El phising ha derivado en otras prácticas, como es el smishing, una técnica fraudulenta que se asemeja y se caracteriza por darse en mensajes de texto. Hemos decidido darle un espacio en nuestra web para explicar en qué consiste y cómo evitarlo.
Ha cogido relevancia en el mundo digital tras el hecho de que muchas personas recibieran numerosos SMS fraudulentos con el objeto de infectar el smartphone a través de una app, así como sus intentos de estafa. No es una técnica nueva, pero hemos querido analizar a fondo en qué consiste y cómo evitarlo con el objetivo de que uséis vuestros teléfonos móviles de forma segura.
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Se trata de una práctica por la cual se manda un SMS con fines fraudulentos, que persiguen estafarnos suplantando la identidad de una empresa o persona. A esto se le denomina «smishing», que es el resultado de juntar «phising» y SMS. El modus operandi del smishing es muy variado, pero como ejemplos rápidos encontramos los siguientes:
A día de hoy, las comunicaciones vía SMS han quedado reducidas a meras comunicaciones corporativas que las empresas realizan con sus clientes. Un caso común es el de las empresas de transporte para darnos información sobre nuestro envío (avisos por ausencia, actualizaciones, etc.). Resumiendo, encontramos las siguientes:
La mayoría de comunicaciones se realizan vía email, especialmente cuando lo damos a través de un Newsletter o cuando compramos algún producto.
Los objetivos de los cibercriminales que utilizan estas prácticas también son variados:
Hay que decir que el phising es una práctica muy amplia que sirve para obtener un objetivo ilegítimo en la mayoría de los casos, por lo que es imposible abarcar todos los objetivos que se persiguen a través de esta técnica. No solo las personas físicas son las víctimas de estos cibercriminales, sino que también atacan a empresas.
Depende mucho del SMS que nos manden, pero, generalmente, hay ciertas pistas que nos ayudan a detectar el smishing y evitar caer en la trampa. Para ello, hay que tener claros ciertos hechos que se dan en la práctica:
Lo que está claro es que en todos los casos hay un patrón que se sigue por parte del cibercriminal: suplantar la identidad de alguna empresa para dar una imagen falsa de confianza. Preavisamos de que el phising está regulado en el artículo 248.2 del Código Penal español como «fraude informático».
En concreto, este precepto califica a los cibercriminales como reos de estafa (estafadores) en 3 casos:
a) Los que, con ánimo de lucro y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio semejante, consigan una transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de otro.
b) Los que fabricaren, introdujeren, poseyeren o facilitaren programas informáticos específicamente destinados a la comisión de las estafas previstas en este artículo.
c) Los que utilizando tarjetas de crédito o débito, o cheques de viaje, o los datos obrantes en cualquiera de ellos, realicen operaciones de cualquier clase en perjuicio de su titular o de un tercero.
Dicho en otras palabras:
Para terminar, en España, este delito de estafa está sancionado con una pena de prisión de 6 meses a 3 años, dependiendo del importe defraudado, el daño económico causado, etc. Si la cuantía defraudada no excede de los 400€, se impone una multa de 1 a 3 meses.
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Esperamos que os haya sido de ayuda esta información. Si tenéis alguna duda comentad abajo y os atenderemos en seguida. ¿Habéis sufrido smishing alguna vez?
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