En nuestro artículo de hoy NAS vs Raspberry Pi podría parecer que son dos productos que no guardan ningún tipo de relación entre ellos. Pero ya veréis que es una comparativa bastante útil si tenéis pensado montar en algún momento una nube de archivos privada o un sistema de almacenamiento por red centralizado de bajo coste.
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Y es que el almacenamiento en red ha tomado mayor protagonismo en los últimos años, muchos son los fabricantes de NAS (Network Attached Storage). Son dispositivos con hardware similar a un ordenador con su propio sistema operativo ideales para tener nuestra propia nube privada
Pero usuarios algo más avanzados y con presupuestos ajustados también echan mano de placas programables como la Raspberry Pi, actualmente en su 4ª versión, y otros modelos disponibles. En esencia son placas con memoria, procesador y capacidad de funcionar casi con cualquier sistema operativo basado en Linux y casi infinitas posibilidades para usuarios creativos y con conocimientos técnicos.
Seguramente casi todos habréis tenido contacto o experiencia alguna vez con una nube. Para los que no, una nube se trata básicamente de una ubicación de red dotada de capacidad de almacenamiento y otras funciones. Están orientadas a usuarios que desean tener sus archivos más seguros y disponibles 24/7 de forma permanente con independencia del equipo que manejen y del lugar en donde estén.
Google Drive es una nube, al igual que OneDrive y DropBox, pero ninguna de ellas es propiedad nuestra, sino que debemos de pagar o no por sus servicios avanzados, con la ventaja de su disponibilidad en cualquier punto geográfico. Pero de lo que nosotros hablamos es de tener nuestra propia nube privada, creada y gestionada por nosotros y solamente con la inversión inicial del equipo.
En este caso el equipo más comúnmente utilizado para ello es el NAS, una unidad provista de hardware, un sistema operativo y capacidad para añadir almacenamiento en forma de unidades HDD o SSD. Siempre se conecta a la red doméstica, a través de un puerto Ethernet o fibra que puede ser de hasta 10 Gbps y nuestro router o switch. Desde cualquier ordenador, dispositivo inalámbrico o incluso televisores y otros equipos, tenemos acceso a ésta unidad y a todo el contenido que en ella tengamos almacenado.
No solo se trata de almacenar archivos y compartirlos, también brinda la posibilidad de almacenar copias de seguridad de nuestros equipos. Con una configuración RAID tendremos capacidad de replicación de archivos, con tolerancia a fallos y un almacén automatizado de instantáneas de nuestros archivos más delicados.
Tener un sistema operativo los dota de muchas más posibilidades que las nubes públicas, por ejemplo, transmitir a través de red por DLNA contenido multimedia, crear un servidor Plex con contenido a la carta, trasncodificación en 4K en tiempo real, etc. También la capacidad de montar un servidor web, de correo, de ficheros o incluso una estación de vigilancia con cámaras IP o una estación de virtualización.
En este artículo trataremos de comparar un NAS vs Raspberry Pi 4, un dispositivo especialmente diseñado para esta tarea con hardware no demasiado potente frente a una PCB programable. Así veremos los puntos fuertes en cada caso y para qué público podrían ir dirigidos. Nos centraremos en el ámbito del hogar, con equipos económicos como el QNAP TS-228A, TS-128A, TS-230, o los Synology DS-118 o DS-218 ideales para entretenimiento y almacén de archivos en red.
Para situarnos, vamos a revisar en primer lugar las características técnicas la Raspberry Pi 4, y el hardware promedio que tienen estos equipos NAS:
Vemos unas características de hardware relativamente similares en cuanto rendimiento, con procesadores Quad Core en ambos casos y una GPU capaz de transcodificar vídeo en 4K. La versión 4B de Raspberry ha subido mucho de nivel, integrante hasta 3 GB de memoria DDR4 doble conector de vídeo y puertos USB de mayor velocidad. Por su parte un NAS doméstico promedio cuenta con almacenamiento interno y una gran ventaja, la de tener capacidad para dos unidades SATA en su interior y la no necesidad de almacenamiento externo a menor velocidad.
Por parte de la Raspberry, tenemos una mayor versatilidad en el sentido de soporte múltiples sistemas operativos, los cuales podremos instalarlos directamente en una tarjeta SD e introducirla en el equipo. Otro elemento a favor de la Raspberry es su conectividad Wi-Fi Dual Band. Pero ojo, porque la mayoría de NAS soportan tarjetas de red por USB.
Citemos en primer lugar las ventajas que a priori tendremos con la solución en forma de NAS doméstico, uno de los equipos más básicos y económicos que nos pueden brindar los fabricantes.
Se perfila como un equipo ideal para aquellos usuarios que no tienen extensos conocimientos de informática en general, especialmente en software y redes. No obstante, sí que recomendamos al menos tener interés por aprender y ser autosuficientes en la gestión de un sistema operativo, ya que se necesitan al menos las nociones básicas de red y de almacenamiento.
Lo bueno del NAS es que ya cuenta con un encapsulado en forma de chasis, en cuyo interior se pueden instalar los dos discos duros que soporta. Esto significa que podríamos montar JBOD, RAID 0, 1, 5, etc. es decir, almacenamiento masivo con una matriz en serie o replicación de ficheros con tolerancia a fallos. Perfecto para montar hasta 32 TB de almacenamiento para copias, archivos, películas o datos en sus dos bahías.
El hecho de tener sistema operativo y entorno de escritorio a través de red nos dará la posibilidad de hacer todo a golpe de clic a través de nuestro navegador web, sin estar físicamente en la ubicación del equipo. QTS y DSM son sistemas propietarios basado en Linux pero que se incluyen en los NAS, de muy sencilla instalación y gestión. El fabricante tiene un enorme apartado de soporte, tutoriales para aprender, y consultas dudas y problemas. Además de una gran tienda de aplicaciones gratuitas.
Otra ventaja es que tenemos puertos suficientes para la conexión en red cableada y USB para dispositivos de expansión, como DAS o unidades flash. No necesita configuración previa, y el sistema operativo coloca en red los datos tras la configuración del volumen que configuremos al inicio.
Según los discos duros que compremos, el equipo completo nos puede salir por unos 250-400 euros.
En el caso de la Raspberry Pi, sea la versión que sea, necesitaremos siempre un dispositivo de almacenamiento para su sistema, que en este caso será mediante SD o MMC. Lo bueno de su hardware es que soporta prácticamente cualquier sistema operativo basado en Linux, ya que 1 GB de RAM DDR4 y una CPU Quad-core son suficientes. Además, tiene a su favor un mínimo coste de 65 euros.
En este caso también necesitamos nociones de informática, como red, almacenamiento y configuración de sistemas operativos. Sobre todo, sabernos mover por Internet para saber qué necesitamos.
Y en este caso serán unas cuantas cosas y bastante paciencia por nuestra parte. Necesitamos una tarjeta de memoria en donde instalar el sistema operativo Armian Buster, la nueva versión de Raspbian para las Raspberry Pi, el cual podremos descargar desde su sitio web oficial. Seguiremos las instrucciones que no se el fabricante. A continuación, necesitaremos Openmediavault 5 (OMV5) el cual actualmente está en forma de plugin para Rapsbian, simplificando con eso su instalación y gestión. También se puede descargar en forma de distribución para instalar en un USB o tarjeta de memoria
Sin duda eso puede abrumarnos en un principio si no tenemos conocimientos previos, y quizás sea uno de los grandes escollos frente a un NAS que no lo da todo mascado. Aproximadamente lo mismo deberíamos hacer para instalar otros sistemas, lioso, sí, pero si lo conseguimos además de aprender nos sentiremos satisfechos con el trabajo.
Otro punto en el que podría ganar una Raspberry es en lo pequeña que es, pero pensemos, lo mejor sería adquirir un encapsulado para protegerla, e incluso para introducir ahí el disco duro que instalemos por USB o con una placa de expansión. Esto podría elevar el presupuesto a unos 100 euros, así que ya pierde su ventaja económica. E cara a la red ofrece conectividad tanto cableada como Wi-Fi, así que además de versátil es portable.
A esto le debemos sumar el coste del disco duro y el hecho de estar obligados a conectarlo por USB, bien con un HDD de 2,5” o 3,5” comprando una placa de expansión. Al final un precio aproximado del conjunto podría salir por unos 200 euros o más.
En el apartado anterior ya os podéis hacer una buena idea de por dónde irán los tiros en cada dispositivo y las limitaciones y posibilidades que encontramos. Y no podemos evitar decir que por ahora el NAS es mucho más atractivo en este campo. Pero, ¿hasta dónde podríamos llegar con cada uno?
Ya hemos visto que posiblemente el asunto que más tiempo nos llevará será la instalación del sistema operativo. Una vez hecho, tendremos un entorno de escritorio Linux en donde poder perfeccionar nuestras habilidades informáticas y no solo para NAS, sino para otras tareas que queramos explorar.
Con Raspbian más OMV podremos gestionar este dispositivo también a través de nuestro navegador, exactamente igual que un NAS. El plugin nos ofrece un entorno gráfico en donde podremos crear nuestro array de discos en caso de tener varios, por ejemplo, RAID 0, 1, 10 o 5.
La sencilla interfaz disponible en español permitirá crear carpetas compartidas con el servicio Samba activado. Como cualquier sistema, todo funcionará a través de usuarios y permisos, pudiendo así compartir carpetas personalizadas desde la interfaz. Importante será el mantener siempre una IP fija en el dispositivo para gestionarlo.
Al propio sistema podremos añadirle más extensiones y servicios, ya que como cualquier Linux tiene un precioso terminal en donde trabajar y aumentar la potencia con aplicaciones. Es compatible con DLNA, así que también nuestro televisor o Smartphone tendrá acceso al contenido multimedia o datos que hayamos compartido. Su GPU es capaz de transcodificar vídeo a 4K@60 FPS, y a esto se le suma la posibilidad de instalar todo tipo de aplicaciones compatibles con el sistema para aumentar las posibilidades y versatilidad en contenido multimedia, servicios por red, etc.
La no presencia de puertos SATA limita el uso de este ordenador programable, aunque el modelo Pi 4 implementa USB 3.0 que mejora mucho el ancho de banda para conectar múltiples unidades. Quizás lo más recomendable aquí es adquirir una placa de expansión con puertos SATA ya que trabajar con unidades USB portátil es algo engorroso y poco práctico por su cuello de botella.
Algo que es inevitable decir es que todo esto que ofrece la Raspberry, también lo podemos hacer desde nuestro ordenador o un equipo viejo que tengamos añadiéndole un par de discos duros.
Las posibilidades anteriores son extensibles a los NAS. Tenemos gestión directamente desde la red y un sistema operativo con interfaz gráfica. En este caso no haremos uso de terminal para instalar extensiones, ya que QNAP o Synology tienen su propia tienda de aplicaciones, la mayoría gratuitas para añadir capacidad al NAS.
Con un hardware decente como el que hemos visto, Quad-core y 2 GB de RAM, podremos montar sin mayores problemas un servidor Plex, gran opción para crear una biblioteca multimedia disponible en ordenadores, Smartphone o televisores para ver contenido gracias a la trasncodificación de vídeo en Full HD y hasta 4K por la red.
La potencia real de un NAS reside precisamente en estas posibilidades, ya que no pagamos solo por un hardware, sino por el soporte del fabricante. Un sistema completo, trabajado estéticamente, fácil de utilizar y además con seguridad y actualizaciones continuas. Todos ellos cuentan con encriptación AES de 256 bit, protocolos de acceso SSH, CIFS/SMB, HTTPS, FTP y más. Si bien es cierto que también hay muchas aplicaciones para Rasberry, no estarán tan bien optimizadas por el hecho de tener un soporte propietario detrás.
Especialmente las funciones para configuración de RAID, instantáneas y almacenamiento por autotiering son enormes, y mucho más sencillas o avanzadas que cualquier otro equipo genérico. Tan solo por eso, ya merece la pena tener uno, ya que podríamos implementar todo tipo de RAID 0, 1, 5, 6, 10 y JBOD. Volúmenes LUN para instantáneas (copias de seguridad), y almacenamiento con caché SSD para acelerar la trasferencia de datos por red.
También estamos pagando por su excelente integración con plataformas y servidores web como Apache, WordPress, Joomla, servidores de directorio activo con LDAP o servidores VPN en donde crear nuestra propia red. Las principales marcas cuentan con un sistema de gestión remota a través de la nube que nos evita tener que abrir puertos, por ejemplo, MyQnapCloud o QuickConnect de Synology.
Y a esto se le debe sumar la posibilidad de montar incluso un servidor de vigilancia en nuestra casa, despacho o empresa. Con QVR Pro o Surveillance Station montaremos fácilmente un servidor para almacenar las capturas de nuestras cámaras IP conectadas a un switch o router PoE que tengamos. Y en NAS más potentes podremos también virtualizar y gestionar las máquinas desde el navegador por la red algo imposible con una Raspberry.
Después de analizar las posibilidades de un NAS vs Raspberry Pi podemos concluir sin darle demasiadas vueltas que hoy por hoy un NAS es la mejor opción si lo que pretendemos es montar nuestro centro de almacenamiento multimedia en la red.
Veamos en una tabla nuestras claves acerca de estos productos:
NAS
Raspberry Pi 4
NAS
Raspberry Pi
La facilidad de uso, el sistema operativo actualizado y con completo soporte en asistencia y parches de seguridad y las enormes posibilidades que tenemos para al almacenamiento incluso en los NAS más básicos, decantan la balanza a su favor. Prácticamente barre a la Raspberry en todos estos aspectos y al final el precio no es tan distinto si añadimos complementos a la PCB.
Vemos que Raspberry es una opción decente, que por su precio y extensión en la comunidad han conseguido dotarla de gran cantidad de distros o sistemas operativos basados en Linux con las que poder hacer verdaderas maravillas. Además, tiene una potencia decente, pero la ausencia de puertos específicos para almacenamiento y su no tan fácil puesta en funcionamiento hacen que su nicho de usuarios se reduzca. Para aficionados sí que puede ser recomendable, ya que sus posibilidades se extienden más allá de un almacenamiento por red.
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