000 |
Los test que hemos utilizado son:
En rendimiento puro, este 265K debe compararse con el segundo procesador AMD más potente por lógica. En CB R23 tenemos que el 265K rinde un 9% más en multi-core y 4,2% más en single-core, mientras que en CB 2024 lo hace por un 22,6% en multi-core y un 6% en single-core.
En las pruebas de 3DMark tenemos el puesto más disputado, al vencer el 9900X en la prueba de DX11, aunque el 265K lo hace en la de DX12. También es un 6,5% más rápida la CPU de Intel en el renderizado de Blender y un poco mejor en las pruebas de PCMark.
Introducimos algunos benchmarks adicionales relacionados con el comportamiento en IA de la CPU y Office, aunque por el momento hemos recogido pocos resultados de otras CPU.
El rendimiento en este bloque de pruebas es prácticamente similar entre las 3 CPU Core Ultra probadas. Las CPU AMD aún no tienen NPU, así que Intel es el vencedor.
Evaluamos el rendimiento del Intel Core Ultra 7 265K en juegos con resoluciones 1080p, 1440p y 2160p con la siguiente configuración en juegos:
En gaming esta CPU no nos deja demasiado satisfechos, siendo, de las tres probadas, la que más ha bajado con respecto a la anterior generación de CPU, y solamente está por encima del 9900X en dos juegos, siendo, por tanto, la CPU de AMD más potente en este rango, por no hablar del 9800X3D que ahora veremos más detalladamente.
Disponemos de los resultados de estas 3 CPU para comparar la diferencia con Zen 5, pero no tenemos review del 14700K.
En esta comparativa se ve mejor cómo el 7800X3D es de media un 15% más rápido que el 265K, mientras que el 9900X se queda más cerca, con un 2%.
Tradicionalmente, esta CPU de AMD también ha sido más flojita respecto a los AMD R9 tope de gama y R5, aun así supera al procesador de Intel.
En 1440p la balanza se equilibra un poco, y el 9900X tan solo es un 1% más rápido, mientras que el 7800X3D aún tiene margen con un 7%.
Finalmente en 4K la GPU manda, y aun así también ambas CPU de AMD son un 1% más rápidas.
En este Intel Core Ultra 7 265K nos parece interesante evaluar el rendimiento en los modos 125W equivalente al modo Eco, y la configuración de stock.
En benchmarks con el modo ahorro que hemos fijado manualmente obtenemos un descenso de rendimiento puro en multi-core del 12% en CB 2024 y del 15% en CB R23, mientras que en single-core las cifras se mantienen similares.
En las pruebas de 3DMark la influencia es mucho menor, y las cifras apenas oscilan en un 5%, incluso mejora el dato en Fire Strike.
Las diferencias en juegos son muy pequeñas en 1080p, hablamos de un 1% de media por debajo de la configuración de stock, así que es un estado perfecto para esta CPU si queremos ahorrar un poco de consumo y mejorar temperaturas mientras jugamos.
Continuamos testeando los modos de configuración anteriores, añadiendo también una configuración de OC manual para comprobar hasta dónde podemos llegar con esta unidad el Intel Core Ultra 7 265K.
Volvemos al modo Eco a 125W de consumo, donde la CPU opera a 3,8 GHz @0,923V en P-core y 3,8 – 4,0 GHz @0,965V en E-core, con relojes bastante estables, y frecuencias inferiores al Ultra 9 285K.
Digamos que la ausencia de 4 E-core no ha mejorado las frecuencias vs consumo en esta CPU, cuando lo normal sería que sí ocurriese esto, al tener 4 núcleos menos consumiendo energía.
En el perfil de Stock se obtiene temperaturas medias más elevadas de lo que esperábamos, pero se debe a que este 265K prácticamente está consumiendo lo mismo que el Ultra 9 285K en el mismo estado, variando apenas 5W.
En este estado, la CPU opera a 5,2 GHz @1,176V máximo en P-core y 4,6 GHz @1,147V en E-core.
Habilitamos el perfil Extreme, removiendo todos los límites de temperatura y consumo, obteniendo un consumo máximo de 307W casi constante bajo estrés, alcanzando los 5,2 GHz @1,189V en P-core y 4,6 GHz @1,152V en E-core constantes.
En este estado, los núcleos hacen thermal throttling ocasionalmente, y las temperaturas alcanzan los 105ºC, es decir, el TjMax. No es una configuración recomendable para la vida de la CPU
Finalmente, llevamos a cabo un Overclocking manual a través de la BIOS, aplicando una frecuencia de 5,4 GHz @1,20V en P-core, dejando los E-core en configuración de stock. La configuración es bastante estable bajo procesos de estrés continuados.
En esta configuración hemos conseguido un rendimiento puro ligeramente superior a la CPU en stock, y al mismo tiempo un consumo individual de tan solo 201W y temperaturas inferiores a 80ºC, mejorando así el modo Extreme.
Con un par de décimas de voltaje más, la CPU es completamente estable, pero aquí se trata de ajustar al máximo para ver hasta dónde llegamos. A 5,5 GHz no es estable esta unidad.
Hemos utilizado Prime95 para estresar la CPU, comprobando temperaturas y consumo, tanto a su velocidad de stock como en overclocking. El consumo medido es de todo el banco de pruebas al completo (excepto monitor), mientras que las temperaturas se han monitorizado con HWiNFO.
Estudiamos antes de nada las temperaturas del Intel Core Ultra 7 265K, donde tenemos una media bajo estés bastante peor que la del R9 9900X, de hecho supera al 285K por 5ºC, siendo más exigente que la propia CPU tope de gama de Intel. En OC controlando vemos que las condiciones mejoran a costa de estabilidad.
Aunque esta CPU ha mejorado su consumo, aún sigue estando bastante por encima de las CPU AMD, y control el 9900X de similar rendimiento, tenemos que el Intel consume casi 100W más, que es un 40% de diferencia.
Llegamos al final de esta review técnica del segundo procesador más potente de la arquitectura Arrow Lake, el cual cumple en rendimiento bruto, pero se desinfla un poco en gaming frente a su rival de AMD y el propio Ultra 5 245K en algunos juegos.
Esto nos deja claro que, si queremos una CPU para renderizado o multitarea con alta potencia bruta, será una buena opción si el presupuesto no nos da para el 285K, pero para gaming, mejor escoger un Ultra 5 más barato.
Intel prometió mejorar consumos, y, por tanto, eficiencia, con la vuelta al Mono-Núcleo. Es cierto que las cifras mejoran respecto a 14000K, pero estamos lejos de AMD Zen 5. Hablamos de un 40% menos de consumo para el AMD 9900X, y el procesador de Intel tan solo lo aventaja en un 10 – 20% de rendimiento bruto a lo sumo.
En consecuencia, las temperaturas medias también resultan elevadas, incluso más que en el 285K con la misma solución térmica, entonces, el perfil extreme es, como dice su nombre, demasiado extremo, mientras que en overclocking/undervolting manual sí que podemos conseguir bajar temperaturas y consumo con buena estabilidad.
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La mejora de eficiencia se nota en gran medida adoptando un perfil Eco a 125W, es decir, el consumo base de la CPU. Con él se mantienen los datos en gaming y en rendimiento bruto se pierde en torno al 13%, cifra bastante aceptable para la mejora de temperaturas y consumo que obtenemos, con casi 30ºC y 127W respectivamente.
Por lo demás, tenemos una plataforma sumamente potente con esos 16+4 carriles Gen5+Gen4 por parte de la CPU y 24 Gen4 por parte del chipset Z890, consiguiendo placas base increíbles en cuanto a ranuras PCIe y NVMe, así como cantidad de puertos USB y red, aunque AMD tampoco se queda atrás en este caso.
El Intel Core Ultra 7 265K está disponible por un precio de 450€, aunque lo hemos visto por 420€ en ofertas del Black Friday en PcComponentes o Amazon, frente a los 476€ del R9 9900X.
¿Cuál elegiríamos? Pues sinceramente el 9900X es una mejor opción excepto alguna oferta jugosa, además, la plataforma AM5 es más duradera en el tiempo, tiene mejor eficiencia y temperaturas. Intel es más potente en cifras totales, sí, pero pierde atractivo con el resto de datos.
No decimos que sea una mala CPU, de hecho es muy potente, pero por ejemplo, si nos centramos en gaming, elegiríamos un 245K que es más económico y por núcleos, mucho más potente que los Ryzne 5 y 6, mientras que si buscamos potencia bruta, el 285K es mejor opción que este Ultra 7.
VENTAJAS | INCONVENIENTES |
EXCELENTE COMPORTAMIENTO EN PBP=125W | DOWNGRADE EN DESEMPEÑO GAMING |
LA TECNOLOGÍA SINGLE-CORE MEJORA EL IPC EN PROCESOS, SUPERA AL 9900X | MEJOR EFICIENCIA, PERO NO TANTO COMO ZEN 5 |
ARQUITECTURA DE 3 NM CON NPU INTEGRADA | LA NPU E IGPU PODRÍAN SER MÁS POTENTES |
CAPACIDAD PARA RAM <9000 MHZ | TEMPERATURAS DE STOCK ELEVADAS |
PLATAFORMA Z890 CON GRAN CONECTIVIDAD IDEAL PARA CREADORES |
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