60 vs 120 FPS, ¿realmente se nota este salto de rendimiento? En este artículo, vamos a echar un vistazo a los motivos que explican cómo duplicar una tasa de fotogramas de 60 fps nos puede venir muy bien en cuanto a nuestra experiencia de juego e incluso nuestras «skills» al jugar. También te daremos unos truquillos para optimizar los FPS al máximo. ¡Vamos allá!
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Cuando hablamos de FPS nos referimos a una unidad de medición, los fotogramas por segundo de un juego. Expliquémoslo de manera simplificada: básicamente, todos los movimientos que vemos en pantalla se consiguen gracias a que se generan múltiples imágenes por segundo. Cada una de estas imágenes son totalmente estáticas, pero los objetos se van moviendo progresivamente, dándonos la sensación de estar ante un movimiento real.
Por tanto, la importancia de los FPS es evidente: más fotogramas por segundo significa un movimiento más fluido. Por ejemplo, si un objeto se va a mover del punto A al punto B en 1 segundo, es mejor que se represente por 120 imágenes (120 FPS) que por 60 imágenes (60 FPS), porque así cada una de esas imágenes se estará moviendo mucho menos y tendremos una sensación de más fluidez.
Más fluidez = más diversión
Ahora bien, recordemos que la mayoría de los vídeos que vemos, incluido todo el cine, series y programas de televisión, funcionan a tan solo 25-30 FPS, y disfrutamos de una fluidez bastante buena. Esto abre debates sobre cuántos FPS ve el ojo, donde algunos dicen que no podemos distinguir más allá de 30 fps.
Se trata de algo totalmente falaz, y el hecho de que nos sirvan 25-30 FPS en vídeo se debe simplemente a que no se trata de un renderizado en tiempo real, sino que es contenido ya grabado, editado y producido. En un juego necesitamos mucha más fluidez de movimiento porque nuestro ordenador o consola tiene que estar renderizando y produciendo imágenes totalmente nuevas e impredecibles de forma constante.
Ya mostramos en nuestro artículo de 60 FPS vs 30 FPS que tanto en juegos como en vídeo se nota mucho la diferencia. Ahora bien, la cuestión es que si volvemos a duplicar la mejora y llegamos a los 120 FPS no tenemos por qué disfrutar de una mejoría tan grande. Nuestra tarea ahora es analizar hasta qué punto nos interesa o no. Nos centraremos en juegos porque en vídeo 120 FPS se usa poquito.
Vamos a ver ahora en qué situaciones se puede decir que un paso de los 60 FPS a los 120 FPS se nota mucho, y cuándo resulta en una diferencia más discreta. Empezaremos hablando de los shooters, que es la situación donde sin ninguna duda nos irá mejor.
En juegos relacionados con los eSports, como los shooters y competitivos, una diferencia grande de FPS puede suponer que tengamos un mucho mejor desempeño y que juguemos mejor. Esto es algo muy relacionado con la precisión y la latencia, y se nota especialmente si tienes un monitor de más Hz, que es de lo que te hablaremos enseguida.
Los jugadores más exigentes de títulos como CS:GO están obsesionados con maximizar los FPS, y es por un buen motivo.
Cualquier shooter se beneficia de las mejoras de tasa de fotogramas, incluso juegos como Fortnite, donde 60 vs 120 FPS pueden ser determinantes, como demuestran los test de NVIDIA.
Y es que NVIDIA tiene una campaña llamada «más frames ganan partidas», donde buscan demostrar cómo el aumento de los FPS está asociado con un mejor desempeño en juegos competitivos. Evidentemente, hay un conflicto de interés porque ellos te quieren vender las tarjetas gráficas más caras, pero se puede decir que tienen razón.
Recuerda que una cosa son los FPS a los que renderiza el juego, y otra los FPS que podemos visualizar a través del monitor, esto depende de su tasa de refresco. Y es que el monitor actualiza la imagen a una frecuencia determinada, en los más normales son 60 Hz, lo que significa que actualiza la imagen 60 veces por segundo.
Luego te explicaremos que, aunque tengas un monitor de 60 Hz, ir a 120 FPS puede ser de tu beneficio, aunque en principio no puedas «verlo» porque el verdadero cambio de fluidez está ahí si tienes 120Hz o más en tu monitor.
Lo que sí queremos explicar en esta sección es que si el juego no va a los mismos FPS que los Hz de tu monitor puedes sufrir un molesto efecto llamado tearing. Ante ello hay 2 alternativas:
Lo del VRR es importantísimo, porque lo que hace es sincronizar los Hz del monitor con los FPS del juego en cada momento.
¿Y qué hay del resto de juegos? Lo cierto es que pasar de 60 FPS a 120 FPS se va a notar claramente si se trata de un juego donde haya cierta velocidad, por ejemplo en simuladores de conducción.
Si tenemos un monitor con 120Hz o más, lo vamos a notar sí o sí en cualquier tipo de juego, incluso si tiene una historia lenta, simplemente porque ya de por sí notamos el cambio de 60Hz a 120Hz en el escritorio, moviendo ventanas.
Sin bromas, esto siempre se nota, solo alguna gente no se fija lo suficiente, pero si crees que tu monitor de 120Hz o más se ve igual de fluido que uno de 60Hz en tareas normales, a lo mejor es que lo estás usando a 60Hz sin querer. En un caso así, revisa nuestro artículo sobre cómo cambiar los Hz en Windows 11.
Ya hemos dejado muy claro que hay juegos como los shooters donde nos vamos a beneficiar de más FPS incluso si superan los Hz de nuestro monitor, ¿pero qué pasa con otro tipo de juegos? ¿Dónde notaré la fluidez?
Aquí la cuestión es simple: sí, 60 FPS son muy jugables, pero si esa es nuestra media de FPS, entonces los FPS mínimos estarán inevitablemente por debajo. Lo normal es que en un juego haya caídas de tasa de fotogramas bastante fuertes por todo tipo de situaciones, como por ejemplo escenarios concretos en los que hay muchas partículas renderizándose.
Aunque tengas un monitor de 60 Hz, si consigues ir a más FPS evitarás problemas de fluidez y bajo frametime por FPS mínimos.
Imaginemos el caso de tener una media de 60 FPS con caídas de 30, y una media de 120 FPS con caídas de 60. Sin duda, en este último caso la fluidez añadida se notará muchísimo, por mucho que usemos un monitor de 60 Hz.
Incluso si mantenemos unos FPS aparentemente constantes, interviene el concepto de frametime, íntimamente relacionado con los FPS, y que nos sirve para detectar los tirones concretos que tiene el juego. Si nuestra tasa de fotogramas no es estable y tiene «microcortes», es mucho mejor que nos pase a 120 FPS que a 60 FPS.
En todo caso, a estas alturas nuestra recomendación es que apuestes por un monitor de 144Hz como mínimo, y si puede ser IPS mucho mejor. Esa es la mejor combinación posible en relación calidad-precio para jugar, pues además tendrá poco ghosting y buenos tiempos de respuesta. Échale un vistazo a nuestra guía de mejores monitores para más.
Por supuesto, no podemos tener los FPS que nosotros queramos, sino que depende de lo que nuestro ordenador sea capaz de renderizar en cada momento. Pero nosotros tenemos la capacidad de intentar mejorar la tasa de fotogramas, básicamente mediante 3 formas:
Tenemos más artículos en los que te enseñamos claves importantes para aumentar tu tasa de fotogramas, como son cómo optimizar el rendimiento en juegos de tu PC o cómo mejorar FPS de tu ordenador. No dudes echarles un vistazo.
Con esto finaliza nuestra comparativa de 60 vs 120 FPS, esperamos que haya sido de utilidad y te invitamos a dar tu opinión en los comentarios 😉
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