Cuando la serie Xbox X fue revelada al público por primera vez, los observadores más avezados rápidamente se percataron de que en el reverso de la consola había incluida una ranura de expansión. Los rumores sugerían que podía tratarse de un CFExpress con tarjeta de memoria tipo B, pero finalmente Microsoft confirmó ayer que se trata de una solución patentada con colaboración de Seagate: una tarjeta de expansión para almacenamiento externo para Xbox X.
La cosa hoy día está clara. Con juegos cada vez más pesados y que exigen un espacio en disco mayor, los gamers más forofos pueden llegar a quedarse cortos con 1TB presente en la Xbox X. Así, para evitar el engorro de tener que andar instalando y desinstalando juegos a diestro y siniestro por parte de los usuarios, la Xbox Xincorpora una ranura de almacenamiento externo. Esta solución adicional añade otro terabyte de capacidad y puede trabajar con la misma velocidad y rendimiento de procesos de la Xbox Velocity Architecture.
Juegos de generaciones anteriores de consolas de Xbox pueden aún jugarse directamente desde un disco duro USB 3.2 externo. Sin embargo, para contar con todos los beneficios de Xbox Velocity Architecture y desenpeño óptimo, los juegos optimizados para la Xbox X deben jugarse desde el SSD interno o la tarjeta de expansión patentada.
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Dicha tarjeta, de la cual aún no disponemos datos sobre su precio, parece ser una gran opción dado que la consola tendrá 1TB disponible en su SSD interno. Con juegos cuyo peso individual puede sobrepasar hasta 100GB en algunos títulos a día de hoy, esta es la solución que Microsoft y Seagate ofrecen para evitar desinstalar y reinstalar juegos constantemente.
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