Objetivo: buscar la mejor calidad de audio en PC, por lo que debemos comparar la tarjeta de sonido dedicada vs integrada.
Muchos pensáis que con tener una placa base decente y usar auriculares estáis más que servidos, pero claramente hay un mundo de posibilidades en el audio. Un mundo nada barato que eleva nuestra experiencia en PC a otro nivel. Sé que muchos optáis por placas base que vienen con un buen DAC, salidas ópticas y toda la farándula, pero, ¿pueden contra una dedicada?
Índice de contenidos
Vamos a ver qué es importante en una tarjeta de sonido, debiendo definir ciertos conceptos básicos para saber diferenciar bien las prestaciones de una y otra opción.
De entrada, deciros que el mundo anglosajón no habla de «sound boards», sino de «sound interface» (interfaz de sonido). En el mundo hispanohablante, nos referimos como tarjeta de sonido: sea profesional, externa, interna o integrada.
Hay 2 formatos de audio: analógico y digital. En lo que se refiere al PC, hablamos de señales digitales o de audio digital. El tema está en que los altavoces o auriculares producen señales analógicas, que deben convertir la señal digital en analógica para reproducir sonidos.
Este proceso de conversión es clave y ahí entran los DAC (Digital-to-Analog Converter), que están presentes en cualquier tarjeta de sonido integrada o dedicada.
La constante evolución e innovación en las tarjetas de sonido integradas por parte de MSI, ASUS, GIGABYTE y ASRock provoca que las marcas de tarjetas de sonido integradas se lo curren.
Entre toda esta guerra, surgen los DAC como dispositivo independiente de una tarjeta de sonido. El DAC es un convertidor de señal digital a analógica, los cuales se conectan al PC y tienen una salida con un jack. Si tenemos unos auriculares Hi-Fi y lo conectamos a un dispositivo normal, no vamos a aprovechar su máximo potencial. En cambio, si conectamos esos auriculares a un DAC, la experiencia de audio es de otro nivel, al igual que ocurre con los altavoces.
Concretamente, el proceso es el siguiente:
Un DAC externo está un escalón por encima en términos de conversión de señales, lo que lleva a más precisión y mejor calidad de sonido. Claro está, todo en comparación con una tarjeta de sonido integrada en la placa base, que es el 90% de los casos.
Sin embargo, hay tarjetas de sonido o interfaces realmente buenas que mejoran lo que hacen un «simple DAC», pero aquí debemos definir qué buscamos:
Si solo buscáis lo primero, os adelanto que os bastará con un DAC, pero si queréis ir más allá… debéis ir a por la tarjeta de sonido externa o dedicada.
Quizás, el aspecto más importante en esta comparativa de tarjeta de sonido integrada vs dedicada porque aquí las necesidades van a hacernos descartar muchos modelos.
Las entradas de la tarjeta de sonido dan paso a los micrófonos que queremos conectar a ésta para grabar voz, así como cualquier instrumento con el que toquemos. Al contrario, las salidas se usan para los monitores (pasivos o activos) y los auriculares.
Podréis comprobar que, dependiendo de la tarjeta o interfaz de sonido que miremos, tendremos más salidas o más entradas. Pues bien, si vais a usar auriculares, micrófono y monitores, necesitaréis más salidas que entradas, bastando una para un micrófono; siempre y cuando el micrófono use interfaz XLR y no sea TRS, jack o USB.
Ojo con las entradas y salidas MIDI porque enviar y recibir datos MIDI desde la interfaz, así que tenedlo en cuenta a la hora de usar un teclado MIDI, instrumentos o algo por el estilo.
Lo que más vais a encontrar en una tarjeta de sonido son jacks de 1/4, interfaces XLR, salidas ópticas, RCA, BNC y DIN 41524 para las entradas/salidas MIDI.
La frecuencia de muestreo es esencial y mide el número de veces que se muestra la señal de audio digital por segundo. Solemos ver este valor frecuentemente, y es que las frecuencias de muestreo típicas van desde 44.1 kHz hasta 192 kHz.
Se dice que te da una calidad de superior cuanta mayor frecuencia de muestreo tengas porque podremos grabar a altas frecuencias. Sin embargo, con 44.1 o 48 kHz nos va a ir de lujo, y no hace falta aspirar a más porque con dichas frecuencias podemos abarcar la mayoría de situaciones.
La profundidad de bits se trata de un número de valores que se asignan a cada muestra. Normalmente, la profundidad de bits suele oscilar entre 16-bit y 32-bit float, aunque la mayoría de interfaces de sonido se mueven entre 16 y 24 bits.
Esto nos sirve para tener menor ruido cuando estamos grabando, y os recomendamos oscilar entre 16 y 24 bits, aunque la última opción solo va a ser útil en determinadas circunstancias específicas.
El Preamp noise os va a interesar si usáis un micrófono dinámico con salida XLR porque son micrófonos con un nivel de señal bastante bajo. De ahí que necesitemos preamplificarlos correctamente sin que haya ruido por detrás.
Debéis fijaros en el número de dBu(A): cuantos menos sean, mejores. Es decir, –130 es un gran valor para el preamplificador. Todo esto no es de utilidad cuando hablamos de un micrófono de condensador, debiendo afinar bien en la compra del micro: aseguraros que tiene un nivel de sonido bajo (equivalent noise level): 15 dBA o menos.
Llamamos latencia al retraso producido entre la entrada y la salida en una tarjeta de sonido, clave en el duelo de dedicada vs integrada. Nos referimos al tiempo que tarda una señal en llegar a una entrada analógica (XLR o jack, por ejemplo) tras haber sido convertida.
Un apunte interesante es el tamaño del búfer del DAW, que es la cantidad de tiempo que nuestro PC tarda en procesar una señal de audio de entrada.
Por norma general, no percibimos latencias inferiores a 12 ms, pero sí cuando superan los 20 ms. Lógicamente, cuanto más cerca de 0 ms esté, mejor tarjeta de sonido tendremos, pero esto se paga con euros.
¿Voy al resumen? Las tablas definitivas que compara la tarjeta de sonido dedicada vs integrada es la siguiente:
VENTAJAS | |
Integrada | Dedicada |
Mucho más económica | Calidad de audio superior |
No ocupa una ranura PCI-Express o puertos USB | Más diversidad de interfaces analógicas |
Menos consumo | Más versátil para distintos usos |
DESVENTAJAS | |
Integrada | Dedicada |
Peor calidad de audio, debiendo acudir a placas base con chipsets entusiastas de +300€ | Una de valor cuesta mucho dinero |
Opciones de salidas y entradas limitadas | Usos específicos que poco tienen que ver con el mainstream |
Usos limitados, centrándose en gaming | Los mejores modelos no están en todas las tiendas |
Tal y como reza las tablas de ventajas y desventajas de este duelo entre tarjeta de sonido dedicada vs integrada, una opción más interesante es lo que ofrece un modelo dedicado.
Dicho esto, hay un inmenso mercado de tarjetas de sonido dedicadas, y cómo sé que vais a mirar en Amazon o PcComponentes… me adelanto. En PcComponentes, la mayoría de modelos se centran en gaming, habiendo mucho ASUS, Creative y alguna marca más «Hi-Fi» como FiiO.
No nos paga nadie, pero Amazon sí que tiene un catálogo de tarjetas de sonido dedicadas más allá del gaming, encontrando las magníficas Fosucrite Scarlett, Behringer, M-Audio, Komplete, Presonus o alguna marca TOP. Dicho esto, si quieres una buena tarjeta de sonido dedicada me iría a Thomann sin pensármelo. Huye de marcas nada conocidas con muchas reseñas, en el mundo de audio nadie da mucho por poco.
Las tarjetas de sonido dedicadas suelen venir en formato USB o PCI-Express, pero las que vienen en USB son más interesantes porque ofrecen interfaces XLR o alguna más que un simple jack o audio óptico (salvo que os vayáis a tarjetas PCI que cuestan un dineral). Las tarjetas
Así que:
Te recomendamos las mejores tarjetas de sonido del mercado
Espero que te haya sido de interés este tutorial. Si tienes alguna duda, comenta abajo y te responderemos en breve.
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