Con el auge de la minería de criptomonedas, millones de tarjetas gráficas se están dedicando ahora a minar. Pero es muy posible que esta situación no dure para siempre, llegando un punto en el que las gráficas que han estado minando se pongan a la venta. Si la oferta es excesiva, los precios bajarán, haciendo bastante suculenta la compra de estas GPU de segunda mano. Pero… ¿es peligroso comprar una gráfica que ha estado minando? ¿Podemos identificarlo? ¿Cuánto habrá afectado el minado a su vida útil? En este artículo lo analizaremos. ¡Comenzamos!
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Esta pregunta tiene mucho sentido hacérsela ahora que las gráficas RTX 30 están siendo mayormente acaparadas por mineros. Si explotase rápidamente la burbuja de la minería, seguramente empezaríamos a ver las plataformas de segunda mano inimaginablemente plagadas de GPU de nueva generación a buen precio. ¿Debería uno preocuparse por ello?
Vamos a ver inicialmente unos cuantos aspectos que nos pueden resultar incluso ventajosos sobre una gráfica de segunda mano dedicada a gaming, para luego cubrir qué inconvenientes puede suponer.
Por norma general, una tarjeta gráfica dedicada a la minería de criptomonedas se mantendrá 24/7 funcionando bajo carga, pero a una temperatura inferior que si estuviese jugando. Así, una GPU que se dedique a jugar varias horas al día a temperaturas muy altas podría sufrir el mismo desgaste o más que una empleada para minería 24/7 en condiciones controladas. Vamos a ver algunos de los motivos por los que ocurre esto.
Teniendo en cuenta el punto anterior, podemos determinar con claridad que las gráficas que minan tienen un menor estrés en el núcleo que aquellas que están jugando, pero a su vez estamos olvidándonos de algo muy importante: hacer undervolting al núcleo es normal, pero también se suele hacer overclocking a las memorias, ya que ahí sí que se obtiene una mejora drástica del rendimiento.
Esto puede provocar que se vayan por encima de los 80 grados, que dependiendo de la temperatura y la tecnología de memorias podría acabar resultando en problemas. El gran problema es que no todas las gráficas disponen de sensores en las memorias, de hecho por poner un ejemplo las RTX 20 de NVIDIA no lo hacen (las RTX 30 sí).
Otra de las características de un rig de minería es que estos suelen estar bastante enfocados al rendimiento térmico, para así asegurarse la mejor durabilidad y estabilidad posible. Así, lo normal es que las GPUs lleven sus ventiladores a velocidades muy altas, además de colocarse en salas controladas donde también cuenten con una buena refrigeración a su alrededor. Esto es lo que haría cualquier minero mínimamente profesional, creando un entorno bastante mejor refrigerado que el interior de la mayoría de cajas de ordenador.
Está claro que el gran riesgo e inconveniente que podemos encontrar es que alguien no haya cumplido con nada de lo anterior. Básicamente serán aquellos usuarios que hayan empezado a minar «por la moda» sin informarse, asesorarse ni comentar su configuración con otras personas que sí sepan hacerlo.
También podemos estar hablando de personas que efectivamente saben cómo minar correctamente, pero priorizan la rentabilidad a la durabilidad, pudiendo abusar de las memorias y llevándolas a puntos superiores a su TJMax (temperatura máxima), sobre todo de cara a las últimas gráficas RTX 30 como las 3080 y 3090, que emplean memoria GDDR6X que se calienta mucho y muy fácilmente, ya que solo es GDDR6 en esteroides.
No tenemos clara cuál es la dimensión de usuarios que estarían dentro de estos segmentos. Realmente también podemos encontrarnos con gráficas dedicadas a gaming muy maltratadas, aunque suele ser un efecto mucho más provocado por el largo plazo.
Incluso podríamos rizar un poco más el rizo y hablar de que algunas tarjetas gráficas no suelen usarse para minería, mientras que otras son la norma. Pero esto a día de hoy no resulta útil más allá de las GPUs de gama más baja, ya que básicamente todos los mineros se lanzan a cualquier gráfica que encuentren porque las rentabilidades son bastante elevadas.
Algunos de los efectos de una tarjeta gráfica con BIOS cambiada podrían notarse en la instalación de drivers o en la lectura de los sensores por parte de los programas, pero lo más habitual es que veamos información incoherente en GPU-Z, como que se nos indique un modelo de GPU diferente al que tenemos.
Hace unos días se veían noticias que mostraban una posible reducción en el rendimiento por culpa de la minería. ¿Hasta qué punto puede ocurrir algo así?
En el famoso vídeo que trataba este asunto, efectivamente se ven diferencias de rendimiento ligeramente notables después de un año y medio de minado. Pero, realmente, es arriesgado asegurar que esto se debe a una degradación de componentes. Lo normal es que el causante de esto sea un deterioro de la pasta térmica, que provoca el gran aumento de temperaturas que se ve en la imagen y por lo tanto una reducción de las frecuencias de la GPU que impacta en el rendimiento. Una comparativa como la de arriba debería realizarse tras un cambio de pasta térmica, un proceso que no ocurre por una degradación de los componentes en sí, sino solo de la pasta.
También es verdad que esa bajada en rendimiento parece mayor a la esperable en una GPU que apenas tiene un año y medio de uso, en el sentido de que quizás la pasta no se habría degradado tanto si la gráfica no se hubiese usado en minería. Aquí pueden intervenir también muchos factores externos. No es suficiente para sacar conclusiones.
Finalmente, nos gustaría indicar algo que seguramente hayáis podido concluir, y es que realmente donde más riesgo de problemas hay es en los propios ventiladores. Todo dependerá de cada GPU, del tipo de ventiladores que lleve, y de las condiciones de funcionamiento. Pero no vamos a negar que se hace bastante probable que estos se vuelvan más ruidosos y molestos de lo normal.
Quizás la mejor forma de quedarse tranquilo será hacer una combinación de tres claves importantes:
Ojo, porque en una gráfica dedicada a jugar también podría ocurrir exactamente lo mismo. Muchas de estas GPU se caracterizan precisamente por tener ventiladores que se encenderán y apagarán continuamente, pues los modos semi-pasivos de la mayoría de gráficas están muy mal programados, y a la larga puede acabar resultando en los mismos problemas o más que una operación constante.
Nuestra conclusión final es que no hay una buena forma de confirmar que una GPU dedicada a minar esté en peores condiciones que una usada para juegos. En ambos casos podemos encontrar gente que le haya dado el cuidado suficiente para asegurar su durabilidad, como todo lo contrario. Realmente, en la minería es común que las GPUs estén bien tratadas, manteniendo temperaturas bajas además de tener undervolt.
Saber si estás comprando una GPU de segunda mano cuidada es tan difícil con minería como con gaming.
Los dos grandes ejes de preocupación están en el ventilador, que estará trabajando 24/7 a velocidades altas para permitir esas temperaturas bajas, y las memorias, que sí se suelen overclockear. Muchas GPUs no tienen sensores de temperatura de memorias por lo que los mineros no pueden supervisarla, y por mucho que sea un aliciente para cuidar la refrigeración al máximo también es posible que hayan funcionado a temperaturas superiores a las admisibles, perjudicando la durabilidad.
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En definitiva, que comprar una tarjeta gráfica de segunda mano empleada para minar puede ser tan malo o tan bueno como hacerlo con una usada para gaming, así que no nos queda otra que seguir las mismas directrices para maximizar las posibilidades de éxito en la compra:
Te damos recomendaciones actualizadas de tarjetas gráficas viejas de segunda mano.
Este último punto está muy orientado a las nuevas RTX 30, pues quien consiga una de segunda a buen precio y procedente de alguien que la haya dedicado a minar durante tan solo unos meses no debería preocuparse. Otra historia sería una RX 580 que llevase 4 años seguidos de minería, por ejemplo. Esa gráfica tendría muchas más posibilidades de estar exhausta, pero repetimos la misma idea, duela o no: lo mismo puede ocurrir con alguien que se haya dedicado a gaming intensivo durante esos años.
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