El cuello de botella en CPU y GPU es uno de nuestros grandes enemigos a la hora de jugar en un PC gaming. Este fenómeno es muy común y, en el mejor de los casos, provocará que tengamos unos FPS más bajos de lo normal. Incluso puede llegar al extremo de causarnos un problema de stuttering que dificulte nuestra experiencia de juego. En este artículo, analizaremos qué es, qué lo causa y cómo solucionarlo.
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El cuello de botella es un fenómeno por el cual las limitaciones de un componente de nuestro ordenador impiden que los demás den todo su potencial, por lo que obtendremos un rendimiento inferior.
Lo cierto es que siempre hay un cuello de botella, siempre habrá un componente limitando que los demás den el 100% de su potencial, pero podríamos estar hablando de que se queden en un 90%, 95% o más. El problema está cuando ese cuello de botella se vuelve exagerado, sobre todo si ocurre en CPU y GPU.
De hecho, aquí solo podríamos revertir la situación mejorando la tarjeta gráfica o reduciendo la calidad gráfica, esto último es lo que hay que hacer si tienes algún problema de stuttering o si notas que los FPS no son suficientes.
¿Qué causa un cuello de botella en CPU y GPU? Lo más normal es echarle la culpa a nuestra elección de componentes. ¿Hay cuello en CPU? El procesador es demasiado malo, y ya. Pues no tiene por qué.
Por tanto, es importante tener una contextualización, y entender que un cuello de botella por culpa de los componentes debería darse en cualquier juego que no sea muy «light». Si solo se da en un título concreto, ¿por qué acusar a los componentes?
Pensemos en el cuello de botella en CPU: tenemos, por ejemplo, un procesador de 4 o 6 núcleos que no es muy potente, y se pone al 100% en un juego que usa solo 1 núcleo. ¿A quién culpamos, al procesador por lento, o al juego por no aprovechar bien los núcleos? A ambos, quizá.
La primera y mejor forma de solucionar el cuello de botella en CPU y GPU es, sin duda, elegir los componentes de forma equilibrada de antemano. Si estás montando un PC y tienes miedo del cuello de botella, simplemente no te pases y no dejes a un lado el procesador o la tarjeta gráfica.
La clave está en elegir siempre un procesador de última generación, porque la cantidad de optimizaciones que van recibiendo es simplemente descomunal. Cada año, mejoran su IPC, hacen memorias caché más rápidas, obtienen mejores frecuencias… en definitiva, se vuelven menos propensos a provocar los cuellos de botella.
Otra solución es actualizar los componentes con cabeza. Es decir, si pasados unos años decides mejorar tus piezas, no te quedes solo con la tarjeta gráfica: revisa antes si tu procesador aguantará bien tu nueva GPU. También por eso es importante comprar una buena CPU desde el minuto 1, porque es más probable que queramos actualizar antes la gráfica.
Entre una CPU de 8 núcleos de 2019 y una CPU de 6 núcleos de 2022… quédate con esta última, será mejor en juegos (y puede que en todo)
¿Y si ya tengo mi PC, ya tengo los problemas de cuello de botella en CPU y GPU y no quiero cambiar piezas? Hay varias posibilidades para solucionarlo:
El cuello de botella, ese gran enemigo que tenemos los jugadores de PC, es algo más habitual de lo que parece. Es, de hecho, lo más normal del mundo. Entre la CPU y la GPU, siempre habrá uno limitando a otro. La cuestión es que ese cuello de botella puede volverse exagerado y causar problemas, desde un bajo rendimiento hasta el temido stuttering.
En general, distinguimos estos dos tipos de cuello de botella, en CPU y GPU:
Por supuesto, hay muchos más. La RAM o el almacenamiento pueden estar provocando un cuello de botella. Por ejemplo, los discos duros mecánicos (HDD) suelen causar problemas en juegos de mundo abierto, haciendo imprescindible la compra de un SSD.
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La causa del cuello de botella no es más que una combinación de qué hardware tenemos y qué requiere el juego en el que se manifiesta el problema. Si nuestras piezas están muy desequilibradas, entonces se nos podría considerar los “culpables” del cuello de botella, pero en un ordenador más equilibrado normalmente es culpa del juego y de cómo está programado, y poco hay que hacer.
Para finalizar, nuestras recomendaciones para combatir el cuello de botella son: elegir bien los componentes (tanto al comprar el PC como al actualizar piezas), hacer overclock, ajustar la configuración gráfica o cambiar el plan de energía del ordenador.
¡Esperamos que este artículo te haya resultado de ayuda! Si tienes alguna duda, déjanosla en los comentarios.
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