El backplate de una tarjeta gráfica es una de las partes más visibles cuando la montamos en nuestro equipo, sobre todo si lo hacemos en horizontal. Por ello, cabe preguntarse cuáles son sus beneficios y si realmente deberíamos comprar una GPU con esta pieza o no. Ya adelantamos que el backplate suele traer consigo bastantes ventajas, así que generalmente deberíamos comprar tarjetas gráficas que lo incluyan. Aun así, es muy importante que analices los motivos concretos para que puedas decidir por tu cuenta, ¡así que sigue leyendo!
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«Backplate» viene del inglés «placa posterior» o «placa trasera», lo que explica con bastante claridad qué es en una tarjeta gráfica: se trata de una placa, generalmente de metal, que se sitúa en el lado trasero de la tarjeta gráfica.
Entendemos que hay dos lados en una tarjeta gráfica: el delantero, donde se sitúa el chip principal de la GPU y las memorias y donde se coloca su grueso disipador de aluminio, y el trasero, donde se encuentran solo condensadores SMD y demás componentes electrónicos muy pequeños.
Este lado trasero solía estar «al aire», ya que en principio no requiere ningún tipo de refrigeración especial, pero desde hace muchos años las tarjetas gráficas para gaming y las profesionales incluyen este backplate en la mayoría de los casos. Como decimos, suele ser simplemente una pieza de metal de poco grosor, y de forma rectangular, con algunas variaciones para darle un toque único a alguna GPU.
Ahora debemos resolver a la importante duda que centra nuestro artículo: ¿hasta qué punto estamos ante un simple elemento de márketing o algo realmente útil? Vamos a ver que hay bastantes beneficios a tener en cuenta.
En todo momento vamos a pensar en los beneficios de un backplate de metal, hay alguna que otra tarjeta gráfica que tiene un backplate de plástico, donde hablaremos casi únicamente de un beneficio estético.
El primer beneficio y el más evidente es el estético. En cualquier PC gaming nos importa un poco la estética, aunque no pongamos un empeño exagerado en esto. Pues bien, la parte trasera de la tarjeta gráfica es la más visible, más aunque el disipador, que es en lo que más nos fijamos cuando la compramos.
En la mayoría de PC solo veremos el lateral y la parte trasera de la gráfica, por lo que el backplate se convierte en el elemento más visible.
El beneficio estético viene de ocultar todo el «lío» de pequeños componentes electrónicos de la parte trasera de la GPU, y sustituirlo por esta elegante placa metálica, dotando al equipo de una atractividad muy superior.
Las tarjetas gráficas son cada vez más pesadas y grandes, ante las necesidades de disipación y la mejora continua de calidad de los fabricantes. Por ello, cada vez hay más preocupaciones sobre la posibilidad de que la gráfica se doble, e incluso hay un concepto en inglés denominado «GPU sagging».
En concreto, la tarjeta gráfica se dobla cuando el slot PCIe en el que la tenemos conectada no puede aguantar su peso. Hay dos grandes soluciones contra este problema, una de ellas son las protecciones metálicas de los slots PCIe que incluyen las placas base modernas, y la otra es simplemente el backplate.
Recuerda que un soporte de tarjeta gráfica también te puede venir muy bien para ayudar a aguantarla recta.
Como pieza metálica, el backplate ayuda a distribuir y soportar el gran peso de la GPU, de forma que queda una estructura más estable y menos susceptible a sufrir este temible sagging. Evidentemente, el grado de protección es algo que depende de cada diseño concreto, pero en general suele ser una ventaja de los backplates.
Pero las ventajas de protección no quedan aquí. El backplate de una tarjeta gráfica nos puede ayudar a evitar la entrada de polvo en su sensible parte trasera, evitando los problemas que puede provocar este gran enemigo de los componentes electrónicos.
Además, cuando queramos limpiar el polvo simplemente nos llegará con darle una pasada al backplate, sin tener que tocar con nada todas las piezas de la parte trasera.
No debemos olvidarnos de la protección física de esta parte de la GPU. Imagina que estás montando el PC y se te cae un destornillador encima del backplate, seguramente no pase nada, mientras que si el backplate está ausente podrías dañar algún pequeño condensador o resistencia y romper la GPU por completo.
Vamos con el punto más polémico en este análisis sobre el backplate de una tarjeta gráfica, y es que no hay un consenso sobre si el backplate ayuda a refrigerar la GPU.
Lo primero y lo más evidente es decir que depende de cada caso, y que por ejemplo un backplate de plástico no proporcionaría ninguna refrigeración, o incluso lo empeoraría. Pero es que el metal tiene una gran conductividad térmica, por lo que tendría sentido pensar en los poderes de refrigeración.
Personalmente, os puedo hablar del campo en el que soy más experto, las fuentes de alimentación, que se montan normalmente hacia abajo, por lo que se podría decir que su placa metálica es una especie de backplate: pues bien, el tema es que en una fuente hay un consenso absoluto sobre las ventajas de esa placa metálica en su refrigeración. ¿Por qué no va a ocurrir lo mismo en una tarjeta gráfica?
A lo mejor, en tarjetas gráficas no está tan claro porque podría haber un empeño demasiado grande en la estética del backplate más que en su utilidad. Pero por norma general el backplate debería ayudar a distribuir el calor y permitir una mejor refrigeración, sobre todo cuando se coloca en una caja con un buen flujo de aire. Hay datos que apoyan esta teoría, y son los medidos por el creador del famoso Igor’s Lab:
En sus resultados con una tarjeta gráfica de gama media (que suelen tener un backplate bastante más normalillo), el uso de esta placa trasera redujo hasta 8 grados la temperatura de la tarjeta gráfica, que no es poco, mientras que el hotspot (la parte más caliente del PCB) se quedó en una reducción de 3 grados.
Está claro que los beneficios van a depender de cada caso concreto. De hecho, Igor ya nos indica que los beneficios son mayores «cuando el disipador no es bueno», es decir, cuando la tarjeta gráfica tiene un sistema de refrigeración bastante malo. Entonces, no debería ayudar en GPU de gama alta, pero ahí da igual porque cualquier gráfica de gama alta tiene backplate.
Aunque la polémica no se cierre del todo, los datos que hay apoyan el uso de un backplate para aumentar la refrigeración de una tarjeta gráfica.
Como resumen final, estos serían los beneficios de tener una tarjeta gráfica con backplate:
Hace unos años, tener un backplate en la tarjeta gráfica podía implicar la compra de un modelo superior bastante más caro. Los ensambladores solían dar una opción básica sin backplate, y otra que podía ser incluso igual en todo lo demás pero con backplate, por un precio bastante superior. En esos casos, pagar más por el backplate era algo que había que pensarse muy bien.
Pero ahora por norma general todas las tarjetas gráficas tienen backplate, sobre todo si estamos barajando GPUs de gama media, por muy barato que sea el ensamblador o el modelo concreto. Entonces, como la ausencia de backplate es la excepción más que la regla, nos parece obligado comprar una gráfica con backplate hoy en día.
Te recomendamos la lectura de las mejores tarjetas gráficas del mercado.
Debes asegurarte al comprar de que el backplate es al menos metálico, y a poder ser informarte en reviews para saber si cumple alguna función estética importante.
Esperamos que te hayan quedado claras las funciones y beneficios del backplate de una tarjeta gráfica. Si tienes cualquier duda, te leemos abajo en los comentarios.
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