A la hora montar un ordenador por nuestra cuenta o elegir el que creemos más adecuado para nosotros solemos cometer errores frecuentes al elegir procesador. Confundirnos con el socket, elegir hardware muy poco equilibrado, confiar solo en lo caro sin pensar el uso real que le daremos al equipo o apostarlo todo a una increíble tarjeta gráfica sin pensar en lo demás.
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Por eso en este post hemos querido recopilar esos errores frecuentes a la hora de elegir un procesador que más se suelen repetir en la comunidad, bien por no tener mucha experiencia o por estar mal informados. No los cometas tú también.
Esto es sin duda lo principal, ya que cometer el error de comprar lo más caro o lo más barato sin pensar en el uso que le daremos a nuestro PC es un problema muy habitual. Multitud de usuarios se arrepienten de comprar algo que bien se les quede corto a corto plazo de tiempo y que lo dejen como decoración en su habitación.
En los tiempos que corren, lo mínimo que debemos tener en nuestro equipo es un procesador de al menos cuatro núcleos físicos, nada de 2 núcleos 4 hilos. Hay muy buenas CPU con estas características a precios muy ajustados, véase el ejemplo de los AMD Ryzen 3100 o 3300X. Quizás al principio no tengas experiencia con los ordenadores y pienses que solo vas a navegar por Internet, pero luego iras descubriendo los juegos, tareas más avanzadas o programas más pesados y tu PC de 2 núcleos se quedará muy corto.
Solamente deberías apostar por un procesador de 2 núcleos y 4 hilos si su uso exclusivamente va a ser para navegar por internet, ver vídeos y realizar tareas de ofimática para trabajar. Los Pentium de Intel y los Athlon de AMD serán las CPU adecuadas, pero no pretendas exigirles más.
Si además de lo anterior, los programas que usas requieren una mayor potencia, por ejemplo, AutoCAD, Photoshop, etc. O quieres echar una partida a mini juegos tipo plataforma, tableros o 3D básicos, entonces elige una APU de AMD. Los AMD Ryzen 3200G o 3400G tienen 4 núcleos y hasta 8 hilos con gráficos integrados bastante potentes para estas tareas.
Lo anterior no sirve para jugar, no al menos juegos 3D de categoría. Así que para tu PC gaming lo ideal serán procesadores de 6 núcleos/12 hilos u 8 núcleos/16 hilos como los Intel Core i5 e i7 y los AMD Ryzen i5 e i7.
A partir de los 8 núcleos el rendimiento en juegos no aumenta casi nada, así que procesadores como el i9-10900K o el Ryzen 9 3900X serán mejor opción para equipos orientados a renderizado, streaming y en general creadores, y para jugar y retransmitir a la vez. Y si ya te dedicas a esto de forma profesional o tu trabajo requiere mucha potencia, los Core X y XE de Intel, así como los Threadripper serán tu opción.
Lo que debemos tener claro es que el dinero normalmente no crece en los árboles, y elegir un equipo coherente con su uso, y pensando en una evolución futura, será lo mejor para que nos dure años.
Este otro quizás sea uno de los errores frecuentes a la hora de elegir un procesador, y es que muchos usuarios se limitan a dejarle el disipador que trae de fábrica la unidad. Con una solución térmica deficiente las altas temperaturas que alcanza la CPU serán peligrosas y le restarán vida útil. En consecuencia, su frecuencia será limitada por el llamado thermal throttling y trabajará por debajo de sus posibilidades.
Las soluciones térmicas que AMD introduce en sus procesadores no están nada mal para ser de stock. Con un Wraith Stealth, Wraith Spire y Wraith Prism podremos cubrir las necesidades básicas de los procesadores que las incluyen. El de Intel directamente lo podemos tirar a la basura a menos que tengamos un Pentium o Celeron. Para evitar esta práctica, las CPU muy potentes directamente no incluyen disipador para obligar al usuario a comprar uno.
Pero en CPU de 6 núcleos o más el usuario debería de destinar parte del presupuesto a un buen disipador, de una torre, dos o incluso refrigeración líquida para los modelos K y por encima de los 8 núcleos estos incluidos. Debemos fijarnos en el TDP del procesador y actuar en consecuencia.
Por experiencia, procesadores de 6 núcleos y 65W de TDP irán bien con disipadores de un solo bloque compactos. Con 8 núcleos y 95W lo ideal sería un disipador de una sola torre de buen tamaño o incluso dos. Si subimos a los 105W con overclocking, mejor doble torre o una refrigeración líquida de 120 o 240 mm. A partir de los 160W podríamos optar por una refrigeración de 240 o 360 mm en el caso de que sean Intel Core X y XE debido al calor que generan. Para los Threadripper y Core i9-10980XE un bloque de 360 mm es lo recomendable.
Otro de los errores frecuentes a la hora de elegir un procesador es apostarlo todo a una tarjeta gráfica de gama alta o muy alta. Muchos usuarios parece que tienen grabado a fuego que para jugar lo único que importa es la tarjeta, y esto es un gran error.
Por eso existen los llamados cuellos de botella, que en la electrónica no es más que identificar un componente que por su bajo rendimiento limita todo lo demás. Nunca debemos comprar un procesador Intel Pentium, Celeron o AMD Athlon para jugar. Los Core i3 o Ryzen 3 todavía tienen una oportunidad por sus altas frecuencias y sus 4 núcleos y 8 hilos, pero vas a perder el orden de 10 a 20 FPS con ellos, si no más.
Un procesador también recibe una gran cantidad de instrucciones por parte de los juegos que debe procesar, por ejemplo, las físicas de movimiento, detección de colisiones o IA del juego. La gráfica se encarga de procesar y renderizar polígonos 3D y todo lo demás, pero la CPU en definitiva es el núcleo central del ordenador.
Si compramos por ejemplo una Nvidia RTX 2070 y le instalamos un Pentium de 2C/4T, esta tarjeta va a ir a la mitad de su capacidad como mucho. Y eso lo notarás sobre todo al jugar en Full HD, la tarjeta va más aliviada por tener que procesar menos polígonos y la CPU será la que marque el listón de rendimiento. Solo tienes que ver la diferencia de FPS en la gráfica de abajo entre una CPU de 6 núcleos y otra de 4, imagínate lo que ocurre con una de 2.
Por ello, debemos elegir un hardware equilibrado: procesador de 6 núcleos con tarjetas de gama media/alta, CPU de 8 núcleos con tarjetas tope de gama, y CPU de 4C/8T con tarjeta de gama baja o media/baja si nuestro presupuesto no da para más.
Esto más bien tendría que verse no como errores frecuentes a la hora de elegir un procesador, sino a la hora de comprar una placa, aunque también interviene el procesador. El socket es el elemento que conecta el procesador con la placa base, y este va cambiando según la generación y lo que decida el fabricante.
En la actualidad las cosas están un poco más claras si utilizamos procesadores de última generación como los AMD Ryzen 3000 (Socket AM4) o los Intel Core i-10000 (Socket LGA-1200). Pero no ocurría lo mismo cuando pasamos de la 5ª a la 6ª generación de procesadores Intel, 7ª a 8ª generación o los Threadripper de 2ª y 3ª generación.
En los casos comentados, el socket es físicamente el mismo, y hasta en el caso de los Intel se llamaba exactamente igual, pero no era compatible entre el salto de estas generaciones. ¿Por qué? Pues debido a un cambio en el microcódigo y en la estructura interna de los pines, así que tu CPU i5-9400 no va a funcionar en una placa Z270, aunque su socket sea el LGA 1151.
Todo este lío es muy fácil de averiguar, tan solo debemos irnos a las especificaciones del procesado en la página oficial del fabricante y lo mismo con la placa base. En ella detallará el soporte del procesadores y RAM, e incluso vendrá una lista completa de procesadores compatibles.
Si antes hablábamos de comprar una CPU muy mala con una tarjeta gráfica muy buena, otro de los errores frecuentes a la hora de elegir un procesador es apostarlo todo a este componente.
Usuarios que no tienen una mínima experiencia en hardware y en opiniones de medios (sea el caso del papá que le compra a su hijo un PC que ni siquiera un gamer tiene) creen que lo mejor es comprar lo más potente que haya o el procesador “más famoso”. Pero claro, decide comprarlo por piezas y para la placa quiere ahorrarse el máximo dinero posible. Sin duda está cometiendo un grave error.
Si compramos una CPU de gama alta, lo normal será acompañarla de una placa también de gama alta o una gama media con VRM potente. Las fases de alimentación son muy importantes al encargarse de suministrar corriente a la CPU. En placas baratas las fases son bastante más deficientes, y podríamos encontrarnos con unas temperaturas realmente altas y peligrosas para la CPU. Nosotros en nuestros análisis solemos hacer bastante hincapié en este elemento según la CPU que escojamos. Un VRM de al menos 8 fases de alimentación en adelante será lo mejor.
Siempre recomendamos comprar placas de los principales fabricantes como Asus, ASRock, MSI o Gigabyte, y de entre ellas, las que mejores opiniones tengan y mejor hablen de ellas en los análisis. Así además podrás estar seguro de que tu CPU irá perfecta en ella e incluso soportará actualizaciones futuras.
Y es que como ejemplo más claro tenemos la generación actual de procesadores Intel y sus nuevas placas con chipset Z490, H470 y B460. Los procesadores Intel de la serie K son famosos entre la comunidad gamer por admitir overclocking y por ser un poco más potentes, pero pasamos completamente por alto que solamente las placas Z490 permitirán hacer overclocking.
Pero ¿de verdad vamos a hacer overclocking? Son muy pocos los usuarios que realmente hacen estas prácticas por poner en riesgo el procesador, y además las placas suelen ser caras. Por este motivo, tu compra será un éxito si decides elegir una variante que no sea K, como el i5-10600, i7-10700 o i9-10900, ahorrarás dinero y obtendrás resultados casi idénticos a las versiones K. Si a esta le sumas una buena placa H470 te habrás ahorrado hasta 300 euros o más.
Caso distinto son los procesadores AMD de los cuales absolutamente todos excepto los Athlon soportarán overclocking. Aquí no tenemos complicación para elegir, son más baratos los Intel, y además las placas B450, B550, X470 y X570 soportan todas overclocking en caso de que lo hagamos algún día.
Seguimos con los errores frecuentes a la hora de elegir un procesador y en relación con la potencia tenemos otro error que es el de centrarse solamente en los núcleos que tenga nuestro procesador. Podemos dar casi por seguro que un procesador de 8 núcleos de hace más de 5 años rinde menos que un procesador actual de 4 núcleos, por ejemplo, un AMD FX-9590 vs AMD Ryzen 3 3100 o un simple Ryzen 3200G
Y es que la arquitectura en la CPU es fundamental, la forma en la que esté fabricado internamente y los nanómetros (nm) de sus transistores. Mientras más pequeños sean, mejor será su relación consumo/potencia y además mayores frecuencias soportarán al generar menos calor. A esto se le suman las mejoras internas en el manejo de instrucciones, su ancho de bus y el controlador de memoria y E/S, operando a más velocidad y con más carriles para conectividad.
Seguimos, porque la memoria caché es fundamental en el rendimiento, mientras mayor sea el tamaño más instrucciones a alta velocidad se podrán guardar, estableciendo un óptimo reparto entre núcleos. Los hilos de procesamiento o threads son como núcleos virtuales que se encargan de procesar trozos de instrucciones de forma más eficiente y sin esperas. Una CPU de 4 núcleos y 8 hilos será más potente que una de 4 núcleos y 4 hilos, por lo que el mutithreading es muy interesante para alta carga de tareas y juegos.
Y para ir terminando, otro de los errores frecuentes a la hora de elegir un procesador y el hardware que le acompaña es el equilibrio entre rendimiento y componentes. Ya hemos comentado el tema de los cuellos de botella, son realmente importantes y se deben evitar a toda costa para que todo el conjunto funciones al máximo de sus posibilidades.
Ya hemos dejado claro que un procesador de 10 núcleos con una placa base de gama media o baja no tiene sentido alguno. Esta sería el cuello de botella, ya que sus fases no alimentarían correctamente el procesador, y además sus carriles o Lanes PCIe limitarían las posibilidades. Otro factor limitante sería la capacidad de memoria RAM y su frecuencia.
Lo mismo ocurre si el procesador y la gráfica están muy desequilibrados entre sí, e invertir dinero en por ejemplo una nueva Nvidia RTX 3070 con un procesador Ryzen 5 2600 de anterior generación no tiene caso. A veces es necesario renovar el PC completo a raíz de una actualización concreta, precisamente para no tirar el dinero y evitar cuellos de botella.
Jamás instaléis Windows en un disco duro mecánico (HDD) en los tiempos que corren, esto es algo básico para asegurar que tu procesador no vaya a medio gas. Tampoco necesitamos más de 32 GB de RAM para para jugar, o más de 16 GB para nuestro equipo de estudio. Pero lo mejor será verlo en la práctica, así que te dejamos nuestras guías de configuración de PC recomendado para que veas ejemplos:
En la página principal también los tenemos por rango de precios
Montar un PC por piezas no será una tarea tan simple como comprar lo más caro, lo más barato o lo primero que nos entre los ojos. Errores frecuentes a la hora de elegir un procesador como los descritos, provocan que muchos usuarios tengan que devolver componentes por incompatibilidad, o comprar nuevos equipos al cabo de un año por completamente obsoletos.
No pretendemos con este artículo hacer una guía de configuración de PC, para eso ya tenemos las anteriores. Pero cada día hacemos nuevos artículos informando de nuevos componentes, su rendimiento y el público para los que están orientados. Antes de comprar, infórmate o pregunta a alguien que sepa más sobre el tema, ahorrarás dinero a corto y largo plazo.
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