Los usuarios que deciden comprarse un PC por piezas deben prestar mucha atención y evitar los errores frecuentes al elegir una placa base. Este componente es quizás el más importante que irá instalado en nuestro ordenador, pues marca la capacidad de conexiones, periféricos, memoria RAM y por supuesto la compatibilidad y capacidad del procesador.
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Así que merece la pena que mires estos errores más frecuentes para no cometerlos a la hora de hacer tu compra. Si no tienes demasiada experiencia en esto de elegir componentes, mejor pedir ayuda a algún amigo o informarse bien antes de realizar tu pedido.
Uno de los principales errores frecuentes al elegir una placa base es que centrar casi todos nuestros esfuerzos en elegir el procesador antes que cualquier otro componente. Estamos de acuerdo en el que es núcleo central del equipo, pero, ¿qué ocurre que el componente que se encarga de hacerlo funcionar todo? La placa.
La placa es tan importante como la CPU o la tarjeta gráfica, y esta va a marcar completamente la capacidad de expansión del equipo, el tamaño del mismo e incluso la velocidad de los componentes. Deberíamos de invertir mucho más tiempo en elegir una buena placa que una CPU, en definitiva, hay muchísimos más modelos disponibles y con más componentes que deben ser estudiados.
El chipset o puente sur será la puerta de partida, ya que determina la capacidad de conexiones y la compatibilidad con el procesador. Si compramos un AMD Ryzen 7 3800X por ejemplo, el chipset X570 será el más recomendable por su capacidad, aunque lo bueno de AMD es que también su B550 admite overclocking. En el caso de Intel una CPU de serie K como el i5-10700K debemos elegir una placa X490, y si no pensamos realmente overclockear, una placa H470 junto a un 10700 irá genial por ejemplo.
¿Y qué decir de las conexiones, tarjeta de sonido o red? Pues son elementos que debemos filtrar también a la hora de hacer una compra, ya que podemos encontrar USB 2.0, 3.2 Gen1, Gen2 e incluso Thunderbolt o USB-C. Si eres por ejemplo creador o diseñador profesional serán vitales, y si eres gamer, una gran cantidad de puertos te harán la vida más fácil. También hay placas que no tienen puertos de vídeo integrados, si pretendes utilizar los iGPU del procesador te harán falta. La calidad de sonido dependerá también de códec que integra, siendo el mejor el Realtek ALC1220 o al menos el 1200. Finalmente, es muy bueno tener Wi-Fi 6 en los tiempos que corren, e incluso LAN de 2,5 Gbps.
Las fases de alimentación o VRM se encargan de alimentar el procesador, así que unas de buena calidad asegurarán una larga vida a éste, sobre todo si es de gama alta. Solemos hacer mucho hincapié en los VRM de placas que analizamos y sus temperaturas, ya que a veces llegan a ser hasta peligrosas para el procesador si son de mala calidad.
Donde se pone más de manifiesto la importancia del VRM y es donde se cometen errores frecuentes al elegir una placa base es en las de chipsets de gama alta. Estas en principio están preparadas para CPU que llegan a consumir más de 400W y son capaces de hacer overclocking. En una placa actual de gama media/alta que se precie, deberíamos de exigir al menos 8 o 10 fases de alimentación en formato ATX y 6 fases en las ITX. Los MOSFETS ideales son aquellos de triple estado que tengan control PWM digital, de esta forma el suministro de corriente es configurable y más fino gracias a la EPU (Unidad de Procesamiento de Energía). Las marcas Infineon, Intersil y Renesas son de las mejores.
A esto se le debe sumar la etapa de alisado con chokes y condensadores que deben tener la misma capacidad de paso de corriente que los MOSFETS, y una buena refrigeración. En placas de gama alta incluso vemos ventiladores para ayudar a refrigerar fases de hasta 90A con capacidades conjuntas de hasta 1000A y más.
La compatibilidad entre el socket y el procesador es otro de los errores frecuentes al elegir una placa base. Sobre todo, para los usuarios que no están muy al tanto de las diferentes generaciones, suelen equivocarse a la hora de elegir el socket o chipset de la placa.
Esto ocurría más a menudo en las generaciones anteriores, especialmente en el salto entre las generaciones 5ª y 6ª, 7ª y 8ª generación de Intel, y la 2ª y 3ª generación de los Threadripper. Es del todo normal confundirnos al tener nombres idénticos en el caso de Intel, o aspecto similar en el caso de AMD.
Para tenerlo un poco más claro, las placas implementan un nuevo chipset cada vez que se cambia de socket en los procesadores o la arquitectura de estas. Por ejemplo, entre la 5ª y la 9ª generación de procesadores Intel ha existido un mismo socket como es el LGA 1151, pero los chipsets de gama alta han evolucionado desde el Z170 para Skylake, Z270 para Kaby Lake y Z390 para Coffee Lake.
Para averiguar la compatibilidad entre la placa base y el procesador que pretendamos compra no necesitaremos sabernos de memoria todo esto. Será tan sencillo como irnos al apartado de soporte de la placa base en la página del fabricante, así como en la respectiva a la CPU para verificar que coinciden. Además, en el soporte de la placa los fabricantes dan una lista completa de todos los procesadores soportados por ella, así que solo tenemos que buscar nuestra CPU.
El hecho de concentrarnos solamente en CPU y GPU hace que muchos usuarios comentan el frecuente error de no atender a las necesidades reales del procesador. Nos referimos por ejemplo a comprar una potente CPU Intel de la serie K y conectar a la una placa sin capacidad de overclocking, o un AMD Ryzen 3900X con una modesta placa B450 de la generación anterior o incluso una A320 o A520.
A para empezar, debemos de comprar un procesador K si realmente planeamos hacer overclocking, de lo contrario una CPU como el 10600, 10700 o 10900 serán más que válidos en su lugar, rindiendo casi igual. En consecuencia, una buena placa H470, o anteriores como la B360 para la 9ª generación serán buena opción para ahorrar dinero. Por otro lado, no merece la pena una CPU gaming de este tipo para montarla en una placa de 90 euros que ni siquiera tiene potencia suficiente como para hacer que llegue a la velocidad Turbo Max con garantías.
El caso de AMD es un poco distinto al de Intel, ya que en ella todos los procesadores AMD Ryzen cuentan con capacidad de overclocking, y solamente los Athlon no lo admiten (excepto el 3000G). En tal caso, podríamos o no hacer overclocking no pagando un sobrecoste por el procesador, y además tanto el chipset de gama media B450 o B550, como el X470 o X570 lo permiten. El salto de prestaciones en la generación actual entre el B550 y X570 no es muy notorio, aunque sí es cierto que el X570 tiene todos sus Lanes PCIe 4.0, y el B550 solo los de la CPU. De hecho, los precios no varían demasiado, y una placa normalita X570 merece más la pena que una B550 cara.
Otro de los errores frecuentes al elegir una placa base es intentar ahorrar costes para destinarlos a una mejor tarjeta gráfica o procesador. En esto caso podría producirse un cuello de botella en la propia placa, por ejemplo, al tener un VRM muy malo, muy poca conectividad interna y externa, o un chipset muy inferior a lo que la CPU necesita.
Debemos ceñirnos al equilibrio de hardware, y comprar una placa del nivel que tenga la CPU. por ejemplo, una placa base con chipset AMD A320 vendrá genial para los procesadores Athlon, o un chipset Intel B360 para Pentium y Celeron. Estarán orientadas a equipos básicos destinados a ofimática, multimedia y navegación web.
El chipset de B460 de Intel también puede ser una buena opción para equipos de gama media que equipen procesadores Intel Core i3 de 4C/8T sin capacidad de overclocking, o incluso el Corfe i5-10400 para un uso de gaming básico, PC para estudio o preparados para tareas avanzadas.
Seguimos con Intel y el chipset H470 de gama media, que cuenta con placas bastante interesantes y potentes preparados para procesadores i5-10600, i7-10700 e incluso un i9-10900. Tiene casi los mismos carriles que el Z490, soporte futuro para PCIe 4.0 y multi-GPU. En AMD destaca sobre todo el B550 para los nuevos Ryzen 3000 Zen 2 de 4, 6 y 8 núcleos, así como el B450 para los Ryzen Zen+ y APU. Estos serían equipos para gaming de gama media o alta, diseño y alta capacidad multitarea.
El siguiente escalón se lo lleva el chipset AMD X570 para las CPU de 8, 2 y 16 núcleos de AMD, y el Intel Z490 para los procesadores K de Intel. Serían equipos gaming de gama alta o muy alta y orientación a creadores de contenido que necesitan renderizar y retransmitir a la vez que juegan.
Finalmente, los chipsets Intel X299 y AMD TRX40 se destinan a los procesadores entusiastas Intel Core X y XE y los AMD Threadripper, como estaciones para renderizado, minería, arquitectura e ingeniería y presupuestos muy elevados.
Uno de los errores frecuentes al elegir una placa base de aquellos no muy familiarizados con este formato es pensar que las pacas ITX son peores que las ATX. Si bien cuenta indudablemente con menos conectividad, en lo que respecta a potencia de chipset y VRM algunas son incluso superiores a los ATX.
Estas placas están por supuesto orientadas a montajes en chasis del formato ITX o como mucho Micro-ATX, pero a decir verdad la gran mayoría equipan chipsets de gama alta. En la gama de formato Micro-ATX sí que hay muchas de gama media y baja, aunque al final ocupan casi el mismo sitio que las ATX.
De una placa ITX debemos fijarnos en que tenga un buen VRM apto para procesadores potentes y una amplia conectividad con puertos de vídeo en caso de que la utilicemos para un Mini PC multimedia o de diseño. Además, estas placas por lo general tienen Wi-Fi 5 o 6, y hasta dos ranuras M.2 para SSD NVMe para almacenamiento.
Otro factor que suele confundir a los usuarios y provoca errores frecuentes al elegir una placa base es su capacidad de memoria RAM. Y no solo en lo que a cantidad de memoria se refiere, sino en frecuencia y perfiles XMP. El tema de los Ranks y Die tienen menos que ver con la placa y da para un artículo entero.
En cuanto a la capacidad, esta va a depender por supuesto de la cantidad de ranuras y del chipset que tenga la placa. No todas soportan módulos de 32 GB por ranura, solamente las más nuevas pueden, siendo las Intel B360, H470 y Z490, así como AMD A520, B550 y X570. Eso sí, todas ellas soportan Dual Channel excepto las X299 y TRX40, que serán Dual y Quad Channel siempre Non-ECC para consumo minorista.
Pero el error más habitual es confundir la velocidad soportada por el procesador y la velocidad soportada por la propia placa. Cuando vemos las spces de los procesadores, estas tienen reflejado un valor en MHz que se refiere a la capacidad nativa automática (2933 MHz Intel y 3200 AMD actualmente). Pero esta velocidad puede ser aumentada con los perfiles JEDEC de fábrica que overclockean los chips DDR4. De esta forma las velocidades pueden llegar a ser muy elevadas, por encima de los 5000 MHz en placas de gama alta. La compatibilidad con las CPU se lleva a cabo con la función XMP en el caso de Intel y DOCP de AMD.
Tampoco se debe confundir ni generalizar el tipo de interfaz que soportan las ranuras M.2 de las palcas. En primer lugar, habrá ranuras destinadas a SSD y a veces una para Wi-Fi, cuya diferencia es claramente el tipo de ranura. Pero lo más lioso es identificar la versión PCIe que soporta, y si además soporta también SATA. Como antes, se debe conocer en el apartado de especificaciones de la placa en la página de producto. Solamente las B550 y X570 soportan PCIe 4.0 por ahora, el resto PCIe 3.0 y la mayoría también soportan SATA.
Si piensas comprar una placa para usar el 100% de su conectividad debes tener en cuenta que la gran mayoría comparte algunos carriles PCIe. Esto se debe a que las conexiones exceden los carriles soportados por CPU + Chipset, y deben conmutarse para hacer el reparto.
Por ejemplo, no todas las placas con PCIe x16 soportan varias GPU en paralelo, de hecho, solamente una ranura irá a x16 de verdad, mientras que las otras lo hacen a x8 u x4 como máximo. Algunas comparten los 16 carriles de la CPU para funcionar en x16/x0 o x8/x8, excepto las X299 y TRX40 que soportan más carriles.
En el almacenamiento se suelen compartir muchos carriles, por ejemplo, entre ranuras M.2 y puertos SATA. Esto provoca que al instalar un SSD M.2 uno o dos puertos SATA queden desactivados. O incluso una ranura M.2 y una PCIe x4 también se pueden compartir. Mirad el manual de placa o nuestros análisis para ver las ranuras compartidas.
Este es otro de los errores frecuentes al elegir una placa base y en general todos los componentes de un ordenador montado por piezas. Y es que debemos elegir un hardware que sea equilibrado en potencia.
Los cuellos de botellas son habituales entre componentes con muy distinto rendimiento entre sí como CPU, memoria RAM, tarjeta gráfica y disco duro principalmente. Si elegimos una tarjeta gráfica de gama alta para gaming debemos saber que a partir de 6 núcleos hacia abajo vamos a tener cuello de botella en la CPU. Por el contrario, con un procesador de 8 núcleos el cuello de botella podrá una gráfica Nvidia GTX 1660 Ti o AMD RX 5500 hacia abajo.
Lo mismo ocurre con la placa base y el chipset de forma menos notoria. Pero el límite de carriles que hemos visto, de conexiones o el VRM pueden ser causa de límite de funcionamiento para hardware potente. Tampoco será lógico comprar memoria RAM de 3600 MHz para Intel Pentium o AMD Athlon, y tampoco para equipos destinados a ofimática. Así como tamaños de 8 GB para gaming o 32 GB para un PC multimedia.
Aseguraos siempre de instalar el sistema operativo en un SSD SATA o NVMe, ya que el PC ganará una increíble potencia tenga el hardware que tenga.
Hasta aquí llega este pequeño artículo sobre los errores frecuentes al elegir una placa base. Infórmate siempre antes de comprar hardware, e invierte de forma inteligente para tener un PC que te dure muchos años.
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