El Samsung Odyssey G9 es uno de los monitores más interesantes del momento. Esta es la propuesta más ambiciosa de su gama de monitores gaming Odyssey, y busca conquistarnos con su panel de 49″ QHD ultrapanorámico equivalente a dos pantallas, una agresiva curva 1000R, tasa de refresco 240Hz y mucho más.
Como uno de los monitores de más alta gama del mercado, no podíamos olvidarnos de características como la certificación HDR1000 o su compatibilidad con G-Sync o AMD FreeSync Premium Pro. ¿Podrá este monitor con las duras exigencias que le corresponden a su segmento de mercado? En esta review lo descubriremos. ¡Comenzamos!
Antes de comenzar nos gustaría agradecer la confianza a Samsung por cedernos este Samsung Odyssey G9 para su análisis.
Entre los accesorios encontramos:
El montaje del monitor es un proceso especialmente complejo dadas las grandes dimensiones del panel, que además llega a un peso de nada menos que 14 kilos, que ascienden a 16.7kg si contamos la peana. Aquí más que nunca es importante que el proceso de montaje esté bien pensado.
Si vemos el manual de instrucciones, ya nos sugiere que nos valgamos de una persona que nos ayude para sacar el monitor de la caja, algo que es precisamente de los últimos pasos que nos recomiendan en el desensamblaje. Puede hacerlo alguien solo, pero lo fundamental es tener cuidado y seguir con tranquilidad todo el manual.
Este es el espacio mínimo que deberéis dejar en la mesa para que se pueda situar el monitor, mi tablero es de 75cm y la verdad es que se nota cómo estoy algo más limitado de lo normal en espacio, pero es normal: hay que mantener el centro de gravedad en semejante monitor con una buena peana.
Siguiendo con lo que es el proceso de montaje, la verdad es que en todo momento nos ha quedado muy claro y hemos podido apreciar los buenos detalles que pone Samsung en el diseño para asegurar que, dentro de lo difícil que sabíamos que sería, se nos haga lo más cómodo posible. No es un montaje de 5 minutos, pero gracias a su buen diseño y conceptualización tampoco es una pesadilla.
Si a esto le sumamos la iluminación trasera, entonces tenemos sin duda un monitor que se va a ver impresionante desde atrás. Muchos pensaréis que da igual, pero realmente hay mucha gente cuyos setups hacen visible todo el cuerpo del monitor, y agradecerán estos detalles.
Y como os decíamos antes, contamos con un embellecedor que nos permite esconder completamente las salidas de las conexiones del Samsung Odyssey G9. Debéis tener en cuenta que implica la clara desventaja de que tendremos que sacarlo cada vez que queramos conectar algo, pero esto es algo que ocurre siempre que busquemos una gestión del cableado excelente. En todo caso, podríamos ser previsores y hacer alguna conexión de más para tenerla preparada.
Como ya os contamos, este increíble formato ultrapanorámico equivale a dos pantallas QHD, concretamente estamos ante una relación de aspecto 32:9 frente al 16:9 al que estamos acostumbrados. Así, la pantalla cuenta con 5120×1440 píxeles.
Esto se combina con una curvatura 1000R. Esta es realmente agresiva puesto que lo habitual es que los paneles curvos sean 1600R, 1800R, etc… que son curvas mucho más modestas. Esto se hace con la intención de dar una mayor inmersión, algo cuyo éxito confirmaremos o desmentiremos en los últimos puntos de la review. Desde luego, para un tamaño tan inmenso tiene muy buena pinta.
Hablando de números, la regulación que se nos permite es de entre 3 grados hacia abajo y 13 grados hacia arriba de inclinación, entre 15 grados hacia la izquierda y 15 a la derecha de giro, y una regulación máxima de la peana de unos 12 centímetros.
Dejemos ahora la construcción externa del monitor y pasemos a analizar a fondo cómo es su panel. Estamos ante una pantalla QLED, que se podría decir que es en esencia una marca comercial de Samsung para referirse a sus mejores paneles, pero realmente también tiene peculiaridades como el quantum dot que nos permite conseguir colores más puros y precisos.
Este Samsung Odyssey G9 es desde luego un monitor de hitos, y no dejamos de ver características que lo diferencian claramente del resto del mercado. Un ejemplo es cómo han conseguido un panel con una tasa de refresco de 240Hz y tiempo de respuesta de 1ms GtG sin haber apostado por la calidad de imagen inferior de un TN. Desde luego, no es el primer panel VA o IPS con 240Hz y 1ms GtG del mercado, pero si le sumamos todas las demás características nos quedamos con una auténtica bestia.
Empezamos comprobando si el monitor tiene algún tipo de ghosting mediante el conocido TestUFO. En todas las imágenes que os dejamos tenéis a la derecha una referencia para que podáis ver cómo se ve una imagen que realmente sí tiene ghosting.
Eso sí, antes de nada queremos aclarar una cuestión relacionada con la tasa de refresco del monitor. Como sabéis, es de 240Hz, pero para ello hace falta una tarjeta gráfica compatible con DSC (Display Stream Compression). Esto no es un capricho, pues debéis tener en cuenta que este Samsung Odyssey G9 tiene una resolución horizontal equivalente al 5K y un número de píxeles cercano a los de un monitor 4K. A esos niveles, la especificación DisplayPort 1.4 requiere DSC para funcionar a 144Hz o 240Hz, por toda la cantidad de datos que tiene que transmitir.
Para disfrutar de una tasa de refresco y resolución tan elevadas, es imprescindible la compatibilidad con DSC. No es un problema del monitor, son las especificaciones de DisplayPort. Quien tenga una gráfica reciente no debería preocuparse.
Esto nos da lugar a la reflexión de que Samsung debería haber apostado también por el HDMI 2.1 en este monitor, ya que con el HDMI 2.0 que usa no se pueden alcanzar tampoco los 240Hz. Estaríamos en las mismas pues el HDMI 2.1 solo lo soportan las gráficas más nuevas, pero creemos que en este segmento tendrían que haberse preparado para los futuros usuarios de esa tecnología.
Por desgracia, personalmente no tengo una gráfica compatible con DSC, al tratarse de una AMD Vega 56, lanzada en 2017. Este es un problema que es el mismo tanto para AMD como para NVIDIA, ya que el DSC solo se soporta a partir de las NVIDIA RTX 20 y a partir de las AMD RX 5000 (Navi).
Además, deberéis aseguraros de tener el último driver instalado, para asegurar la compatibilidad con G-Sync o con AMD FreeSync Premium Pro.
Vamos con las medidas fundamentales que hemos obtenido en nuestras pruebas con el monitor sin calidad. Recordemos, antes de nada, las especificaciones que nos promete Samsung: un brillo mínimo de 300 nits (420 nits en valores típicos), y un contraste estático de 2500:1. Este es un valor inferior a lo esperado en un panel VA, aunque los VA curvos son bastante especiales, más aún cuando tenemos características como tiempos de respuesta GtG de 1ms, no es fácil fabricar un panel así y que sea perfecto en todos los aspectos.
Como siempre, nuestras mediciones se hacen con el brillo al 100% y con las configuraciones de contraste dinámico o atenuación desactivadas, para que se muestre el rendimiento real del panel.
Brillo | Contraste | Valor Gamma | Temperatura de color | Nivel de negros |
440.66 nits (cd/m²) | 2094:1 | 2.35 | 6530K | 0,2104 cd/m2 |
Las especificaciones de brillo se superan con creces, y el valor al nivel máximo es muy satisfactorio. El contraste 2500:1 anunciado no se alcanza en nuestro caso, y nos quedamos con un modesto 2100:1 aproximadamente.
La referencia para el valor gamma es 2.2±10%, así que el monitor está perfectamente dentro de parámetros. Finalmente, la temperatura del color blanco es de 6530 kelvin.
Vamos ahora con una prueba muy relevante para determinar la calidad de imagen del monitor, que es básicamente la de uniformidad de brillo. En ella, lo que hacemos es realizar las pruebas con el colorímetro en regiones distintas de la pantalla para ver si los niveles de brillo tanto en color blanco como en distintos tonos grises son iguales. En un panel de mala calidad se notarán grandes desviaciones, sobre todo de cara a las esquinas.
Uno de los grandes problemas inherentes a los paneles VA curvos, y en particular a unos tan grandes y complejos de fabricar como este, es que son más propensos a la aparición de fugas de luz, o más concretamente un efecto de clouding, que consiste en que en fondos negros se vean regiones muy localizadas con una iluminación blanca más fuerte de lo normal.
Todo esto depende de cada panel concreto, aunque os podemos decir que en el nuestro sí lo hemos notado, sobre todo de cara a ver la pantalla desde un ángulo. En un uso normal, con fondos negros y la luz apagada, la verdad es que el efecto apenas se nota, y la verdad es que la sensación que deja en cuanto a colores negros es la de un «panel IPS mejorado».
Los paneles VA son muy buenos, y más aún uno de tan gama alta como este. Pero tienen todo un Talón de Aquiles en lo que respecta a los ángulos de visión, que son objetivamente peores a los de un panel IPS, por ejemplo.
Esto puede ser preocupante cuando hablamos de un monitor tan alargado y curvo, porque nos lleva a la pregunta de si afecta a la visualización de los laterales de algún modo. La verdad es que en el uso normal, estando situados más o menos centrados o un poco movidos, no se notan diferencias de imagen. Pero sí que es cierto que con facilidad empezamos a ver cómo los extremos pierden algo de imagen tan pronto nos desplazamos un poco. La verdad es que es algo más bien anecdótico, pero tenedlo en cuenta.
Los valores de punto blanco son muy buenos, situándose claramente en los valores recomendados. Pero cuando llegamos al DeltaE los resultados ya son bastante menos alentadores, con una media de 2.66 y un máximo de 5.88. El máximo recomendado es de 1.5 para la media y 4 para el máximo.
En concreto, hay una mayor imprecisión en algunos tonos de gris, al estar más azulados de lo normal. También tenemos desviaciones importantes en dos tonos de rojo y de verde, así que desde luego nuestra unidad sí requería una calibración. Hagámosla.
Veamos ahora qué resultados hemos obtenido tras la calibración del monitor. Esta tan solo nos ha requerido dejar los colores en 50, 49, 48 (Rojo, verde, azul) frente a los 50, 50, 50 originales. Luego de eso hemos generado el perfil ICC que como siempre os dejamos para descargar:
Los resultados tras calibrar son simplemente sensacionales, con un deltaE medio de solo 0.58 y un máximo de 2.45. Ningún tono de color tiene una presencia excesiva sobre los demás, y esa reducción en los azules resultó significativamente positiva para los tonos de grises. ¡Genial!
Vamos ahora a ver qué podemos hacer en el menú OSD del monitor, controlable mediante un joystick bastante típico en monitores últimamente. Lo primero que se nos ofrecerá es elegir entre 4 opciones, os las comentamos desde arriba y hacia la derecha: menú, modo PIP/PBP (ahora os lo explicamos), apagar monitor, o elegir fuente de entrada. Vayamos al menú y veamos todas sus opciones.
Continuamos con el modo PIP/PBP, que básicamente significa Picture in Picture / Picture by Picture.
El modo PIP funciona tal y como lo conocemos en otros dispositivos. Esto es, tendremos una fuente de imagen «principal» que ocupará toda la pantalla y una secundaria que ocupa tan solo una parte. Luego está el modo PBP (Picture by Picture) que lo que hace es básicamente separarla en dos mitades, de tal forma que podemos tener una fuente de entrada en una mitad y otra fuente distinta en la otra mitad. Está muy bien teniendo en cuenta el formato del monitor, que como ya hemos indicado varias veces equivale a dos monitores QHD.
Dentro de lo que es el PBP, podemos elegir si la separación es en dos partes iguales o una será algo más alargada que la otra. En el PIP lo que podemos es básicamente es seleccionar en qué esquina queremos la pantalla secundaria y cuál será su tamaño, entre otros detalles.
Además tenemos a nuestra disposición opciones adicionales como las de atenuación local o brillo dinámico que permiten mejorar la percepción de los negros, en particular la primera opción es para contenidos HDR. Finalmente, entre otras opciones, tenemos las opciones de reestablecimiento, actualización de firmware, etc.
Desde luego, lo que más sorprende de este Samsung Odyssey G9 es su formato. No hace falta entrar en características para que uno quede boquiabierto, ya es suficiente con el tremendo tamaño que tiene para que no nos deje indiferentes.
Recordemos que este es un monitor gaming, pensado para que lo usen jugadores exigentes de aquellos juegos en los que resulte beneficioso tener este tamaño de pantalla, como podría ser en racing, juegos de historia, simulación, etc. Pero, ¿qué hay de la productividad? ¿Podemos ser más productivos con este formato?
¿Y qué hay de la curva? Ese es otro aspecto que puede resultar muy polémico, máxime con una curvatura de 1000R, que no es precisamente pequeña. Nuevamente, rápidamente uno se acostumbra y empieza a ver sus beneficios en un tamaño tan alargado. La verdad es que hace bastante más natural el hecho de tener que moverse por semejante longitud, así que creemos que está fenomenal.
Lo primero que hay que comentar es sin duda el impresionante formato ultrapanorámico 32:9 que usan sus 49 pulgadas, equivalente a tener dos monitores juntos, y además con una agresiva curvatura 1000R que mejora con creces toda la experiencia inmersiva que da el monitor, tanto para gaming (su mercado objetivo) como para productividad.
Y no solo es que haya un formato increíble, sino que el propio panel trae características punteras. Con una resolución doble QHD (5120×1440, QHD duplicado en horizontal) en un panel VA QLED con una excelente cobertura de color del 125% sRGB (que hemos podido confirmar con nuestras mediciones)
Además, Samsung también nos deja prestaciones muy especiales para jugar: es todo un lujo que todo lo anterior se combine con una tasa de refresco de 240Hz y un tiempo de respuesta de 1ms GtG. Estos dos puntos estaban hasta hace poco reservados a paneles TN, en los que se sacrificaba mucho la calidad de imagen por ellos.
El Samsung Odyssey G9 combina un formato increíble con un panel de especificaciones punteras para gaming sin que sea un TN que sacrifique la calidad de imagen.
Realmente no todo es perfecto, y sí que han hecho falta algunos sacrificios para dar todas estas características positivas, como puede ser un contraste 2000:1 que se sitúa a medias entre un panel IPS y un VA. Aún así, nada nubla la genial experiencia que nos hemos llevado con este gran monitor.
La calibración de fábrica no es particularmente buena, pero esto es algo que solo preocupará a diseñadores ya que en todo lo demás que tenga que ver con los colores la verdad es que el panel no decepciona, con su cobertura sRGB del 130% según nuestras mediciones. Los que sí le vayáis a dar un uso de imagen profesional deberíais sin duda considerar una calibración con colorímetro.
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El precio de este monitor es de aproximadamente 1500 euros. Desde luego, el Odyssey G9 no deja de sorprender ni en el precio, y en este caso es para asustar a más de uno con un precio tan elevado. ¿Es un precio acorde a sus características? La verdad es que se podría decir que sí si tenemos en cuenta la tasa de refresco de 1ms, la resolución doble QHD y el tiempo de respuesta de 1ms GtG, además de las características en general del panel.
Desde luego, todo depende de para quién sea el monitor. No tendría nada de sentido para productividad si la compañía vende su Odyssey C49RG90 con similares características pero de 120Hz a un precio considerablemente menor (900-1000 euros), pero este Odyssey G9 está para quien realmente quiera aprovechar los 240Hz y el formato y tenga un bolsillo holgado.
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