Existen varios motivos por los que no usar la TV como monitor. No son pocos y todos tienen mucho peso, así que entra para conocerlos.
Alguna vez hemos usado una televisión como un monitor porque, al fin y al cabo, son paneles. Sin embargo, no solemos ver que las personas utilicen las televisiones como monitores ¿Por qué? Hay varias razones por las que el mercado de monitores sigue siendo muy demandado. En esta entrada vamos a decirte por qué no hay que usar la TV como monitor.
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Vamos al mercado en busca de una televisión y todas parten de las 32 pulgadas ¿Verdad? Esto complica mucho las cosas a la hora de usar una TV como monitor porque los monitores suelen tener pulgadas más reducidas.
La razón se encuentra en la distancia que hay entre nuestros ojos y el monitor que tenemos en frente. Rara vez, nos encontraremos monitores de más de 27 pulgadas porque los escritorios no son muy amplios, ni tenemos espacio para ello.
Si nos vamos al ámbito profesional, esto pasa aún más. Las oficinas tienen un espacio limitado, y no se caracterizan por tener escritorios enormes. Así que, el tamaño estándar se mueve entre 21.5 y 24 pulgadas, 27 pulgadas para algo más de espacio y más de 27 para labores específicas.
Encontrar una TV con resolución 2K es realmente complicado porque todas son 4K pasadas las 40 pulgadas, prácticamente. Esta es una razón clave de por qué no hay que usar una TV como monitor, ya que no se verá del todo bien en Full HD o 2K, siendo 4K.
No sólo eso: funcionar a 4K significa consumir muchos más recursos. En caso de que no tengáis una GPU dedicada, puede que notéis algún bajón de rendimiento en ciertos momentos. No es lo mismo mover Windows 10 en 1080p, que en 2160p.
Aunque la TV sea 4K, puede funcionar a una resolución inferior. Sin embargo, las televisiones con esa resolución vienen con bastantes pulgadas. En caso de bajar la resolución, veremos más acentuados los píxeles, lo que supone una peor calidad de imagen. Esto ocurre porque estamos a cierta distancia de la TV.
Los monitores suelen tener resolución 1080p o 1440p, habiendo muchos otros con 2160p. Sin embargo, lo más frecuente son las 2 primeras porque son las que más interesan a los usuarios por su calidad-rendimiento.
El único argumento que se nos ocurre para valorar positivamente una TV de 4K como monitor, es a la hora de ver películas. Si tienes un buen panel 4K, reproducir contenido en dicha resolución es una gozada.
Los fabricantes de televisores no hacen hincapié en esta especificación porque no es el target de su público objetivo ¿A quién le importa que su TV tenga más de 60 Hz, si es para ver películas? Teniendo en cuenta que la mayoría de películas están grabadas a 30 Hz… no merece mucho la pena trabajar este aspecto aquí.
Si nos vamos a los monitores, vemos tasas de refresco de hasta 260 Hz sin despeinarnos, sin importar las pulgadas. Otra de las razones por las que los fabricantes de TVs no dotan a las teles con una tasa de refresco alta, es por el panel que utilizan: IPS.
En los TN es mucho más fácil conseguir una tasa de refresco altísima. Dicho esto, podemos ver muchos monitores IPS con 144 Hz o más; eso sí, no son nada baratos.
Obviamente, existen televisores con una tasa de refresco más alta para dar un uso polivalente a aquellos compradores que también utilicen la TV para jugar. Eso sí, es muy poco común y vale su peso en oro.
El tiempo de respuesta puede ser clave para ciertos usuarios que juegan a videojuegos, especialmente online. Las televisiones no ponen énfasis en este aspecto, teniendo la mayoría un tiempo de respuesta de 5 ms. Es el valor estándar, pero puede que no guste a mucha gente.
Los gamers quieren sus 1 ms o 0.5 ms para ver al enemigo perfectamente cuando gira la esquina, sin estelas raras. Personalmente, es verdad que he apreciado la diferencia cuando he jugado en paneles con distintos tiempos de respuesta. Sin embargo, no me parece súper necesario tener 1 ms, al contrario que tener más Hz.
Por no hablar que hay modelos que tienen 8 ms, lo cual sí que me parece mucho. Todo depende del modelo que tengamos, y de nuestras exigencias. Sin duda, es otra razón de por qué no usar una TV como monitor.
El input lag es lo que tarda una pantalla en renderizar una entrada desde un dispositivo. Por tanto, es un retardo que interesa mucho saber porque están pasando en nuestro PC cosas que tardarán algo más de la cuenta en aparecer en nuestra TV. Si jugamos a videojuegos… esto es importante.
La mayoría de fabricantes de televisiones no trabajan mucho esto, aunque sí lo hacen en los monitores. Lógicamente, los monitores tienen menor input lag (8-10ms los mejores), así que os imaginaréis cómo irán los tiros en las TVs.
Es raro ver 10-12ms de input lag en televisiones, pero se puede ver en algunos modelos. Una televisión que se use para monitor… recomendaría que no sobrepasase los 20ms de input lag. Para concluir, me gustaría decir que el input lag y el tiempo de respuesta no es lo mismo.
Este aspecto no se suele tener en cuenta, pero para mí es muy importante. Las televisiones suelen venir con su propia calibración de color, habiendo varios perfiles predefinidos (película, cálido, frío, juego, etc.). Los monitores también, pero importa mucho nuestra percepción de los colores.
Esto lo digo para el caso de que usemos la TV como monitor para trabajar con imagen y vídeo. Suele pasar que tenemos «un conflicto» de calibración entre la que tiene la TV y la que tiene la GPU del PC.
Personalmente, me ha pasado y es bastante molesto. No he llegado a lograr que se muestren los colores como quiero al 100%. Opino que también dependerá del panel que tengamos delante.
Nos adentramos al mundo profesional para descartar la TV como monitor porque no reúne las especificaciones requeridas en este segmento. La gama profesional de monitores es una categoría de productos muy exquisita en la que se tienen en cuenta muchas especificaciones.
No vamos a obtener una precisión de color (sRGB, Adobe RGB, DCI-P3…) como la que vemos en monitores profesionales. Las televisiones no se centran en ello, sino en ofrecer una gran calidad de imagen general. No son productos ideados para editar fotografías.
En cuanto a la gama de colores, pasa lo mismo: no vemos Rec.709 o Rec.2100 en las televisiones. Y es que es normal porque no es el fin por el que son concebidas.
Pasa lo mismo con la profundidad de color: nos queremos morir cuando vemos un monitor de 14-12 bits frente a una pantalla que normalmente tiene 8 bits. Otro motivo más de por qué una TV no se puede usar como monitor.
Las conexiones juegan un apartado importante a la hora de conectar el PC a una pantalla. El motivo principal está en la placa base del ordenador, o en su GPU. En las televisiones nos cuesta ver el puerto DisplayPort, siendo un puerto usado únicamente en monitores.
Esto es importante porque en PC se está produciendo una transición de HDMI a DisplayPort ¿Por qué? Porque DisplayPort no necesita licencia, ya que es una interfaz gratuita y ofrece lo mismo que HDMI, incluso mejorando ciertas características (tasa de refresco, entre otras).
Es cierto que en las TVs tendremos varios puertos HDMI, pero lo que nos interesa saber es la tecnología de dicho puerto. Básicamente, porque en un puerto HDMI (menos de HDMI 2.0) convencional no podremos jugar a 144 Hz, necesitando DVI o DisplayPort.
Quizás, esta es una de las mejores razones de por qué no hay que usar una TV como monitor. Es cierto que esto va más dirigido al sector gaming y a los videojuegos ¿Por qué? Tanto el G-Sync, como el FreeSync son tecnologías de sincronización vertical adaptable, las cuales son usadas en los videojuegos.
Con ellas, buscamos que la pantalla adapte sus Hz a los fps que la GPU está ofreciendo, evitando el tearing. G-Sync es de NVIDIA y FreeSync de AMD, aunque esta última es compatible con las tarjetas gráficas de NVIDIA.
Si nos vamos a los televisores, veremos muy pocos paneles con esta tecnología. De hecho, las TVs que incorporan esta tecnología suelen tener un precio alto.
Por último, el precio de una TV frente al de un monitor. Podemos encontrar un buen monitor de un tamaño importante con unas tecnologías de imagen espectaculares, pudiendo disfrutarlo para jugar o trabajar.
No podemos decir lo mismo de la televisión: está muy enfocada al entretenimiento audiovisual (series, TV y películas), por lo que no dispone de certificaciones profesionales, ni de características que interesan al sector gaming.
Por tanto, nos metemos en los precios. Los monitores son más baratos que las televisiones, pero éstos no incorporan TDT. Sin embargo, es muy sencillo instalar un TDT en el PC, además de barato; por el contrario, siempre podemos ver la TV online.
Los precios de las televisiones son más altos, recibiendo menos a cambio. La razón es sencilla: son paneles más grandes. Hoy en día, las TVs parten de las 32 pulgadas, pero se ha pasado a las 40 pulgadas como estándar mínimo. Por tanto, es fácil encontrarnos pantallas de 65 y 70 pulgadas.
La cuestión del precio es personal.
Esperamos que os haya sido de ayuda esta información. Si tenéis alguna duda, comentad abajo y os contestaremos lo antes posible.
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