La etiqueta energética puede sernos útil de cara a comprar un monitor o una TV porque nos da idea de qué consumo podemos esperar. De igual manera, sirve para muchos electrodomésticos y, si vives en Europa, te interesa saber cómo funciona.
Sin ánimo de hacer política, parece que nuestros líderes solo saben subir la factura de la luz conforme pasa el tiempo. Ante los problemas, soluciones, y es que los electrodomésticos consumen bastante electricidad, por lo que hay que pasar la tijera lo máximo posible. Por ello, explicaremos la nueva etiqueta energética instaurada por la Unión Europea.
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La etiqueta energética es una pegatina que viene en los electrodomésticos cuyo fin es informar sobre qué eficiencia tiene el producto. Así, tenemos la información necesaria para prever qué consumo podemos esperar del aparato, algo que interesa en monitores y televisiones (en nuestro caso).
Esta etiqueta no se puede alterar o manipular porque viene regulada por normativa europea, así que la veremos en productos vendidos en Europa. Los productos que llevarán esta etiqueta son los siguientes:
Se clasifica al producto según su eficiencia en esta escala (de mejor a peor):
Como veis, la etiqueta energética se distribuye de la siguiente manera:
Igualmente, podemos ver alguna información extra que depende del tipo de electrodoméstico, y como a nosotros nos interesan los monitores, veremos el consumo en HDR por cada 1000 horas (o el diámetro de pantalla y resolución). Esto puede ser muy interesante para aquellos monitores o televisores que vienen con HDR, lo que puede disparar el consumo.
Fabricantes como Samsung, nos muestran las etiquetas energéticas de sus monitores en la tienda cuando vamos a comprar. Todos sus monitores Odyssey (gaming) tienen una eficiencia energética cuestionable, pero, ¿por qué?
En primer lugar, porque se prioriza el rendimiento antes que la eficiencia, por lo que el panel en cuestión debe tener una buena tasa de refresco, un tiempo de respuesta mínimo y mucho brillo. Esto tiene un coste energético, y, efectivamente, se paga con una etiqueta energética bastante mala en comparación con la que vemos en otros electrodomésticos.
Con los televisores pasa igual, aunque aquí cobra relevancia otro aspecto: la retroiluminación. En nuestra comparativa de Edge LED vs FALD, describíamos qué tipos de retroiluminación encontramos en los paneles LCD LED. A modo de resumen, los Edge equipan bombillas LED en una zona del panel (los bordes o la zona inferior), mientras que los FALD tienen bombillas por todo el panel.
Al final, tener más bombillas LED incrementa el consumo del panel, por lo que rara vez veréis un televisor con panel LCD y retroiluminación FALD con una etiqueta energética «buena», sino que la mayoría van de «E» a «G».
Así que podemos determinar que los aspectos que afectan a tener una etiqueta energética más o menos favorables son:
De hecho, los televisores OLED también tienen una etiqueta energética «mala», pero hay que entender que parten desde las 55 pulgadas, por lo que es normal que en esos tamaños la etiqueta sea «F» o «G». Por otro lado, hemos visto muchos monitores de baja gama con las mismas etiquetas y eran meros LCD LED Edge LED.
Volviendo a los monitores, encontrar modelos con una etiqueta energética «A» o «B» es casi imposible. Dentro de la etiqueta «C», hay muchos Dell, HP y algún Lenovo, pero son opciones con menos de 24 pulgadas y para propósitos generales. A partir de la «D» sí que encontramos muchas opciones (unos 24 modelos en PcComponentes) de todas las marcas: desde 17 a 27 pulgadas.
La realidad es que la mayoría de monitores vienen con etiquetas E, F y G, así que no este periférico no es un producto en el que los fabricantes reparen en su consumo, pero, ¿por qué? Básicamente, porque un monitor no consume tanta energía, como veremos a continuación.
Normalmente, vemos el consumo del monitor expresado en la ficha técnica, y si queréis hacer cálculos de verdad, os aconsejamos que lo observéis. Para daros una información veraz y transparente, hemos acudido a los monitores más vendidos en PcComponentes, filtrando por tamaño.
Como consejo, fijaros en el «máximo» porque el modo ahorro dudo que lo activéis si queréis usar los 144 Hz, la resolución máxima y el tiempo de respuesta mínimo. Sí es cierto que tiene su utilidad cuando no jugamos, y la diferencia que vemos entre el ahorro y el máximo es brutal, ¡20 W de diferencia o más!
Para vuestra tranquilidad, la etiqueta energética es útil, pero más útil es conocer el consumo en ahorro y en «máximo» del monitor o televisor. Esto te ayudará a obtener cálculos más reales porque la etiqueta energética ilustra el consumo de energía anual. Y es que mucha gente tiene 2 viviendas (una de verano y otra durante todo el año), por lo que el monitor no va a encenderse 12 meses sin cesar.
Para las empresas sí que tiene más utilidad el consumo anual porque opera los 12 meses del año, salvo excepción. La resolución del monitor no acepta al consumo, sino que será el panel y sus características los que determinen el mismo. Además, el hecho de que incorpore altavoces va a suponer añadir 6 W (más o menos) más a la cifra total, por lo que si quieres ahorrar al máximo, prescinde de ellos.
Esperamos que os haya sido útil la información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os respondemos en breve.
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