Aunque los entusiastas y profesionales buscan lo más top del mercado actual, muchos usuarios quieren una buena configuración de PC sin invertir demasiado. Para ellos, les mostramos cómo elegir los mejores procesadores por menos de 300 euros y les damos algunas recomendaciones para elegir el correcto.
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ntes de nada, es importante destacar cuáles son los factores clave para elegir un procesador de menos de 300 euros. En principio, van a ser los mismos que para elegir cualquier otro procesador, pero filtrando solo los candidatos que estén por debajo de ese valor. Dicho esto, vamos a ver punto a punto cómo elegir el mejor:
Muchos usuarios se suelen centrar en otros detalles como la cantidad de núcleos o la frecuencia de reloj, pero una de las cosas en las que te debes fijar primero es en la generación de la CPU o microarquitectura. De ella dependerá en gran medida el rendimiento y la eficiencia, incluso puede ser frecuente que una unidad con una microarquitectura más avanzada pueda rendir más que otra con microarquitectura de generaciónes anteriores a pesar de que ésta última dispone de más núcleos y/o mayor frecuencia de reloj.
Diferentes microarquitecturas ofrecen diferentes fortalezas, algunas pueden destacar más en un tipo de tarea que en otro, aunque la verdad es que tanto AMD como Intel están bastante igualados en la actualidad.
Los núcleos físicos son los «cerebros», la cantidad de procesadores que incluye. Mientras que los hilos (threads), o núcleos lógicos, permiten que un núcleo se «desdoble» y gestione múltiples tareas a la vez (SMT o Simultaneous MultiThreading). Si comparamos dos procesadores de la misma generación, a mayor cantidad de núcleos, mayor rendimiento. Por eso Ryzen 3<Ryzen 5<Ryzen 7<Ryzen 9 o Core i3<Core i5<Core i7<Core i9, en cuanto a rendimiento dentro de una misma generación.
Ten en cuenta también que el mayor paralelismo conseguido por más núcleos y más hilos beneficia más a unas cargas de trabajo que a otras. Por ejemplo, cuando se realizan tareas como la compilación, virtualización, codificación, etc., tener más núcleos puede marcar la diferencia. En cambio, para otras cargas no optimizadas para aprovechar más núcleos, como el caso de algunos videojuegos, no importará tanto la cantidad, sino la «calidad», es decir, el rendimiento single-core (véase microarquitectura) y la frecuencia de reloj.
La frecuencia de reloj es la velocidad a la que el procesador trabaja, como el ritmo que marca para realizar pasos o tareas elementales. Una frecuencia más alta generalmente significa un mejor rendimiento en tareas que dependen de un solo núcleo, como gaming o aplicaciones que no están optimizadas para múltiples núcleos.
Por otro lado, ten en cuenta que los actuales procesadores tienen escalado dinámico de frecuencia y voltaje para ser más eficientes, disipar menos calor, y obtener mayor rendimiento cuando sea necesario. Para ésto último está el modo Turbo, en el que se permite que el procesador trabaje a mayores frecuencias para rendir mejor durante unos instantes. Por tanto, para esas cargas de trabajo donde la frecuencia y el rendimiento single-core importa más, es importante fijarse también en que el procesador tenga la mayor frecuencia turbo.
Como sabrás, la memoria caché es una memoria rápida integrada en el procesador que almacena datos y instrucciones frecuentemente utilizados, mejorando el rendimiento. De esta manera, la CPU no tendrá que buscar las instrucciones y datos en la memoria principal o RAM, cuyo acceso se penaliza con más ciclos de reloj desperdiciados. En cambio, recuperar estos datos o instrucciones de un nivel de la caché supondrá menos ciclos de reloj, por tanto, mayor rapidez.
Más caché generalmente significa un mejor rendimiento, especialmente en tareas que requieren acceso frecuente a la memoria. Por ejemplo, para tareas como el renderizado 3D o el gaming, tener una gran memoria caché, como la L3, es beneficioso. En este caso, AMD está por delante con sus unidades X3D, es decir, las que incluyen tecnología 3D V-Cache, siendo las reinas en las comparativas con videojuegos.
Esto también es importante, ya que un procesador eficiente energéticamente, es decir, con TDP inferior, genera menos calor, lo que evitará que tengas que tener unidades de refrigeración caras, y que el throttling térmico pueda afectar al rendimiento. Además, los ventiladores trabajarán a velocidades más bajas, y menos RPM significa más silencioso. No solo eso, menor potencia también significa menor consumo eléctrico, lo cual también es importante.
Para finalizar, también podría ser interesante considerar otros aspectos, como por ejemplo si es compatible con la plataforma (socket/chipset) de tu placa base, si lo que buscas es un procesador para actualizar tu configuración. Lo mismo para tu memoria RAM, ver si está soportada por el controlador de memoria integrado en la CPU o si vas a necesitar otra RAM diferente, como la DDR5, lo cual supone un gasto extra.
También puedes ver otros de los mejores procesadores del mercado aquí
Por último, vamos a ver algunos de los mejores procesadores por menos de 300 euros que te recomendamos.
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