El metal líquido es la alternativa a la pasta térmica más famosa y codiciada. Podemos encontrarlo en miles de equipos, siempre pensado para ofrecer la mejor refrigeración posible gracias a su impresionante transferencia de calor. ¡Incluso lo usa Sony en su PlayStation 5! Entonces, puede parecer tentador usar metal líquido como alternativa a la pasta térmica en un equipo normal, con un disipador de aluminio. En este artículo te contamos por qué es una pésima idea.
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Empecemos recordando brevemente por qué se usa pasta térmica entre el disipador y el procesador de nuestro ordenador. Seguramente ya lo sepas, pero queremos aclararlo para que cualquiera que entre a este artículo lo entienda perfectamente.
Cuando colocamos un disipador o refrigeración líquida sobre nuestro procesador, ocurrirá que entre la placa metálica de la CPU (denominada IHS o Esparcidor de calor integrado) y la base del disipador habrá agujeros de aire microscópicos que dificultan la transferencia de calor desde el procesador al disipador, empeorando la refrigeración.
Es ahí donde entra en juego la pasta térmica: este compuesto consigue «rellenar» todos esos pequeños agujeros, de forma que ya no hay aire de por medio, sino algo mucho mejor: un material con una conductividad térmica elevada. No todas las pastas térmicas son iguales: hay muchísimos tipos, modelos distintos de todos los precios, materiales, etc.
Pues bien, ahora veremos por qué hay mucha gente que apuesta por el metal líquido como alternativa a la pasta térmica convencional.
La gran ventaja del metal líquido, y el motivo por el que se usa muy ampliamente en CPU, es su elevadísima conductividad térmica. Para que nos hagamos una idea, el metal líquido Thermal Grizzly Conductonaut es capaz de conducir 73 W/(m·K), mientras que la pasta térmica Kryonaut, de la misma compañía, alcanza 12 W/(m·K). Vamos, que el metal líquido es, por lo menos, 6 veces mejor conduciendo el calor que la pasta térmica.
Por lo tanto, es de entender que se nos ocurra la idea de refrigerar un PC con metal líquido, a pesar de que usemos una CPU sin overclocking (o con OC moderado) con un disipador o refrigeración líquida AiO normal y corriente.
Partamos del hecho de que un cambio de pasta térmica no tiene por qué ser vital. En muchos casos, solo supondrá una diferencia de temperatura de 1 o 2 grados, totalmente despreciable. Tomemos, para ello, la referencia de los datos de Tom’s Hardware, que ha hecho varias pruebas con distintos tipos de pasta y un procesador i9-10850K.
Sigamos teniendo en cuenta el metal líquido de Thermal Grizzly y su pasta térmica (Conductonaut y Kryonaut): vemos que, bajo una refrigeración líquida, hay una diferencia de 3.29 grados, y bajo aire es de 3.7 grados. Ojo, porque son diferencias notables, pero la cuestión es que no son de vital importancia cuando no hablamos de aplicar un overclocking severo.
Entonces, a priori podríamos pensar lo siguiente: «No hay muchas diferencias para un PC normal, pero voy a usar metal líquido porque no me importa gastar algo más a cambio de tener la mejor refrigeración». Sin embargo, vamos a ver ahora por qué esa no es una idea tan buena, porque hay importantes riesgos a tener en cuenta al usarlo.
Usar metal líquido tiene muchísimas implicaciones. Pero vamos a limitarnos a hablar de cuáles son los dos riesgos más importantes asociados a su uso.
Una pasta térmica también puede conducir la electricidad, pero es algo mucho menos común, la mayoría no lo conducen por lo que no debemos preocuparnos porque se nos «escape» un poco de pasta fuera del IHS de la CPU o de su zona de aplicación directa. Si se nos escapa el metal líquido por la placa base, podemos causar un cortocircuito con consecuencias fatales.
Hemos de combinar esto con el hecho de que el metal líquido no es ni de lejos tan fácil de aplicar como la pasta térmica. Es decir, que al cuidado habitual que debemos prestarle a la aplicación hay que añadirle el cuidado por hacerlo con la técnica correcta.
Seguro que ya sabías de este riesgo, que no deja de ser algo manejable con maña y cuidado. Pero este artículo no está orientado a advertirte solo de esto, sino que nos queda hablar de la terrible combinación de metal líquido y disipadores de aluminio.
Comencemos viendo de qué hablamos exactamente cuando nos referimos al metal líquido. Es decir, qué materiales lo componen.
Tomando como referencia los datos de Gamers Nexus, el metal líquido es una aleación eutéctica, por la que se combinan sólidos de forma que su punto de fusión sea más bajo al de cada uno de los componentes por separado, consiguiendo así que el metal sea líquido a temperatura ambiente. Se usa galio, indio y estaño, lo que se conoce como galinistano.
El galinistano es una marca comercial, y esa aleación se funde a -18ºC, por lo que a cualquier temperatura ambiente será metal líquido. Pero cuando hablamos de los tubos de metal líquido que encontramos en el mercado no estamos exactamente ante galinistano: varían las proporciones y el punto de fusión, pero al menos ya conocemos cuáles son los 3 componentes de (casi) cualquier tubo de metal líquido del mercado.
¿El problema? Que el aluminio es «altamente soluble en galio» y forma una aleación con este. El galio penetra en el aluminio, con posibles consecuencias fatales. Citamos al famoso overclocker Der8auer, que lo detalla en el artículo que enlazamos antes:
El aluminio tiene una solubilidad fácil y enorme en galio, y por eso el galio forma una aleación con el aluminio. En general, el aluminio es un metal muy reactivo, pero normalmente no es así porque el aluminio también forma rápidamente una capa de óxido que lo protege. El galio puede atravesar la capa de óxido y formar una aleación, que hace al aluminio muy frágil. El aluminio también reacciona fuertemente con el agua, por ejemplo. Así que, si tienes polvo de aluminio sin óxido y lo expones al aire es extremadamente explosivo. La humedad del aire le dará átomos de O2 al aluminio para formar óxido de aluminio, así que el resultado de la reacción es hidrógeno, siendo entonces muy explosivo. Al ser una reacción exotérmica, puede simplemente explotar…
Vamos, que Der8auer (cuya nota es clarísima) avisa del gran peligro de la reacción del aluminio y el metal líquido, hasta el punto de explotar. Imagina lo que podría hacerle a un PC recién montado: la cosa puede acabar mal.
Destacar que el efecto en el níquel usado en el IHS de los procesadores es escaso, y lo mismo con el cobre (aunque depende del metal líquido, muchísimo ojo): generan una notable mancha que difícilmente se va, pero no debería causar problemas con la refrigeración.
Las consecuencias que vemos en las imágenes de Gamers Nexus son una minucia, en comparación con lo que puede llegar a ocurrir.
Porque claro, que se pueda corroer la base de un disipador es algo que se podría considerar «asumible», en el sentido de que reducirá la refrigeración del equipo, pero simplemente nos daremos cuenta y aprenderemos la lección. Ahora, ¿y si las consecuencias son peores?
Lo que vemos no es más que el efecto del metal líquido «carcomiendo» al aluminio: partiendo de la base del disipador, acabó extendiéndose hasta un punto fundamental para la integridad estructural del disipador, provocando su rotura. ¡Todo en cuestión de dos horas! No es una corrosión que tarde meses, es un efecto muy rápido y muy devastador.
¿Lo peor de todo? Que no hablamos de un «usuario cualquiera», sino que es una persona con conocimientos de hardware (solo hay que ver cómo analizó un AMD Ryzen 5600G por dentro), y que según indica era «consciente de que no se debe usar metal líquido en aluminio«. A pesar de su aparente cuidado, el metal líquido se coló por las partes de aluminio de la coldplate, y acabó en esa rotura fatal.
La moraleja es que la peligrosidad del metal líquido es inmensa, hay que saber si la refrigeración es adecuada para su uso, y aplicarlo con un cuidado tremendo.
Hay que tener en cuenta que los fabricantes informan con bastante claridad de que el metal líquido no debería usarse con aluminio de por medio, e insistimos en que el dicho «quien avisa no es traidor» está muy presente aquí. Veamos qué es lo que indica Thermal Grizzly con gran claridad:
La pasta térmica de metal líquido Conductonaut NO debe entrar en contacto o ser usada con superficies de aluminio y BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA debería entrar en contacto con componentes que conduzcan la electricidad.
Los disipadores de CPU con una coldplate de aluminio no pueden ser usados. En cambio, recomendamos usar coldplates de cobre, níquel o plata. […] CPUs Skylake y AMD tienen un gran número de puntos de contacto que deberían ser cubiertos con adhesivo por razones de seguridad.
Vamos, que Thermal Grizzly nos indica con una gran claridad que bajo ningún concepto deberán estar en contacto el metal líquido y el aluminio. Aclarando además que ninguna coldplate puede ser de aluminio, y precisamente estamos hablando de la pieza donde se hace contacto con la CPU. En muchos disipadores, se combinan heatpipes de cobre y aluminio en esta coldplate.
También tenemos a fabricantes de disipadores por aire avisando claramente de los problemas que acarrea el metal líquido. Arctic no puede ser más claro:
Nuestros disipadores no deberían ser usados nunca con metal líquido (como el Thermal Grizzly Conductonaut), ya que pueden causar una fuerte oxidación cuando entran en contacto con el aluminio y el cobre. La base puede dañarse al punto del fallo del material.
Otra cuestión de relevancia es recordar que el metal líquido es algo necesario únicamente en casos de overclocking bastante severo, y esto en ningún caso cubre el uso de un disipador por aire, sino que más bien es algo para hacer con refrigeraciones líquidas custom o, como mucho, una tarjeta gráfica.
Además, incluso asegurándote de que no vas a tener ningún problema en cuanto a materiales, sigues teniendo el gran reto de la conductividad eléctrica. ¿Nunca se te ha «colado» un poco de pasta térmica fuera del intercambiador de calor del procesador? ¿O en el socket? Si usas una pasta térmica que no conduzca la electricidad, como son la mayor parte de opciones del mercado, no te pasará nada. El metal líquido sí o sí es conductor eléctrico, y podemos causar un auténtico desastre con nuestro PC.
En resumen, que para nada merece la pena adentrarse en los peligros del metal líquido, salvo que tengamos los conocimientos necesarios (o el deseo de aprender) alrededor de un overclocking más profesional.
Usar metal líquido en vez de pasta térmica es algo absolutamente tentador, teniendo en cuenta que su conductividad térmica es inmensa. Un buen metal líquido conduce el calor 6 veces más que una buena pasta térmica.
Sin embargo, hay que tener en cuenta los inmensos riesgos que acarrea el uso de metal líquido. No solo hablamos de su conductividad eléctrica, que evidentemente puede llevar a que cortocircuitemos la placa base o la CPU si la aplicamos mal (que además es más difícil de aplicar). En realidad, el riesgo más importante está en su relación con el aluminio.
El aluminio es un material tremendamente reactivo, pero forma una capa de óxido que lo protege. Metales como el galio, que es primordial en cualquier tubo de metal líquido, son capaces de penetrar este óxido, provocando una increíble fragilidad en el aluminio. A su vez, este reacciona con la humedad del aire, llevando a una reacción química que se considera incluso explosiva.
En la práctica, el efecto que tendremos si usamos el metal líquido en una superficie de aluminio es que este acabe «carcomido», y si por ejemplo se trata de un disipador llegaremos a puntos vitales estructuralmente y provocaremos la rotura de la base del disipador. Vamos, que la operación nos puede llevar a quedarnos sin equipo en solo unas horas.
Como hemos repasado en el último apartado del artículo, la pasta térmica no es algo tan importante como parece, en el sentido de que un ordenador sin un overclocking exagerado no debería tener ningún problema con una pasta estándar de calidad, como la Arctic MX-4. Es totalmente innecesario arriesgarse a usar metal líquido si no tenemos los conocimientos suficientes, y no invertimos tiempo en hacer que merezca la pena.
Resumiendo:
Última actualización el 2025-02-22
Si no se cumple nada de esto, usa una buena pasta térmica como la Noctua NT-H2 o Arctic MX5, y listo.
¿Alguna vez se te había ocurrido usar metal líquido con un disipador de aluminio? ¿Ya sabías los riesgos de corrosión que acarreaba? ¡Déjanos tus comentarios!
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