Los Hz de un monitor, o mejor dicho su tasa de refresco, son una de las medidas más importantes y útiles que podemos considerar. Pero, ¿son más importantes que la resolución? ¿En cuál debería fijarme más a la hora de comprar un monitor? Es obvio que no se puede tenerlo todo, y muchas veces habrá que encontrar un compromiso entre resolución y Hz. En este artículo te aconsejaremos sobre a cuál darle más importancia. ¡Comenzamos!
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Para comenzar, debemos dejar claro qué son exactamente estos dos conceptos.
En un monitor, el movimiento se genera gracias a una actualización rápida de la imagen, mostrándonos una cantidad de fotogramas distintos, es decir, se nos muestran varias fotografías por segundo para que nuestro cerebro los pueda enlazar y podamos percibirlos como si fuese un verdadero movimiento.
Pues bien, la tasa de refresco en Hz determina cuántas de estas actualizaciones se hacen por segundo. Los Hz (hercios) son una medida de frecuencia que representa las oscilaciones por segundo, en este caso los refrescos por segundo, por lo que un monitor de 60 Hz actualizará la imagen de la pantalla 60 veces por segundo.
En el mercado, cualquier monitor tendrá al menos 60 Hz de tasa de refresco, donde se han popularizado mucho los monitores de 120 Hz, 144 Hz, 240 Hz e incluso más, sobre todo para gaming. Esto se debe a que, en un juego, es común que se consigan generar más de 60 fotogramas por segundo (FPS), a diferencia de un contenido multimedia donde esta tasa es fija entre 25 y 60 FPS. Por ello, los gamers buscan aprovechar al máximo la capacidad de su equipo de generar esos FPS.
La cuestión está en hasta qué punto merece la pena frente a la resolución, algo que analizaremos en el artículo.
En un monitor, podemos ver las imágenes gracias a que se colorea una matriz de píxeles, esto es, unos ‘puntitos’ con un color determinado para cada uno. La resolución tiene que ver con cuál es la cantidad de píxeles de una pantalla, en concreto cuántos píxeles de altura y de anchura hay.
Pero hay que tener en cuenta algo importante, que estará presente a lo largo del artículo: el concepto de densidad de píxeles. Y es que no es lo mismo tener una resolución concreta en una pantalla de 14 pulgadas que en una de 40, porque en esta última cada píxel será mucho más grande, será más sencillo que los distingamos (acércate a tu pantalla a ver si los distingues) y la imagen estará peor definida.
Actualmente la resolución más común en los monitores es 1920×1080 (1920 píxeles de ancho por 1080 de alto), también llamada Full HD. Pero se está tendiendo a usar QHD 1440p (2560×1440) y 4K UHD (3840×2160) en monitores, a la vez que se tiende a aumentar la tasa de refresco.
Mejorar la resolución y la tasa de refresco de un monitor sale caro a la hora de diseñarlo y fabricarlo, por lo que salvo que tengamos un presupuesto muy holgado nos tocará decidir entre estas dos características, y es lo que vamos a analizar. Lo vamos a hacer desde la perspectiva de un gamer y de un usuario normal.
Es muy raro encontrar a gente que no note una mejora de tasa de refresco o de resolución. En el primer caso, la fluidez de movimiento en los juegos será inmensamente mejor, y en el segundo tendremos una definición muchísimo mejor.
Entonces, ¿cuándo se da el caso de que no se note la mejora? Por la banda de la tasa de refresco, hay tres casos muy comunes:
Esta es la perspectiva más interesante de todas, porque en base a nuestras explicaciones anteriores queda claro que tanto la tasa de refresco como la resolución pueden proporcionar grandes mejoras en la experiencia de juego.
Para ayudar con esta decisión, vamos a ver distintos puntos clave que nos han parecido importantes.
Las justificaciones de alguno de estos puntos parecerán evidentes, pero creemos que hay que dar una enumeración bastante completa de lo que es importante para tomar la decisión.
Empecemos por un punto que es absolutamente vital, quizás el más importante de todos: el tipo de juegos que vas a frecuentar. Los hay donde los FPS son mucho más importantes que la calidad de imagen, y todo lo contrario. Veamos dos casos extremos.
Luego están los enfoques intermedios, donde tendrás que balancear las prioridades. Para ayudarte a elegir, tenemos los siguientes puntos.
Pero claro, lo más probable en ese caso sería que se estarían desaprovechando los 144 Hz. La cuestión es que esto no es un problema si ya hay una tasa de FPS razonable. Aunque sí sería una capacidad desperdiciada, no tiene que ver con el indeseable hecho de que los FPS sean menos jugables.
También puede haber equipos de gama aún más baja donde ni una mejora de resolución ni de tasa de refresco sean recomendables, puesto que la primera lleva a FPS muy bajos, y por defecto no hay FPS suficientes para disfrutar la segunda.
Aquí nos interesa si actualmente tienes un monitor 1080p, por ejemplo de 24″ o 27″, ya que dependiendo de a qué distancia estés de él o de cuál sea tu percepción de la resolución, podrías estar perfectamente conforme con ella.
Hay quien no lo está, y nota que los píxeles son demasiado grandes y se notan demasiado, pero en cambio casi nadie está disconforme con sus 60 Hz si no han probado nada mejor. Entonces, si efectivamente ves que tu resolución actual es cómoda, entonces es muy probable que te sorprendas más por el cambio de los Hz, así que si los demás puntos son favorables a ello podrías priorizarlo.
Cuando el presupuesto no es muy holgado, la decisión será bastante extrema, por ejemplo entre 1080p 144Hz y 1440p 60Hz. Pero cuando hay dinero de sobra, podremos estar en la tesitura de elegir entre 4K 60Hz y 1440p 144Hz.
Por ejemplo, si se trata de un monitor de 32 pulgadas, entonces la densidad de píxeles con 1440p sería similar a un 24 pulgadas 1080p, lo cual no es especialmente interesante. En cambio, con 24 o incluso 27, ya hay una gran mejora respecto a 1080p y el 4K no tiene por qué ser necesario.
El efecto de aumentar los Hz de una pantalla es tan bueno que se puede notar incluso en tareas normales. Cuando alguien compra una pantalla de 144 Hz por primera vez, desde el momento en que activa esta tasa de refresco en la configuración de pantalla, el primer movimiento de ventanas ya lo dejará boquiabierto.
Parece mentira, pero más Hz puede notarse hasta en ofimática. Pero lo ideal sigue siendo centrarse en la resolución.
Es por ello que una persona que solo se vaya a dedicar a la ofimática puede notar las mejoras de una mayor tasa de refresco, pero eso no quita que la resolución sea mucho más importante.
Con una mayor resolución, el texto se verá muchísimo mejor, lo cual cansará menos la vista e incrementará la comodidad. A esto hay que sumarle que tendremos varias opciones de escalado de pantalla.
Por ejemplo, si tenemos una pantalla de 27″ con resolución 1440p, entonces por defecto tendremos un escalado de (por ejemplo) el 125%, para que las cosas no se vean tan pequeñas por culpa de aumentar la resolución. Pero, si lo cambiamos al 100%, tendremos la ventaja de disfrutar de mucho más espacio en pantalla que con una resolución 1080p. Así nuestra productividad podría aumentar.
Hay que tener en cuenta que, si estás perfectamente conforme con tu resolución y tasa de refresco, no cambiar (o quedarse en los 1080p y 60 Hz) también es una solución. Y es que, si bien es cierto que notarías la mejoría, es igual de real que supondría gastar más dinero.
Al dar el salto a una mejora de resolución o de tasa de refresco, el hardware que tengas actualmente se quedará obsoleto antes, además de que será difícil «volver atrás». Así que, en los casos en los que se combine una conformidad muy alta con un presupuesto muy bajo, esta solución sería ideal. Si no tienes ningún problema en hacer desembolsos mayores en tu equipo, entonces sí serían recomendables estos saltos.
En concreto, priorizar los Hz es una tarea por la que deberían optar los jugadores de shooters y títulos de eSports, frente a los juegos de historia o de simulación más «parados», donde disfrutar de una buena resolución de pantalla será lo más importante.
Pero, sea como sea, también hay que intentar buscar un equilibrio en la elección. Por ejemplo, los monitores de 1080p 240 Hz que hay en el mercado son impresionantes, y realmente se nota la diferencia incluso respecto a 144 Hz. Pero el grueso de usuarios se verá más beneficiado por una solución que también mejore la resolución, como 1440p 144 Hz, en vez de centrarse tanto en la tasa de refresco.
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También hemos hablado de quienes se dediquen más a tareas de tipo ofimático, destacando que se pueden beneficiar de tener mayores Hz, ya que la experiencia se nota hasta en el escritorio. Pero sin duda la clave está en la resolución, que será mucho más beneficiosa de priorizar.
Esperamos que este artículo te haya resultado de utilidad para resolver algo tan vital a la hora de elegir un monitor de ordenador.
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