La mayoría de las empresas que contratan servidores físicos para alojar sus páginas web o sus aplicaciones online se enfrentan al problema de la escalabilidad y la flexibilidad a la hora de gestionar estos servidores. Un servidor físico ofrece un servicio bastante más rígido que un servidor virtual, de manera que puede verse muy limitado cuando la demanda es mayor a la esperada, o puede ser demasiado caro si es inferior.
Otro problema consiste en la velocidad de carga, sobre todo si consideramos la ubicación geográfica de los servidores. Resulta mucho más sencillo contratar servicios de VPS para descentralizar el acceso a una página web y agilizar los tiempos de carga en distintas áreas del mundo, mientras que conseguir resultados similares con un servidor físico es bastante más complicado y, sobre todo, muy costoso.
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La gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas se benefician de la contratación de servidores VPS en contraste con los servidores tradicionales, sobre todo porque les permite comenzar a trabajar desde muy poco dinero. Al contratar un servidor VPS en Hostinger, el plan inicial comienza desde apenas 5,49 € al mes, con 50 GB de espacio en disco NVMe y 4 TB de ancho de banda. Más que suficiente para cualquier pequeña start-up.
Este bajo precio es ideal para comenzar a trabajar en nuestra plataforma web o nuestra aplicación online sin tener que preocuparnos por el costo del alojamiento y sin necesidad de calcular de antemano cuáles serán nuestras necesidades futuras. Al fin y al cabo, el proyecto de la empresa solamente está empezando su recorrido, de manera que la demanda puede cambiar considerablemente a medida que evolucione.
Este tipo de servidores nos permiten ajustar nuestro plan de alojamiento según sea necesario, aumentando la capacidad del servidor a medida que lo hace la demanda, o reduciéndola si vemos que la capacidad inicial es superior a lo que habíamos previsto. Todo esto sin necesidad de configurar nuevos servidores, y ahorrando muchísimo tiempo y recursos que podremos destinar a otros aspectos del desarrollo de nuestra compañía.
Aunque los servidores físicos pueden ofrecernos un mayor control sobre la seguridad digital, lo cierto es que los servidores virtuales nos permiten alojar nuestra web o nuestra aplicación online con plenas garantías de ciberseguridad. Si bien es posible que un servidor físico a cargo del proveedor aloje plataformas web o aplicaciones de diferentes clientes, las medidas de ciberseguridad se adoptan a gran escala y están a cargo de personal especializado.
Los servidores virtuales cuentan con un firewall de última generación y están preparados para resistir todo tipo de ataques DDoS. Además, son inspeccionados por herramientas anti-malware de manera rutinaria, y, por supuesto, podremos instalar después diferentes widgets de seguridad digital en nuestra web o en nuestra aplicación para reforzar la seguridad todavía más por nuestra parte.
Gestionar servidores físicos en nuestra propia compañía puede tener un costo muy elevado en términos de hardware. La inversión inicial se situaría en varios miles de euros incluso si queremos limitarnos a un servidor de capacidad mínima. Pero ese no es el único problema. El hardware informático evoluciona muy rápidamente, así que corremos el riesgo de que el servidor quede obsoleto en muy poco tiempo.
Reemplazar el hardware de estos servidores –para evitar su obsolescencia o para sustituir componentes dañados– es muy caro, así que las pequeñas y medianas empresas solo pueden hacerlo cada varios años. En cambio, Las grandes empresas dedicadas al hosting cuentan con miles de servidores físicos y renuevan continuamente sus servidores más antiguos, sustituyendo además en cuestión de horas los componentes que dejan de funcionar.
Nuestra empresa no tendrá que pagar nada para contar con un hardware de última generación en sus servidores virtuales. Todo estará incluido en el pago mensual o anual de nuestra suscripción, y el proveedor del servidor estará a cargo de todo lo demás. La diferencia de la inversión económica es abismal para las pequeñas y medianas empresas, que sencillamente no tienen alicientes para configurar sus propios servidores físicos.
No debemos olvidar el ahorro del personal informático que se deriva de la contratación de un servidor VPS. Además del costo de la instalación y el mantenimiento de los servidores físicos, una empresa también tiene que pagar al menos a un especialista para que los gestione de manera presencial. En cambio, los servidores virtuales no requieren de personal especializado para su gestión, lo que permite ahorrar en su contratación.
Solamente necesitaremos personal para el desarrollo de nuestro proyecto web o nuestra aplicación móvil, y en muchos casos podremos simplemente contratar a freelancers para aspectos puntuales del desarrollo. El ahorro en nóminas sencillamente es enorme, con lo que solo las grandes empresas podrían beneficiarse del uso de servidores físicos.
Si tu empresa no tiene un alcance realmente masivo a nivel nacional o internacional, con volúmenes de venta y tráfico muy altos, optar por servidores físicos no tiene sentido. Los servidores virtuales te ofrecen las mejores ventajas en cuanto su costo, flexibilidad, escalabilidad y mantenimiento, desde precios inferiores a los 6 € por mes.
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