Un ordenador de segunda mano puede ayudarnos a ahorrar, pero debemos analizar bien los beneficios y riesgos de comprar un PC usado. En este artículo, vamos a repasarlos a fondo para que puedas tomar la mejor decisión posible. ¡Vamos allá!
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Lo primero que debemos entender es qué tipo de ordenador de segunda mano vamos a comprar. Y es que debemos diferenciarlo básicamente según quién lo venda.
Por una parte, tenemos los ordenadores de segunda mano “domésticos”, correspondientes a particulares que ponen a la venta su PC habitual o secundario en alguna plataforma. Por otra, están los “profesionales”, que son aquellos que venden muchas unidades de PC de segunda mano, generalmente provinientes de empresas y que son ordenadores reacondicionados y restaurados.
¿Por qué es importante hacer esta distinción? Pues porque, normalmente, los vendedores profesionales están sujetos a una mayor competencia: hay muchos vendedores distintos, todos ellos tienen muchas unidades de PC para vender y suelen comprarlos a precios ridículos (las empresas los venden baratos cuando van a renovar los ordenadores de sus oficinas). En cambio, un vendedor particular pone el precio que le parezca adecuado, pero no tiene por qué estar bien.
Por eso, cuando compres un ordenador de segunda mano debes analizar el precio muy a conciencia sobre todo si te lo vende un particular. Hemos visto muchos PC gaming a la venta a precios estratosféricos, mientras que los vendedores profesionales suelen vender simplemente muchos ordenadores viejos a un precio muy bajo.
Analicemos ahora cuáles son los beneficios de un ordenador de segunda mano. Como veremos, todo se resume en el menor coste, esto es lógico pues es el objetivo de la mayoría de compras de segunda mano, ahorrar.
Eligiendo bien un ordenador de segunda mano, podemos ahorrar una barbaridad de dinero. Por ejemplo, si estamos buscando un ordenador muy básico, podemos conseguirlo por menos de 200 euros, e incluso con este precio veremos características como almacenamiento SSD, 8 o 16GB de RAM, procesador de 4 núcleos… Evidentemente, no tendrá nada que ver con un PC nuevo de 1000 euros, pero no se alejará tanto de lo que podemos montar nuevo por un poco más.
Esto es especialmente importante en un contexto en el que los nuevos componentes están subiendo de precio de forma algo exagerada. No nos referimos a la situación de escasez vivida en 2020/2021, sino a la tendencia de los últimos años.
También podemos optar por un ordenador de segunda mano algo más caro, con el objetivo de conseguir mejores componentes al mismo precio. Por ejemplo, si alguien se deshace de su ordenador gaming, debemos comparar su precio con el de unas piezas equiparables en rendimiento, y debe costar notablemente menos, o debe rendir mucho más que un ordenador nuevo equiparable.
Otra opción muy interesante que podemos aprovechar en un ordenador de segunda mano es comprar para ampliar. Estos son PC que ya han sido manipulados por dentro, y nosotros podemos hacer lo mismo. Por ejemplo, volviendo al caso de los PC gaming, muchos intentan montar el suyo propio, cogiendo un ordenador reacondicionado muy barato y añadiéndole una tarjeta gráfica para gaming. Las posibilidades son infinitas.
No todo es bueno en los ordenadores de segunda mano. Si la gente sigue comprando PC nuevos es por algo, y hay motivos suficientes para ello.
Comprar un ordenador de segunda mano es asumir que los componentes vengan con el “desgaste” propio de varios años de uso (o el tiempo que tenga). Esto puede suponer problemas como que los ventiladores empiecen a hacer mucho ruido, o que nos topemos abruptamente con el final de vida útil de algún componente.
Por ejemplo, si la fuente de alimentación de nuestro PC de segunda mano está en las últimas, no hay forma de saberlo. Simplemente nos llevaremos la sorpresa.
Sin embargo, hay motivos para la calma en este sentido:
De lo que no nos podemos librar en un ordenador de segunda mano (según las especificaciones, claro) es de la posible obsolescencia de los componentes. Comprar un ordenador con un procesador de hace casi 10 años no es un drama, salvo que vayamos a necesitar alguna tecnología nueva o seamos muy exigentes en cuanto a rendimiento.
Una GPU de hace 6 años no te permitirá tener el Ray Tracing y otras tecnologías nuevas. Una CPU de hace 6 años no estará -ni de lejos- tan optimizada para juegos y tendrás peores FPS.
Para usos ofimáticos básicos, cualquier procesador “medio normal” es más que adecuado. En gaming, se va a notar el uso de un procesador viejo, y podríamos llegar a una situación de cuello de botella en CPU y GPU. Este es uno de los grandes motivos para no comprar un ordenador de segunda mano para adaptarlo a PC gaming, pero si nuestro presupuesto es bajo es la única opción.
Eso sí, no compres el primer PC reacondicionado barato que encuentres para montar una tarjeta gráfica de alta gama. Sería mejor un ordenador nuevo con una GPU de gama media o media-baja, para que haya un equilibrio que evite el cuello de botella.
Si te interesa un ordenador de segunda mano, echa un vistazo a nuestra selección de ordenadores reacondicionados.
Te recomendamos la lectura de nuestra guía sobre qué es el hardware.
Con esta explicación, esperamos haberte ayudado a entender los pros y los contras de un ordenador de segunda mano. Los PC así son perfectos para usos básicos en los que el ahorro sea más importante que el rendimiento, o incluso que la fiabilidad a largo plazo.
¿Comprarías un ordenador de segunda mano? ¿Qué especificaciones debe tener para ti? Te leemos en los comentarios.
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