Parece que los SSD PCIe 4.0 salieron ayer, pero tras salir la versión de PCI-Express 5.0 no son pocas las marcas que están lanzando estas unidades M.2. Analizamos los pros y los contras de estas unidades.
En un principio, las unidades SSD PCIe 4.0 en adelante parecen poco aprovechables para gaming o para el consumidor medio. Los SSD PCIe 4.0 ya tienen un precio accesible, por lo que el lanzamiento de PCIe 5.0 era un hecho. Vamos a investigar qué ventajas y desventajas ofrecen los SSD M.2 PCIe 5.0 NVMe de cara a los consumidores.
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En primer lugar, convendría explicar qué es la interfaz PCI-Express 5.0 para contextualizar cómo funciona este tipo de SSD M.2. Aunque lo explicamos de forma extensa en PCIe 5.0, vamos a abordar conceptos básicos y sobretodo relevantes de cara a entender todas las mejoras.
En PCIe tenemos carriles o cantidad de enlaces por ranura; teniendo varias ranuras en una placa base, veréis que cada una tendrá distintos carriles: x1, x2, x4, x8 o x16, normalmente. Cada carril o enlace tiene un ancho de banda y, dependiendo de la interfaz PCI-Express, podremos transmitir datos a una velocidad en ese ancho de banda de forma unidireccional o bidireccional.
En PCI-Express 5.0 tenemos un ancho de banda máximo teórico de 256 GB/s, pudiéndose transmitir en ambas direcciones a la vez. Dicho de otra manera, podemos leer y escribir 256 GB/s (32 GT/s) a la vez en un SSD M.2 PCIe 5.0. Este dato es completamente teórico porque está supeditado a los componentes de la unidad que queramos comprar o usar, así como a la pérdida de GB/s que surge de la sobrecarga.
Y ahora te preguntarás, ¿qué velocidad máxima teníamos en PCIe 4.0? La respuesta es 128 GB/s (16 GT/s), es decir, PCIe 5.0 tiene el doble de ancho de banda por carril. Así que, es esta es la principal novedad que trae PCI-Express 5.0.
Todo esto se traduce en muchos MB/s en los SSD PCIe 5.0, concretamente en unos 12.000 MB/s en el caso del Crucial T700, unos 10.000 MB/s en el Corsair MP700 y así consecutivamente. Normalmente, las velocidades de lectura secuenciales máximas se mueven entre 10.000 y 12.000 MB/s, pero es complicado ver velocidades de escritura que lleguen a esos niveles, siendo más común los 9000 MB/s en dicho caso.
Explicado esta interfaz, vamos con las ventajas del SSD M.2 PCIe 5.0 a la hora de comprarlo y usarlo.
Es la principal novedad y, también, la principal ventaja: dobla las velocidades de lectura y escritura de PCIe 4.0. Algunos pensará, ¿para qué tantos MB/s? Bueno, pregúntaselo a los editores de vídeo o de proyectos pesados que trabajan con códecs y tienen que escribir muchos datos.
En dicho caso, escribir un archivo de 32 GB en 4K con un SSD PCIe 5.0 puede superar en hasta 1000 FPS a un SSD PCIe 4.0. Poneros en el caso de que os dedicáis a dicho oficio y estáis todo el día editando vídeo… vais a ir a por el SSD PCIe 5.0 como locos.
Se ha observado en distintas pruebas sintéticas (3DMark) que el SSD PCI-Express 5.0 con NVMe logra reducir la latencia en un 20% e, incluso más. Al final, todo lo que sea acceder a la unidad pone de relieve la importancia de la latencia.
Esto también ocurría con los SSD PCIe 4.0, pero debemos decir que en las unidades PCIe 5.0 no necesitaremos disipadores gigantescos para funcionar a unas velocidades altas. La mayoría de las personas que equipan un SSD PCIe 5.0 suelen tener un buen setup, lo que implica una buena placa base.
Ya sabéis que las placas base mainstream o entusiastas suelen incorporar algún disipador para el SSD M.2. La buena noticia está en que no necesitaremos comprar ninguno aftermarket, sirviendo la mayoría de disipadores on-board.
Igualmente, os recomendamos monitorizar las temperaturas para evitar tener sustos.
Todo tiene su parte negativa, algo de lo que no se libran estas unidades SSD M.2. Por ello, te recopilamos las desventajas de los SSD M.2 PCIe 5.0.
Esta es la principal: necesitamos una placa base que sea compatible con PCI-Express 5.0. Seguramente obligue al 90% de las personas a cambiar de plataforma, lo que implica nueva CPU y, posiblemente, nueva memoria RAM si elegís la plataforma LGA1700 con DDR5.
Dudo que alguien que busque comprar un SSD PCIe 5.0 no equipe memoria RAM DDR5, ya que estamos hablando de un perfil de comprador entusiasta o profesional.
Si no tenemos un slot M.2 con ranura PCIe 5.0, olvídate de comprar un SSD de este tipo. Personalmente, no merece la pena que actualicéis medio PC por tener un SSD de este tipo: con un SSD PCIe 3.0 sirve para el resto de los mortales.
No hay prácticamente unidades a junio de 2023, siendo una barrera de entrada para el consumidor importante. Esto es obvio porque no llevamos mucho tiempo con las placas base PCIe 5.0 en el mercado, ¡no llega a 1 año!
Todavía hay unidades profesionales y muy potentes en PCIe 4.0 que cuestan una barbaridad, por lo que muchas tiendas quieren quitarse el stock antes de empezar a lanzar nuevos modelos.
Haciendo una búsqueda rápida, el único SSD PCIe 5.0 que he encontrado es el MSI Spatium M570 de 2 TB a un precio escalofriante de 441€.
Como toda nueva tecnología, el precio siempre es alto; aún más, si nos vamos a los SSD M.2 PCIe 5.0. Un SSD de 1 TB de este tipo te puede costar lo mismo que un buen procesador, lo que me parece una auténtica barbaridad.
No encontraréis un precio-calidad en estos SSDs, por lo que todavía es pronto para aventurarnos a comprar uno. Esto deja inútil la maniobra de equipar PCI-Express 5.0 para las placas base, ¿por qué? Ni las RTX 3000, ni las RX 6000, ni las RTX 4000, ni las RX 7000 tienen soporte PCIe 5.0, estando todas basadas en 4.0.
Entonces, la única usabilidad que nos queda a día de hoy son los SSDs, ¡y a qué precio!
Si estás sopesando comprar un SSD M.2 PCIe 5.0 para reducir los tiempos de carga en tus videojuegos más pesados… debo decirte que «no te calientes». La mejora que vemos es de 1-2 segundos, y a veces es incluso menor. Mejor irte a los PCIe 4.0.
Y si no me crees, puedes comprobarlo tú mismo.
No, no nos contradecimos con la ventaja explicada anteriormente: hablamos de máximo rendimiento. Es decir, si queréis exprimir los 10.000 o 12.000 MB/s de lectura, como los casi 10.000 MB/s de escritura… es recomendable un buen disipador.
El de la placa base puede estar bien, pero uno dedicado es la mejor opción, debido a que incorporan tuberías de calor, thermal pads y un diseño mucho más específico a temperaturas altas. Las temperaturas máximas que podéis esperar son de unos 60ºC, en algunas unidades son menores.
¿Esto qué quiere decir? Hay que airear porque será otro componente más que suelte calor en el interior de la caja, teniendo ya a la GPU, CPU, RAM y la propia placa base, ¡cómo si fuera poco! Pensad que los disipadores de SSD M.2 utilizan el método de disipación por convección, por lo que no usan partes activas o mecánicas para la extracción de calor.
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Por este motivo, necesitaremos una buena refrigeración en la caja de nuestro PC para expulsar el calor. Esperamos que os haya sido de interés el artículo. No os vayáis con dudas, ¡comentadlas abajo y os responderemos! ¿Qué opináis?
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