Los SSD M.2 NVMe son cada vez más populares, ya que estas unidades especialmente rápidas y compactas se han ido abaratando mucho con el tiempo. Por ello, muchos os estaréis preguntando: ¿puedo convertir mi SSD M.2 NVMe en una unidad externa por USB? Es algo que tiene sentido valorar, pues básicamente conseguirías muchísimo rendimiento, a años luz de un HDD externo o un pendrive, en un tamaño que cabe en el bolsillo. En este artículo veremos si es posible, qué compromisos de rendimiento podría haber y qué SSD son compatibles. ¡Vamos allá!
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Afortunadamente, convertir una unidad SSD NVMe interna a externa es realmente sencillo. Tanto, de hecho, como hacerlo con un HDD tradicional. ¡Tan solo hay que comprar una carcasa externa compatible! Los fabricantes de este tipo de productos no se han olvidado de los que tienen un SSD NVMe.
Incidimos en lo beneficioso que puede resultar esto para todos aquellos que busquéis un almacenamiento lo más rápido posible en un pequeño tamaño, pues las unidades M.2 caben en la palma de la mano, son bastante más pequeñas que un HDD de portátil o un SSD SATA de 2.5″, e infinitamente más pequeños que los HDD de escritorio de 3.5″.
Veamos ahora qué requisitos vamos a tener que cumplir para poder poner nuestro SSD en una de estas carcasas.
La cuestión es que no solo hay que tener en cuenta eso, ya que dentro de los SSD con formato M.2 podemos encontrar básicamente dos tipos:
Tened esto muy presente: M.2 se refiere únicamente al formato, la forma. No se refiere al tipo de interfaz por el que viajan los datos.
Generalmente, se piensa que todo SSD M.2 es NVMe, pero esto es realmente erróneo, así que deberás confirmarlo con claridad: simplemente mira la propia pegatina del SSD o busca el modelo en Internet, y encontrarás la información instantáneamente. Otra opción es usar CrystalDiskInfo si lo tienes conectado a tu ordenador. Este software nos lo indicará con total claridad:
En este contexto tenemos, de más corto a más largo, el 2230, 2242, 2260, 2280 y 22110. Lo más normal es que las carcasas soporten todas ellas menos la 22110, que es muy poco común, ¡así que en este sentido no debería haber limitaciones con casi ninguna unidad del mercado!
Dicho esto, echemos un vistazo a algunas de las carcasas disponibles actualmente en el mercado.
Última actualización el 2024-11-23
Comenzamos por la carcasa Orico M.2 NVMe, y lo hacemos básicamente porque es un modelo que ya hemos analizado en la web y hemos podido comprobar su buen desempeño. Si acaso, su mayor limitación está en que solo anuncia ser compatible con clave M, pero realmente debería servir también con los modelos NVMe que usan B+M, que aunque indicamos que era propio de los SATA también hay NVMe así. En todo caso, si tienes un NVMe con esas conexiones quizás te de más tranquilidad comprar una de las opciones de abajo.
Última actualización el 2024-11-23
Seguimos con un modelo de Ugreen que nos ha parecido interesante recoger ya que usa un conversor distinto, de ASMedia, que también funciona perfectamente y de esta manera recogemos todo tipo de opciones del mercado. Al igual que el anterior, soporta tamaños hasta 2280, pero sí que afirma soportar la clave B+M.
Alguna alternativa más:
Última actualización el 2024-11-23
Es curioso ver cómo ASUS ofrece su propia carcasa externa, con iluminación RGB y todo, pero evidentemente a un precio prohibitivo como ocurre con muchos accesorios ROG. Aún así, la dejamos prácticamente por la curiosidad. Es previsible que también lleve un conversor ASMedia, teniendo en cuenta que es una filial de ASUS.
Aunque el artículo se dirija a NVMe, no queríamos dejaros sin opciones a los que descubristeis que vuestro SSD es M.2 SATA. Además, son más baratas así que podríais acabar prefiriendo una opción de este tipo.
Última actualización el 2024-11-24
Una de las mejores preguntas que se pueden hacer es: ¿puedo perder rendimiento si conecto un SSD NVMe a una carcasa? Claro, estos SSD trabajan sobre la interfaz PCI Express y pasarlos por USB puede ser un lastre, y efectivamente así es.
Lo cierto es que estas caídas eran esperables, nos esperábamos con claridad que hubiese un cuello de botella por el uso de la interfaz USB, que por mucho que alcance unas excelentes velocidades teóricas está afectada por dos problemas:
Ante esto sacamos básicamente la conclusión de que no es algo excesivamente preocupante salvo que la velocidad sea un aspecto absolutamente crítico. Al fin y al cabo, para usuarios que no tengan un nivel de exigencias excesivo no va a haber mucha diferencia entre 600MB/s y 2000MB/s, a ambas velocidades van a rendir genial y nos seguiremos beneficiando de las excelentes latencias, velocidades aleatorias, tamaño y capacidades de un SSD de este tipo.
Si tienes un ordenador moderno, deberías tener muy presente la tecnología Thunderbolt 3 y comprobar si tu equipo la tiene antes de comprar un adaptador para SSD M.2 NVMe. El motivo es muy sencillo: básicamente, Thunderbolt es una interfaz que asegura unas velocidades mucho mayores que USB.
No solo es que con Thunderbolt vayamos a tener una mayor velocidad de transmisión teórica, sino que además no tendremos por qué funcionar bajo el bus USB. ¿Qué significa esto? Pues básicamente que podemos trabajar bajo PCI Express directamente en un equipo con Thunderbolt, eliminando el posible cuello que puedan dar los USB y aumentando muy fuertemente el rendimiento teórico.
En el caso de la versión 3 de Thunderbolt, que es la que usan la gran mayoría de equipos compatibles actualmente, tendremos una interfaz PCI Express de al menos 16 Gbps, lo que en la práctica se traduce a lo que pueden dar 2 líneas PCIe 3.0, es decir, la mitad de lo que nos da la mayoría de conectores M.2 de placas base actualmente. Aún así, no os preocupéis ya que no todos los M.2 son capaces de tener un rendimiento que sature un PCIe 3.0 x2, y sea como sea el cuello de botella que nos evitamos es tremendo respecto al uso en USB.
Si hablamos de Thunderbolt 4, entonces tenemos un mínimo garantizado de 32 Gbps, que es lo que nos da un PCIe 3.0 x4 equivalente a la mayoría de ranuras M.2, aunque es una versión recién salida por lo que pocos portátiles la soportan y ninguna carcasa externa M.2 por ahora.
En ambos casos, la pérdida de rendimiento respecto a montarlo directamente a nuestro PC debería ser bastante pequeña. No inexistente, pero sí pequeña.
Desde luego, si tu portátil soporta Thunderbolt puedes valorar esta opción, pero solo si realmente necesitas el rendimiento, ya que son ¡realmente caras!
Última actualización el 2024-11-23
Si necesitas convertir tu SSD M.2 NVMe a un USB externo, el mercado está lleno de carcasas externas muy interesantes que te permitirán hacerlo fácilmente.
Simplemente, debes controlar que la compatibilidad sea la adecuada, en el sentido de que tendrás que confirmar que tu SSD M.2 es en efecto de tipo NVMe y no SATA. También hay que tener en cuenta que hay distintos tipos de conexiones M.2, y tienen que ajustarse a la compatibilidad de la carcasa que vas a comprar. No te preocupes, ya que la mayoría de fabricantes lo dejan realmente claro en sus imágenes de producto en las tiendas.
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El hecho de pasar un SSD de este tipo a USB puede suponer unas pérdidas de rendimiento que a nivel teórico son importantes, pero en la práctica lo más probable es que no lo notes. En todo caso, disfrutarás de una velocidad infinitamente superior a la de un HDD externo o un pendrive, todo con una unidad de tamaño de bolsillo, prácticamente.
Lo que también debes valorar es si vas a usar la carcasa en un dispositivo compatible con Thunderbolt, ya que podrías comprar una que utilizase este tipo de interfaz en vez de funcionar directamente por USB, ya que así estarás conectando tu SSD al ordenador mediante PCI Express, que es la interfaz que usan todos los SSD NVMe de serie, así que las pérdidas de rendimiento serán muy inferiores, o casi nulas.
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Finalmente, el gran problema de estas carcasas SSD M.2 NVMe a USB / Thunderbolt es que suelen tener un precio bastante alto, pero afortunadamente funcionan muy bien y nos permiten conseguir un dispositivo de almacenamiento que con un pequeño tamaño es realmente poderoso.
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