Cuando buscamos un monitor con NVIDIA G-SYNC, creemos que nos sobra con que tenga esta tecnología, pero hay diferencias entre el nativo y el compatible.
El mero hecho de incorporar G-SYNC hace que el monitor se encarezca bastante, pero hay un detalle que debéis tener en cuenta. Parece que por ver las siglas G-SYNC nos quedamos tranquilos, pero no es lo mismo este soporte nativo, que el compatible. Por ello, os vamos a explicar las diferencias.
Este tipo de soporte hace que los monitores incorporen un chip especial dentro que les permite cambiar la tasa de refresco de forma dinámica. Es un sistema que ayuda a eliminar el tearing y el stuttering, permitiendo que la tasa de FPS no excedan la máxima tasa de refresco del monitor.
No funciona como la sincronización vertical, ya que no introduce ningún input lag. Por otro lado, este módulo trae la ventaja del variable overdrive, que permite al monitor cambiar la configuración de acuerdo a la tasa de refresco óptima.
Esto permite al monitor potenciar la velocidad del tiempo de respuesta para que los píxeles puedan cambiar de un color a otro lo suficientemente rápido para prevenir el ghosting.
Muchísimos monitores sin G-SYNC no tienen variable overdrive, supliendo esta característica con modos fijos: débil, medio y fuerte. No obstante, el problema está en que diferentes tasas de refresco requieren diferentes niveles de overdrive.
Por ejemplo, a 144 Hz el modo «fuerte» puede eliminar el trailing, pero será demasiado agresivo si nuestros FPS caen a los 60 FPS. Esto causará un ghosting inverso, lo que nos obligará a ir cambiando el modo overdrive dependiendo de nuestra tasa de FPS.
Sabéis que, en los juegos, los FPS fluctúan mucho, especialmente cuando entramos en un escenario interior y salimos al exterior. Ahí, la caída es brutal.
Otra de las ventajas que ofrece el módulo integrado de NVIDIA G-SYNC, es el VRR, o, mejor dicho, «la tasa de refresco variable«. Todos los monitores que incorporan el módulo en cuestión, soportan el VRR desde los 30 Hz hasta la tasa de refresco máxima del monitor.
Es un nuevo soporte con el que NVIDIA quiere ofrecer una experiencia superior a la nativa. El aspecto diferenciador está en la calidad de imagen, ya que los monitores que vengan con esta certificación ofrecerán lo siguiente:
Así que, también tendremos un módulo en el monitor, pero contaremos con alguna cualidad fuera de lo normal, como es ese soporte HDR o un brillo superior.
En este caso, NVIDIA G-SYNC compatible funciona igual que AMD FreeSync. Esencialmente, es una tecnología de sincronización adaptativa validada por NVIDIA que funciona sin problemas.
No es más que un modo solo soportado a través de los puertos DisplayPort de los monitores, y requieren una GPU Pascal o más reciente junto con Windows 10 y los últimos drivers de NVIDIA. Gracias a la aparición del HDMI 2.1, también se puede aprovechar el G-SYNC a través de este puerto.
Te recomendamos la lectura de cómo activar G-Sync compatible en tu monitor con FreeSync
Lo cierto es que esta tecnología puede funcionar como una lotería, ya que depende mucho del monitor que tengamos. Por ejemplo, monitores con Adaptive-Sync o FreeSync ofrecen VRR si nuestra GPU NVIDIA es compatible, pero el rendimiento óptimo no está garantizado (cosa que sí garantiza el G-SYNC nativo).
En la mayoría de casos, no tendremos ningún problema con el G-SYNC compatible, bastando su activación desde el panel de control de NVIDIA. Sin embargo, hay casos que han tenido problemas con parpadeos en la pantalla.
Principalmente, el precio. Si vamos al mercado, los monitores con NVIDIA G-SYNC nativo son muchos más caros que los que ofrecen su variante compatible, por lo que es una de las diferencias más sonadas.
En términos de rendimiento, perderemos el variable overdrive o el Full VRR. Salvo que seamos unos gamers empedernidos, la ausencia de estas tecnologías no va a provocar un cataclismo en nuestra experiencia.
Sí que es cierto que el G-SYNC compatible no las ofrece, algo que puede mermar la experiencia un poco. Todo depende de nuestras exigencias gaming, hay personas que equipan su torre hasta arriba para jugar al máximo rendimiento. En dicho caso, sí que te merecerá la pena un soporte G-SYNC nativo.
Nuestro consejo es que os miréis bien la ficha técnica del monitor, así como vayáis a la web oficial de NVIDIA para ver el soporte G-SYNC del monitor que estáis mirando.
Si os fijáis en la tabla, rara vez veréis un monitor G-SYNC con HDR, lo que nos obligará a acudir a un monitor G-SYNC Ultimate. Personalmente, no me gusta esta estrategia de NVIDIA porque si veis el precio de estos monitores, no son muy populares.
Dicho esto, entiendo que una persona que, por ejemplo, tiene una RTX 3080 quiera el mejor monitor y no escatime en ello.
Esperamos que os haya sido de ayuda esta información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os responderemos encantados.
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