Si estás buscando un monitor profesional que ofrezca una gran calidad de imagen, te será útil saber qué es la profundidad de color. También se le llama profundidad de bits, pero significa lo mismo, y está relacionado con la calidad de imagen que podemos extraer de un monitor.
Nos adentramos en un mundo protagonizado por diseñadores gráficos, fotógrafos, editores y productores que se dedican al tratado de la imagen. Estos profesionales no pueden trabajar con cualquier monitor, sino con uno que muestre «16 millones de colores», pero realmente no todo se resume a eso (ojalá). Así que, vamos a abordar la profundidad de color en monitores profesionales.
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Podemos decir que la profundidad de color se refiere a la cantidad de información de color disponible por cada píxel dentro de una imagen. Esta cantidad de información se mide por bits, por lo que, cuanto más bits de información por píxel tengamos, mayor cantidad de colores disponibles.
Por este motivo, también se le denomina profundidad de bits, ya que un bit es un dígito binario compuesto por un valor de 0 a 1. Así que, podéis ver la profundidad de color representada por bpp (Bits Por Píxel), que se refiere a la cantidad de color que hay por píxel.
Como habréis imaginado, conforme haya más bits, hay más número de colores disponibles. En la práctica, todo esto se traduce a la muestra de una imagen más nítida, precisa y mejor representada (o real). A modo de ejemplo:
Yéndonos al mercado de monitores, veremos 3 profundidades de color comunes: 8-bits, 16-bits y 24-bits. La primera es limitada porque tiene 3 bits para rojo y verde, mientras que solo 2 bits para el azul. El motivo de ello reside en que el ojo humano no detecta el azul como el rojo y el verde, así que se le da menos importancia al azul.
La profundidad de 16 bits se considera el estándar o el camino intermedio porque viene con 5 bits para el color rojo, 5 para el azul y 6 para el verde. Esto da como resultado un total de 65.536 colores, y a este nivel se le suele denominar «Highcolor«.
Terminando con los 24 bits, se considera lo ideal porque produce 16.8 millones de colores distintos. Viene con 8 bits para el rojo, otros 8 para el azul y 8 bits para el color verde. Por otro lado, podéis verlo especificado como «True Color» en muchos monitores.
Por último, una imagen de 24 bits será mucho más grande y pesada que una de 8 o 16 bits. Tened en cuenta que almacenamos más información en una imagen de 24-bits que en otra de 8 bits. Fijaros que cuando vamos a Adobe Photoshop podemos guardar la imagen como GIF o PNG, seleccionando la profundidad de bits que queremos.
A nivel usuario, suele haber una equivocación cuando hablamos de resolución y de profundidad de color. Para disipar dudas, vamos a definir ambos conceptos de forma breve:
Ambos conceptos tienen que ver con los píxeles de una imagen, pero se refieren a cosas distintas. Mientras que la profundidad de color hace uso de la medida BPP, la resolución hace uso de PPI (píxeles por pulgadas) y DPI (puntos por pulgada).
No queremos abordar mucho el concepto de resolución porque es verdaderamente amplio, pero creemos que se entiende la diferenciación.
Por otro lado, vemos una ligera confusión entre la profundidad de bits y el espacio o espectro de color. Procedemos de la misma forma para establecer las diferencias:
Para entenderlo mejor, utilizamos el ejemplo clásico de la caja de crayones «Carioca»:
Aclaradas las diferenciaciones, es importante destacar que son 2 características que deben funcionar conjuntamente para ofrecer una imagen de calidad.
Es difícil de probar cuántos bits podemos ver, pero muchos expertos estiman a que no más de 9 bits. Habrá personas que tengan vista de águila, pero lo cierto es que la clave está en el degradado de las imágenes, que es donde más se aprecia.
Las diferencias entre un panel de 9 bits y otro de 10 bits son prácticamente nulas, aunque el cambio de 8 bits a 10 bits sí que es mucho mayor. Por este motivo, con un panel de 10 bits puede sobrarnos para muchos fines profesionales, aunque puede que el mayor número de bits puede interesar a profesionales de la imprenta (16 bits).
Los fotógrafos suelen trabajar con distintas profundidades de bits en función de la situación. Por ejemplo, para un reportaje rápido suelen recurrir a 8 bits, mientras que para una sesión más específica suelen escoger 16 bits. Obviamente, cada fotógrafo trabaja a su manera, pero simplemente eran aproximaciones que pueden ayudar a haceros una idea.
¿Os suena el formato RAW? Se usa en cámaras reflex, aunque ya está disponible en smartphones de gama alta, y los profesionales recurren a él porque la imagen está «cruda«, es decir, sin procesar. El formato RAW está estrechamente relacionado con la fotografía.
Cuando sacamos una foto con formato RAW el objetivo es procesarla después a través de algún software de fotografía (Photoshop o Lightroom, por ejemplo). A consecuencia de este formato «crudo», la cámara registra todos los valores posibles de la imagen para que, luego, podamos cambiarla sin limitaciones. Eso sí, el tamaño de una imagen RAW es bastante más grande que JPEG.
¿Por qué todo esto? Porque el formato RAW nos permitirá trabajar con imágenes de 8 bits o más, consiguiendo muchos más colores. Por el contrario, JPEG es mucho más limitado, pero solventa las necesidades del usuario medio porque ofrece buena calidad sin post procesado.
Última actualización el 2024-11-21
A niveles razonables, los 12 bits se consideran una profundidad de color muy buena que nos permitirá hacer un buen post procesado. Se trata de un valor medio, ya que puede haber profesionales que requieran de un monitor de 14 bits, pero es complicado apreciarlo porque el ojo humano es más sensible a las sombras.
Dicho esto, estamos hablando de imágenes muy concretas en las que hay un degradado de negros/grises brutal, por lo que no será súper necesario en fotografías normales.
Por último, para comprar un buen monitor para fotografía o fines similares, hay que atender a otros aspectos:
Esperamos que os haya sido útil esta información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os la responderemos en breve.
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