Vas al mercado y ves la diferencia de precios entre una impresora 3D casera y otra montada ¿Cuál elegir? Dentro, las comparamos para ti.
Es impresionante lo rápido que ha crecido el sector de las impresoras 3D, habiendo numerosos kits DIY o caseros que permiten al usuario construir su propia impresora. Esto tiene ventajas y desventajas, así que vamos a centrarnos en los puntos fuertes y débiles de cada impresora. A continuación, no te pierdas la batalla final entre la impresora 3D casera y la impresora 3D montada.
Las impresoras 3D son dispositivos que permiten la impresión o creación de objetos 3D, gracias al uso de materiales determinados y, como no, a su mecanismo. Pues bien, existe la posibilidad de montar nosotros nuestra impresora 3D casera.
Para ello, podemos comprar kits DIY, los cuales traen todas las piezas necesarias: sólo hay que montarlas. Esta es la principal diferencia con los kits 3D ensamblados. De hecho, podemos encontrar kits preparados para montar o elegir cada pieza por nosotros ¡Todo depende de vuestros conocimientos!
En este caso, la impresora 3D viene montada y lista para funcionar. Sólo tendremos que configurar un par de cosas para dejarla completamente preparada. Esta opción es muy demandada porque no todo el mundo quiere montar un producto cuando le llega.
Existen muchas marcas de impresoras 3D; de hecho, cada vez hay más modelos interesantes y económicos para empezar a hacer nuestros pinos en este «mundillo».
Presentadas las luchadoras, veamos las diferencias que encontramos en una y en otra. Vamos a comparar el mismo punto en ambas para concluir cuál de estas dos variantes es más interesante para el usuario medio.
Para empezar, tenemos que hacer énfasis en los conocimientos que tengáis sobre impresoras 3D. Si ya habéis tenido varias, o sabéis como funciona, podréis montar una impresora 3D, aunque pueden surgir dificultades.
Por otro lado, si nunca habéis tenido una, no os recomendamos que compréis una impresora 3D casera por varios motivos:
Volvemos a hacer énfasis en la experiencia del usuario porque no sólo hay que montarla, sino que luego deberemos usarla. En este punto, veremos grandes diferencias entre un kit DIY y otro kit ensamblado ¿Por qué? Las impresoras 3D montadas son más fáciles de usar que las impresoras 3D caseras, salvo excepción.
Pensad que la impresora 3D casera está ideada para aquellos que ya sepan como funcionan, mientras que la impresora 3D montada está preparada para que el usuario medio no tenga problemas a la hora de usarla.
Algunos valoran mucho su tiempo, por lo que hemos pensado que este punto puede ser interesante. Montar una impresora 3D casera (a no ser que sea muy básica) conlleva a un tiempo de montaje importante porque trae muchas piezas consigo.
Esto no ocurre con las impresoras 3D montadas porque sólo tendremos que configurar una serie de parámetros. Por lo demás, todo el equipo está montado y listo para usarse.
Es curioso como muchos descartan las caseras sólo por el tiempo de montaje ¿Qué os pensabais? ¿Qué son «más baratas» por amor al arte? Para nada, todo tiene truco en esta vida.
Más que el tiempo de montaje, hay que valorar la dificultad de montaje ¿Por qué? Sobre todo, porque vienen más de 50-80 piezas en una impresora 3D estándar ¡Qué locura!
Ojo con este punto porque está relacionado con el montaje de una impresora 3D casera. Hay kits DIY que no llevan todas las piezas y todo el proceso de montaje está supeditado a nosotros: debemos ir buscando las piezas que encajen con la impresora 3D que compramos.
No sabéis la de horas que pasaréis buscando piezas que encajen con el puzzle, lo que es un verdadero desafío. Hay entusiastas que aman comprar kits de este modo, cosa que respeto y ¡Admiro! Sí que es verdad el hecho de que es la forma más personalizada de tener una impresora 3D única.
Es verdad que puede salirnos una impresora 3D casera por un precio muy asequible, pero ¿A qué precio? Si no queréis liaros entre tanta pieza, optad por una impresora 3D montada y se acabó el problema.
Este es un aspecto importantísimo a la hora de comprar una impresora 3D casera o montada. Pensad que todas tienen un software que nos permitirá imprimir ciertos objetos 3D, como diseñar algunos.
En el caso de que optemos por un kit casero, tendremos que «apañárnoslas» solos y buscar un software para nuestro kit. Puede que para algunos sea bueno porque hay libertad de elección; para otros, será un incordio ¡Lo de siempre!
Lógicamente, esto no ocurrirá en las impresoras 3D montadas. El fabricante al que le compremos el modelo ha adecuado el software a la impresora 3D, lo que es un puntazo. Y es que, el mismo software, es uno de los aspectos que nos hace elegir un modelo u otro.
Volvemos a referirnos a la experiencia de los usuarios con las impresoras 3D: el mantenimiento variará mucho dependiendo del kit casero que hayamos montado. En el caso contrario, los fabricantes nos dicen el mantenimiento que tenemos que hacerle, el cual no es nada complejo.
Que no se me malinterprete: el mantenimiento de un kit casero puede ser sencillo, pero es algo que deberá saber el usuario que lo haya montado. Es cierto que hay mucha información sobre ello en internet, pero nos volvemos a complicar la vida, especialmente si no sabemos mucho sobre estas máquinas.
Como ya estaréis informados, simplemente deciros que es muy importante el material que queremos usar para fabricar o imprimir objetos. Dependiendo de la impresora, ésta será compatible con más o con menos materiales. Normalmente, las más caras son las más compatibles con todo tipo de material.
El aspecto de materiales de fabricación puede jugar en contra de las impresoras 3D montadas porque éstas suelen tener los más genéricos. En caso de que queráis un material de fabricación determinado, es una ventaja montar nuestra impresora 3D casera porque sabemos lo que queremos.
Eso sí, con mucho dinero podéis comprar una impresora 3D montada que fabrique en el material que queráis.
Cuidado con este aspecto porque el mercado ha evolucionado mucho desde que empezó a comercializarse este dispositivo al por menor. Las impresoras 3D empezaron siendo máquinas profesionales que sólo usaban las empresas grandes. Sin embargo, se han terminado comercializando para particulares y se ha descubierto un nicho.
Al principio, los kits caseros eran mucho más económicos que los kits montados. La causa de ello tenía que ver con la poca oferta y los pocos fabricantes que habían por aquel entonces. Ahora, esta realidad se ha modificado y vemos impresoras 3D montadas muy económicas.
El argumento de «es que los kits caseros son más baratos», está empezando a flaquear porque encontramos impresoras 3D interesantes a un precio casi acorde. Como es obvio, las caseras suelen costar algo menos por todo lo que conlleva su compra, pero ¿Merece la pena ahorrarnos esos euros/dólares?
Es una decisión personal que respeto mucho porque cada uno se conoce a sí mismo y sabe qué es lo que más le conviene.
Todos los caminos llevan a Roma, por lo que se resume todo en un punto: la experiencia y ganas que tengamos. Si tenéis ambas, os aconsejo una impresora 3D casera por las posibilidades que ofrece; si no tenéis ninguna, u os falta alguna, os recomiendo que optéis por una impresora 3D montada.
Las caseras ofrecen muchas posibilidades, pero las montadas nos facilitan la vida y nos permiten disfrutar de ellas desde que las sacamos de la caja. También, dependerá del modelo que escojáis porque no todos los fabricantes ofrecen la misma calidad en sus impresoras 3D.
En mi opinión, no es una comparativa equivalente a la que vemos en el mundo PC. Los ordenadores son más fáciles de montar (tienen menos piezas) y las diferencias entre uno montado y otro configurado a piezas son clarividentes.
Esperamos que os haya sido de ayuda esta comparativa. Si tenéis alguna duda, podéis consultarnos abajo y os echaremos un cable rápidamente.
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