Finalmente el día ha llegado, la presentación oficial de la 10ª generación de Intel y estrenamos de la mejor forma posible con el análisis del Intel Core i9-10900K. Una CPU que lleva a las máximas posibilidades la arquitectura de 14 nm para darnos el que será el mejor procesador de juegos fabricado por la marca azul.
Novedades como un Die más delgado, STIM mejorado o la introducción de Hyperthreading en todos los nuevos procesadores, llevarán a un aumento de frecuencias como nunca antes vistos. ¿Será esto lo que esperábamos de Intel? No te pierdas cuál será el rendimiento de este buque insignia en gaming y benchmarks, ¡comencemos!
Antes de continuar, damos nuestro agradecimiento a Intel por cedernos temporalmente este procesador para hacer este análisis
Empezamos con el Unboxing de este Intel Core i9-10900K, que en nuestro caso será un poco distinto a lo que encontraremos cuando compremos la CPU por nuestra cuenta. La presentación para análisis que ha utilizado Intel consiste en una bonita caja de cartón duro de gran calidad con la insignia de Intel junto al distintivo de la 10ª generación. Esta caja tiene una apertura de tipo estuche.
En el interior nos encontramos con una doble presentación perfectamente protegida por un panel de plástico azul con el logotipo de Intel que solo le falta una luz para parecerse a una caja de exposición. En el interior nos encontramos el Intel Core i9-10900K junto al Intel Core i5-10600K, haciendo un guiño a los usuarios gamers.
Cabe resaltar que cuando compremos una de estas CPU de forma individual, la presentación al público consistirá en una caja de cartón duro cuadrada, en la que se verá la CPU a través de un corte en la esquina con protección de plástico. Algo similar a lo que vemos en la imagen anterior, y por tanto dejando obsoleto el poliedro usado en la 9ª generación. Al menos en la gama alta con núcleos desbloqueados no vamos a encontrar ningún tipo de disipador de stock.
Esta nueva generación y en especial el Intel Core i9-10900K aparecen por la puerta grande para plantarle cara a los AMD Ryzen de 7 nm con una apuesta clara por las altas frecuencias para juegos. Y ya os adelantamos que en este campo va a ser muy difícil que la marca roja los supere, aunque habrá que ver que se sacan de la manga con los 4000.
Vamos ya por la décima generación de la saga Intel Core con un proceso de fabricación de 14 nm llevado ya al límite y sacando petróleo de él gracias a la continua mejora del troquel no solo en arquitectura, sino también de forma física. Algunas mejoras de las que mencionaremos aquí ya se introdujeron en los Comet Lake-H para portátiles.
Y el fabricante ha hecho lo propio para su serie de escritorio con un total de 24 procesadores Intel Core con versiones “T” de bajo consumo, normales, “K” desbloqueados y “KF” desactivando los IGP. A esto se le añadirán un total de 8 procesadores para la gama de entrada Celeron y Pentium Gold que mantienen su recuento de 2 núcleos físicos y 4 hilos.
Este Intel Core i9-10900K como decimos, incluye novedades en su estructura física, y la más evidente será el cambio de socket al LGA 1200. Estos procesadores y más concretamente los que tiene sus núcleos desbloqueados aumentan su TDP hasta los 125W, así que ha sido necesario aumentar el número de pines para asegurar una correcta alimentación sin comprometer las temperaturas de la base, que ya de por sí serán algo elevadas.
Este socket se debería utilizar en la próxima generación de procesadores Rocket Lake también a 14 nm y aumentando su IPC, TDP y frecuencias nuevamente. No sabemos si añadiendo finalmente soporte para PCIe 4.0, aunque así debería de ser, ya que las nuevas placas están preparadas para ello. Pero esto duraría poco, ya que la siguiente generación a esta, Alder Lake, cambiará otra vez de socket al LGA 1700. Pero bueno, esto es harina de otro costal, sigamos con el análisis.
Y la segunda mejora sustancial que se ha realizado en el Intel Core i9-10900K es la modificación de la estructura física de la CPU. En esta ocasión Intel ha disminuido el grosor del Die lo máximo posible para que ni siquiera los usuarios más extremos tengan que realizar lapping o lijado a la superficie. Con ayuda de un STIM mejorado para la soldadura de este y el IHS, el cual ahora es un poco más grueso, el fabricante pretende mejorar las temperaturas y transporte de calor.
Esta es una de las razones por las que ha sido posible llegar a tan altas frecuencias. Y lo cierto es que también dará bastante juego a los usuarios para practicar un delidding o disminución de la superficie del IHS de forma más segura ajustando al mínimo el grosor. Seguramente no tardaremos en ver configuraciones superando los límites con pasta térmica metálica, aunque nosotros no llegaremos a estos extremos.
Por lo demás, el grosor del sustrato será el mismo que en la generación anterior para así mantener el grosor total de la CPU. Esto permitirá que cualquier disipador compatible con LGA 1151 también lo sea con el nuevo socket comentado, ya que ambos tienen exactamente las mismas medidas con 37,5 x 37,5 mm, e idéntica altura.
La tercera novedad concierne por supuesto a las placas base más concretamente el chipset, el cual se ha actualizado, primero con el Z490 de gama alta para gaming y más tarde el B460.
Este análisis se ha realizado precisamente con el Z490, un chipset que aún mantiene los 24 carriles PCI 3.0 así como la comunicación mediante DMI 3.0 a 8 GT/s con este Intel Core i9-10900K y el resto de procesadores de nueva generación. La capacidad de puertos USB se mantiene invariante con 14 puertos USB 2.0 a 480 Mbps, equivalentes a 6 puertos USB 3.2 Gen2 a 10 Gbps y equivalentes a 10 puertos USB 3,2 Gen1 a 5 Gbps o Thunderbolt 3. A esto le añadimos 6 puertos SATA y hasta 3 ranuras M.2 para SSD NVMe PCIe 3.0 x4.
Un salto de calidad viene sobre todo en la conectividad de red, añadiendo o mejor dicho, estandarizado la conexión LAN Ethernet a 2.5G mediante los chips Intel I225 (Foxville) y derivados como el Realtek 8125 que utiliza MSI. Juno a él se estandariza también el uso de Wi-Fi 6 mediante el chip Intel Wi-FI 6 AX201, una versión actualizada de la primera versión AX200 con Bluetooth 5.1.
Pasamos ahora a ver las novedades que nos trae este Intel Core i9-10900K, aunque lo cierto es que el fabricante ha dado pocos detalles de la estructura interna del Die. Si que sabemos que el proceso de fabricación se mantiene en 14 nm, más concretamente en un proceso optimizado de 14++ nm que permite aumentar IPC con frecuencias que sobrepasan los 5 GHz en un núcleo para los modelos más potentes como el que hoy analizamos.
En este nuevo procesador encontraremos un solo silicio rectangular de mayor tamaño, para albergar un total de 10 núcleos físicos y 20 lógicos, utilizando la tecnología multihilo HyperThreading. En vistas de que AMD hace lo propio con los Ryzen, la marca azul ha optado por doblar el número de procesadores lógicos en absolutamente todos sus nuevos procesadores, en los que se incluyen las Core i3, i5, i7 e i9. De esta forma también se aumenta el número de núcleos en los i9 hasta 10, pasando a ser de 8C/16T en i7, 6C/12T en i5 y 4C/8T en i3, por lo que el aumento de rendimiento será interesante.
No solo se trata de doblar hilos, sino de aumentar frecuencias de una forma notable para así incremente el IPC de los 14 nm. Para el Intel Core i9-10900K y su versión KF, tenemos una frecuencia base de 3,70 GHz en todos los núcleos, que asciende hasta los 4,9 GHz con Turbo Boost. A esto se le añade la nueva especificación Turbo Boost 3.0 para llegar hasta los 5,3 GHz, en un núcleo por cada fila del silicio, es decir, tendremos ráfagas de 5,3 GHz en los dos mejores núcleos que tenga la CPU. Esto lo hemos podido verificar durante nuestras pruebas y efectivamente ha sido así, aunque no ocurre en todas las aplicaciones. El pipeline de esta CPU será de entre 14 y 19 etapas.
Continuamos con otra novedad como es el TDP que en este procesador asciende a 125W al soportar overclocking en sus núcleos. No solamente ocurre en este modelo, sino también en los i5 e i7, subiendo todas la especificación K a esto alto TDP. En cualquier caso tenemos la posibilidad de bajarlo hasta 95, aunque no a 65 como los modelos base. La temperatura máxima admisible (Tjunction) será de 100oC, los cuales aparecerán si no tenemos un disipador contundente como puede ser un doble bloque o un sistema de refrigeración líquida de 240 o 360 mm.
Nos trasladamos a la configuración de memoria caché que evidentemente se ha incrementado en este procesador hasta llegar a los 20 MB de caché L3. Esta opera en un conjunto asociativo en 16 vías, que correspondería a 2 MB por núcleo aunque se comparte en todos ellos. Por cada núcleo tendremos una capacidad de 32 B de lectura y 32 B de escritura. Pasamos a la caché L2, de la cual tenemos un total de 2,56 MB distribuida en bloques de 256 KB por cada núcleo en modo asociativo de 4 vías. Finalmente la memoria caché L1 estará dividida en dos bloques L1D y L1I con 32 KB de ambos tipos por cada núcleo en modo asociativo de 8 vías.
Como especificaciones principales nos quedaría conocer la GPU integrada, que estará presente en todos los procesadores de Intel, aunque desactivada en aquellos con especificación F. En este aspecto no tenemos novedades, ya que se continúan utilizando los Intel UHD Graphics 630 elevando su frecuencia hasta los 1,2 GHz. No tendrá mucho sentido en esta CPU, pero sí mucho más en procesadores i5 e i3, contando con 192 unidades de sombreado para entregar 24 TMUs y 3 ROPs. No podremos jugar, pero al menos sí obtener una resolución de hasta 4096×2160@30 Hz en HDMI y @60 Hz en DisplayPort.
Intel no se pasa ni mucho menos a los chiplets, y solamente está utilizando un silicio en el Intel Core i9-10900K para todos sus núcleos en donde además se integra todos los niveles de memoria caché y gráficos integrados. Es la forma más efectiva de continuar con la arquitectura que tanto éxito le ha dado a la marca, especialmente en lo que concierne a la interfaz de comunicación con el SoC.
Esta siempre ha sido una de las ventajas de Intel, ya que la ordenación de núcleos y los cortos carriles del bus hacen que las memorias con altas frecuencias entreguen los datos con una menor latencia. En esta nueva generación se mantiene el soporte de hasta 128 GB de memoria RAM DDR4 en Dual Channel, aunque la frecuencia nativa aumenta hasta los 2933 MHz.
Esto no evita que se soporten perfiles JEDEC XMP 2.0 de hasta 5000 MHz en las placas de más alta gama de los fabricantes. En ellas se utilizan tecnologías como el tabbed routing con DDR Boost 4 por parte de MSI y OptiMem III por parte de Asus. La transferencia máxima soportada en la interfaz de memoria del Intel Core i9-10900K será de 45,8 GB/s, soportando memorias Non ECC. Esta nueva generación no soporta PCIe 4.0 de forma nativa, y los carriles PCIe se mantienen en 16, que se añaden con los 24 del Z490.
Un punto débil que parece haberse solventado también en esta nueva generación es la vulnerabilidad a ataques de Spectre V4 (Speculative Store Bypass) y V3a, a los que Zen 2 de AMD es invulnerable. Intel informó en su día que el primer problema en Comet Lake-S se solventa mediante hardware y parches en el sistema operativo, mientras que para V3a se ha implementado una solución en forma de MCU, que podría ser un microcontrolador.
Podemos ver que gracias a esta optimización de transistores y die la Thermal Velocity Boost está subiendo unos 200 MHz en los dos mejores núcleos para estas versiones de escritorio. Mientras que en los procesadores Comet Lake de portátiles serán de 100 MHz. En el aspecto del overclocking Intel ha hecho una profunda actualización de su herramienta Intel Extreme Tuning Utility (XTU).
Desde ella ahora podremos activar o desactivar la función de HyperThreading, hacerle overclocking al bus DMI y disponer de una curva de frecuencia y voltaje más completa y con un ajuste más fino para el usuario. Desde ella también es posible modificar la frecuencia de los gráficos integrados. Lo que se pretende en principio, es darle mayor accesibilidad y fluidez al overclocking para no utilizar la BIOS, aunque nosotros hemos optado por seguir con el método habitual.
Llega la hora de efectuar los benchmarks junto a otras pruebas de rendimiento y overclocking para el Intel Core i9-10900K. En esta ocasión hemos utilizado la siguiente configuración para el banco de pruebas:
BANCO DE PRUEBAS | |
Procesador: | Intel Core i9-10900K |
Placa Base: | Asus Z490 Maximus XII Formula |
Memoria RAM: | 16GB Corsair Vengance PRO RGB DDR4 3600MHz y 4000 MHz |
Disipador | Corsair H100i V2 |
Disco Duro | Corsair MP500 |
Tarjeta Gráfica | EVGA RTX 2080 Super |
Fuente de Alimentación | Corsair AX860i |
Hemos utilizado por tanto una de las mejores placas que verá esta generación con chipset Z490. Junto a ella y para asegurar la integridad de la CPU hemos optado por nuestro sistema de refrigeración Corsair H100i V2 de 240 mm y una RTX 2080 Super para los benchmarks gráficos.
Vamos a ver qué rendimiento obtenemos en nuestra lista de pruebas para así poder compararlo directamente con el 9900K y 9900KS de la generación anterior, dos CPU gaming de pura cepa a las que deberíamos de superar hoy. Los test que hemos utilizado son los siguientes:
Demos un repaso completo a estos resultados empezando por la latencia y rendimiento de la memoria, y las previsiones se cumplen superando a la generación anterior y situándose con buenos registros de latencia.
La mejora de IPC de los núcleos gracias a la alta frecuencia, lo suben prácticamente a la cima superando a todos los Intel Core anteriores y a los AMD Ryzen 3000. Claro que en multicore era previsible que el 3900X y 3950X de AMD lo superasen por recuento de núcleos. En estos benchmarks el aumento de frecuencia en la RAM no se ha traducido en menoras significativas.
Si nos trasladamos a los benchmarks gráficos, el Intel Core i9-10900K deja más que claro para lo que está construido. Sin despeinarse se pone delante de todo lo que se haya probado hasta ahora con la memoria RAM a 3600 MHz, superando a los potentes Ryzen e incluso a los Core X también de muy altas frecuencias. Se nota en este aspecto que la interfaz de memoria de la CPU está optimizada para juegos y para altas frecuencias.
Hemos probado esta nueva plataforma con los juegos que venimos utilizado desde hace algún tiempo, para así tener una referencia con el resto de modelos analizados. Recordemos que a menor resolución de juego, mayor será la influencia de la CPU. La configuración que hemos elegido en cada caso será la que sigue:
La tendencia vista en los benchmarks continúa también en la mayoría de juegos que hemos probado, situándose a la cabeza en muchos de ellos. En términos de FPS es una CPU que está muy cerca del 9900KS que funciona a 5 GHz en todos sus núcleos, alternándose el primer y segundo lugar. Esta tendencia se repite también en resolución 2K y 4K aunque la RTX 2080 tome más protagonismo.
Un aspecto especialmente importante para este procesador y posiblemente toda la generación Comet Lake-S es que la velocidad de la memoria RAM tiene una gran influencia en algunos juegos como Shadow of the Tomb Raider. Mientras que a 3600 MHz estamos midiendo 160 FPS en Full HD, a 2133 MHz descenderíamos a 142 FPS, siendo un gran salto. Por ello será más que recomendable el uso de módulos de calidad y rápidos.
Seguidamente hemos efectuado un proceso de overclocking para ver hasta dónde puede llegar este Intel Core i9-10900K. Esta CPU esta casi llevada al límite de rendimiento ya al igual que pasaba con el 9900KS, así que no esperemos mejoras muy significativas.
El overclocking lo llevaremos a cabo desde la BIOS por el método tradicional, por ser la forma más segura y precisa en Intel bajo nuestro punto de vista.
El silicio que nos ha tocado nos ha permitido subirlo a 5,10 GHz en todos los núcleos aplicando un a tensión de 1,35V. Lo cierto es que esperábamos una subida ligeramente mayor, de al menos 5,2 GHz de forma estable, seguramente en un contado número de modelos pata negra sí que sea posible. Otro problema que encontraremos al hacer el OC es que esta CPU alcanza unas temperaturas pico bastante altas, poniendo en aprietos al AIO RL de 240 mm.
Si traducimos esto en rendimiento y más concretamente con un benchmark en Fire Strike, estamos llegando a nada menos que 30607 puntos en el apartado de físicas convirtiendo a la plataforma en la mejor para juegos.
Repitiendo las pruebas de rendimiento con Shadow of the Tomb Raider estamos obteniendo unos testimoniales 2 FPS extras en Full HD para subir a 162, mientras que en 2K y 4K se quedan iguales las mercas con 120 y 70 FPS.
Finalmente en un benchmark realizado a Cinebench R15 el rendimiento multi-core asciende unos puntos hasta los 2666, mientras que el rendimiento en un solo núcleo se reduce bastante muy posiblemente por aparecer Thermal Throttling.
Hemos llevado a cabo un proceso de estrés de esta CPU con la refrigeración líquida antes mencionada. Se ha utilizado el test más exigente de Prime 95 para comprobar temperaturas y consumo, tanto a su velocidad de stock como en overclocking. Estas se han monitorizado con HWiNFO.
En el apartado del consumo el fabricante ha hecho un buen trabajo de optimización, ya que a pesar de ser una CPU de 10C/20T no estamos superando a la generación anterior con unos contenidos 222W. Este consumo aumentará hasta los 235W con el overclocking realizado, tan solo 13W más que de stock para hacernos una idea de que ya estaba prácticamente en el límite. Si estresamos la GPU con el OC realizado llegaremos hasta los 515W.
Por parte de las temperaturas, a frecuencia de stock de 4,9 GHz en todos los núcleos y 5,3 GHz de forma intermitente, se mantienen en una media de 69oC que no está nada mal desde luego. Parece que la disminución del grosor del die y aumento en el STIM están surtiendo un efecto positivo, si bien es cierto que hemos obtenido picos de hasta 95oC, al borde del Thermal Throttling. Con el OC efectuado, subimos unos 16oC de temperatura media y el pico se dispara a su límite de 99-100oC con TT en ciertos momentos.
¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? Podríamos decir que el Intel Core i9-10900K está cumpliendo las expectativas que nos planteábamos. La 10ª generación Comet Lake-S dice presente con unas prestaciones excelentes sobre todo en juegos.
Era donde la marca azul había hecho más hincapié, cifrando un rendimiento del 15% superior a la generación anterior y llegando en algunos títulos hasta el 33%. Con optimizaciones para ciertos juegos de gran repercusión como Total War o Remnant. En nuestras pruebas, efectivamente consigue los primeros puestos o se queda muy cerca del 9900KS, y en benchmarks es incontestable.
Parece que los 14 nm aún se mantienen en forma con unos IPC superiores a la competencia gracias a las altas frecuencias de este procesador. Que además estrena Turbo Max Boost 3.0 para situar sus dos mejores núcleos a 5,3 GHz en ráfagas, aunque no en todas las aplicaciones. Eso sí, es una CPU que ya va casi al límite, por lo que el overclocking no va a dar grandes aumentos de rendimiento. Vemos necesario un cambio de nodo y pasar del 14nm +++ a los 10 nm o inferiores.
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El trabajo de Intel también se nota en el consumo, siendo más ajustado que la generación anterior a pesar de haber subido el recuento de núcleos y TDP. Y las temperaturas medias se ven beneficiadas de este nuevo die más delgado en favor de STIM, aunque los picos sí que siguen siendo bastante altos.
Tenemos claro que para gaming es la mejor opción que podemos adquirir actualmente y a los datos nos remetimos. Como podéis ver en las gráficas es el rey absoluto en este aspecto, aunque depende del título tendremos mas o menos distancia respecto a otros.
Lo que menos nos gusta es su precio de 569,90 euros. ¿Es la mejor opción? Si quieres jugar al máximo siempre y quieres hacer multitareas es de las mejores alternativas. Pero estando el 3900X con un precio de -100 euros nos hace dudar mucho. ¿Qué piensas? ¿Crees que merece la pena?
VENTAJAS | INCONVENIENTES |
– RENDIMIENTO EN MONO-HILO | – PRECIO ES ALTO |
– MEJOR IPC DEL MERCADO | – SIN SOPORTE A NVME PCI EXPRESS 4.0 PORQUE SEGUIMOS EN LOS 14 NM |
– LA OPCIÓN IDEAL PARA LOS GAMERS | |
– BUENAS TEMPERATURAS AUNQUE CON UN DELID MEJORARÁ. | |
– ESTA PLATAFORMA SERÁ COMPATIBLE CON LA 11ª GENERACIÓN |
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