¿PC o consola? Seamos sinceros: este dilema nunca, jamás terminará. Los gamers de consola seguirán reivindicando sus exclusivos y jugar con mando desde la comodidad de su sofá mientras que aquellos de PC hablarán sobre sus altas resoluciones, amplísimo mercado y conectividad gratuita.
Aunque la rivalidad de ambos bandos es acérrima, lo que está claro es que aquel que puede procura navegar entre los dos mundos y acepta lo mejor que cada uno de ellos tenga que ofrecer. Lo cual nos lleva a la inevitable pregunta: ¿Cuál es mejor?
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La costumbre ha hecho que distingamos los avances tecnológicos según los progresos de las plataformas de juego desde allá en los 80’s. Ya por entonces estos se catalogaban por generaciones y es algo que experimentamos de forma colectiva dado que las grandes marcas suelen procurar sacar al mercado sus productos con fechas más o menos cercanas entre sí.
En occidente, consolas como Play Station y Nintendo 64 comenzaron una guerra por el progreso gráfico, mecánicas y jugabilidad que continúa a día de hoy. Allá donde apareció la Play Station 2 (2000) lo hizo la XBox (2001) y Game Cube (2001). Play Station 3 vs XBox 360. Ocurría la misma situación en el mundillo de las consolas portátiles (GameBoy vs Atari Lynx en 1989). A finales del siglo veinte el concepto del juego estaba asociado a un ocio que necesitaba de un dispositivo concreto mientras que el ordenador era una herramienta de trabajo. Con el abataramiento del PC de sobremesa y la aparición de los portátiles, los jóvenes comenzamos a tener más acceso a esta plataforma donde también había cabida para juegos específicos. Es aquí donde los caminos del gaming comenzaron a dividirse.
Para muchos la respuesta está clara: el ordenador es y será siempre la plataforma donde podremos disfrutar de los mejores gráficos, mejores servidores online dedicados y más variedad de catálogo. Si algo sale para consola (a no ser que sea exclusivo), saldrá también para PC, aunque sea con Port algo cutres, en algunas ocasiones. Y si no, al tiempo. Que se lo digan a Quantic Dream y su ruptura de exclusividad con Sony en 2018. De modo que veamos, ¿qué ofrece el PC que no nos dé la consola?
La principal distinción es que en el mundo del PC gaming las generaciones no existen. Los jugadores no están pendientes de cual es el siguiente motor gráfico escogido ni cómo de bien se ve. La calidad de los gráficos, rendimiento y resolución pasó a depender totalmente del usuario y su equipo. La diferencia real entre jugar un mismo juego en dos ordenadores con los mismos componentes llegaba a estar en algo tan nimio como el uso de una tarjeta gráfica Nvidia o AMD.
Todos sabemos que los juegos son desarrollados mediante ordenador en los estudios y cada cual utiliza una gráfica para su elaboración por unos motivos u otros, generalmente relacionados con el motor de juego con que trabajen. Tradicionalmente hay empresas que optan por Nvidia y otras emplean AMD. El resultado es que el rendimiento y renderizado puede ser ligeramente mejor en una u otra, siendo un buen ejemplo el Nvidia HairWorks en The Witcher 3: Wild Hunt. ¿Quieres ver hasta el último pelo de la blanca melena de Geralt de Rivia moviéndose al viento? Lo siento, sólo con Nvidia. AMD se come los mocos.
Esto puede sonar algo injusto, pero siempre es bueno recordar que la competencia es la vía del progreso. Es en el mundo del PC donde más modelos de nuevos procesadores, sets de memoria RAM y gráficas se lanzan al mercado. Todos los años hay un nuevo arsenal con el que (si quisiéramos) podemos actualizar nuestro equipo para tener lo mejor de lo mejor. ¿Y la consola? Bueno, entre la PS2 y PS3 pasaron nada más ni nada menos que… ¡seis años! Más importante aún es el hecho de que cuando la consola se lanza al mercado, en la actualidad el PC hace ya tiempo que puede «mover» lo que la «nueva generación» ha conseguido como nuevo. Básicamente el PC siempre va por delante y no hay nada que las consolas puedan hacer al respecto.
Llegas a casa, preparas algo de cena, te lanzas al sofá, enciendes tu consola de confianza y… ¡Hogar, dulce hogar! Algo que enorgullece en gran medida a los jugadores de consola es el factor de la comodidad. Los mandos de las mismas han evolucionado hacia una ergonomía con la que un ratón de sobremesa lo tiene crudo para competir, pero allá donde se gana confort también hay menos precisión. La asistencia de apuntado existe en consola porque no es lo mismo un ratón que un mando, y aquellos que jueguen en modo competitivo online saben lo que es enfrentarse a un adversario armado con ratón y teclado.
El paso de los años ha creado un nicho de jugadores muy fiel a las plataformas domésticas. Son fáciles de instalar, no requieren mantenimiento y suponen un gasto menor que el de un PC montado para mover exactamente el mismo juego. Generalmente esta es una cuestión donde todos los consoleros suelen coincidir, pero como bien dice el refrán: «El diablo está en los detalles». Sí, estás jugando Metro Exodus en tu Play Station 4 a 1080p, pero, ¿cuál es su calidad visual?
El principal problema de estas plataformas es el port o exportado del juego para funcionar en ellas. Esto puede verse en factores como las volumétricas, sombras, oclusión ambiental, anti-alising y post procesado entre otros factores. Las consolas sudarían sudor y sangre para mover unos gráficos originalmente en Ultra HD a 60FPS estables, necesitando pasar por un proceso que ocasiona una bajada visual pero intentando conservar la estabilidad de fotogramas por segundo para garantizar una buena experiencia de juego.
Uno de los factores que ayudan a que este downgrade pase desapercibido es la distancia a la que jugamos de nuestro televisor si la comparamos a la de un monitor de PC. La relación entre resolución y pulgadas siempre ha sido muy cercana en el mundillo de las pantallas. La gran mayoría de nosotros tiene un televisor de buen tamaño en el salón al que conectar nuestra consola, y con los tiempos que corren ese televisor será de 60Hz con 1080p. Algunos de vosotros puede que tengáis pantallas 4K, pero recordad que no existen juegos de consola nativos para esa resolución: estos también son un port o un reescalado que los amantes del PC notamos a leguas. Si bien que es posible que no veamos los poros de la piel a Artyom en Metro Exodus, lo que sí es seguro es que desde el sofá probablemente no fuéramos a fijarnos igualmente.
Si hay algo que no cambia en el aspecto estético de los juegos son los apartados gráficos que en mayor o menor medida tienen presencia en nuestras partidas. Para poder entrar en profundidad en los aspectos que cambian entre consola y PC y cómo estos afectan a su rendimiento, estabilidad de FPS y resoluciones máximas, vamos a comentar algunos de ellos.
La iluminación atmosférica o con fuentes específicas de luz se regulan en este apartado así como su refracción en todo tipo de superficies.
Básicamente define la calidad de renderizado de los objetos y cómo de nítidos se aprecian los bordes de estos. Supone el apartado que más recursos consume dado que después del renderizado lleva a cabo un desenfoque en los bordes para hacer desaparecer los temidos «dientes de sierra» o suavizarlos en las resoluciones más altas. Actualmente existen muchas variantes de este proceso gráfico de pos-procesado, unas son estándar y otras creación de compañías en exclusiva para sus componentes:
¿Qué tipo de Anti-Aliasing nos conviene más? Todo depende de la capacidad de nuestro PC. Los factores que definen esta premisa básica vienen dictados por nuestro procesado y tarjeta gráfica principalmente, siendo la RAM el siguiente componente más relevante.
Viene a ser el programa utilizado para llevar a cabo el proceso de renderizado. En la actualidad tenemos el DirectX y Vulkan compitiendo entre sí. El DirectX es algo así como el estándar de la industria. En el mundillo del PC tiene mayor presencia que Vulkan, estando este último mucho más difundido en sistemas móviles como Android.
Establece la definición y desenfoque respecto a la cercanía de los elementos presentes en nuestra pantalla. Una profundidad de campo muy amplia exige un esfuerzo mayor al motor gráfico, por lo que en videojuegos se emplea como recurso para establecer el renderizado de elementos y conservar recursos.
Dos factores que se ven afectados por cuestiones como el renderizado y las físicas. Aquí es donde podemos agrupar efectos ambientales o de animaciones como humo, niebla, nieve, lluvia o chispas. Estas suelen ser de las primeras pérdidas que experimentamos en una reducción de gráficos dado que son aspectos estéticos de high end que pueden llegar a consumir una buena cantidad de recursos.
Este punto ya no depende de nuestra plataforma de juego sino del monitor o pantalla que utilicemos. La tasa de refresco consiste en la cantidad de veces por segundo que se reescribe la información en pantalla. El estándar actual parte de los 60Hz, pero ya es común encontrar modelos de 80, 120, 140 o incluso 240Hz. Una mayor tasa de refresco en nuestro monitor nos permite apreciar movimientos más fluidos dado que hay más cantidad de frames por segundo.
¿En qué nos afecta esto? Pues básicamente en la relación entre el número de FPS que puede generar nuestra consola o PC frente a lo que vemos en pantalla. Tener un monitor de 60Hz con un procesador capaz de generar más de 100 FPS por segundo en nuestro PC es un desperdicio. Los televisores en cambio tienen un estándar actual de 60Hz, que es el máximo de FPS que las consolas pueden llegar a mover en las mejores circunstancias.
Los objetos 3D proyectan sombras en el espacio. El tamaño y forma de estas viene definido por la posición del punto de luz y una vez establecido tenemos la opción de aumentar la calidad de las mismas. Esto define la nitidez de las sombras que proyectan todos los objetos, presencia o no de dientes de sierra en sus bordes y contraste.
Es un proceso que divide los polígonos principales en otros más pequeños. Esto ayuda a suavizar formas curvas y relieves para modelos 3D. La calidad y detalle de este proceso varía de juego a juego y puede apreciarse mejor en los modelos 3D de menor tamaño.
Aumenta los detalles visibles en las texturas desde todos los ángulos generando una mayor sensación de relieve en superficies de todo tipo (tierra, telas con ornamentos, madera…). Allá donde el filtro aumenta el detalle, la calidad de texturas puede regularse en mayor o menor medida. Esto puede aumentar los recursos necesarios y disminuir el rendimiento.
La famosa V-Sync ayuda a que los fotogramas por segundo que genera nuestra consola o PC se reproduzcan de forma acorde a la tasa de refresco de la televisión o monitor. Activar esta opción es muy recomendable dado que ayuda a evitar problemas gráficos como el screen tearing, esas franjas que aparecen cuando movemos la cámara y algunas zonas de la pantalla no muestran la nueva posición a la misma velocidad.
El V-Sync crea un cuello de botella en las imágenes que se envían al monitor para crear un tope de FPS artificiales adaptado a lo que este puede generar y así no desaprovechar rendimiento visual. Si vuestro PC no es muy potente puede bajaros mucho el rendimiento, en cuyo caso sería mejor tenerlo desactivado. En cambio es recomendable activarlo si disponéis de una gráfica de alto rendimiento y los FPS de los juegos superan los Hz de la pantalla.
Ahora que hemos visto lo que hacen alguna de las cuestiones que se ven más afectadas por el motor gráfico y procesador que se utilice entre otras cuestiones, llega el momento de comparar cómo cada plataforma lidia con la delicada cuestión de mantener una calidad de gráficos alta sin freir los chips.
En general los gráficos podemos catalogarlos en calidad baja, media, alta y ultra. Cada una de ellas puede regular aspectos visuales de los anteriormente mencionado dando prioridad a unos sobre otros, e incluso podemos decidir nosotros mismos qué activar o no manualmente.
Este apartado visual es que se lleva la mayor parte del rendimiento del ordenador y al que se dedican todos los recursos posibles. Sin embargo no sólo basta con que el juego se vea de maravilla, también debe correr con suavidad.
Para reducir recursos sin dejar de ver «bonito» el juego podemos comenzar por reducir la calidad de las sombras y distancia de dibujado. Estas cuestiones al igual que la calidad de reflejos y partículas son pequeños detalles que pueden pasar mucho más desapercibidos que aspectos como el texturizado y Anti-Aliasing.
Ahora, en cuestiones de rendimiento, ¿qué tal va el mundo de las consolas en cuestiones de fotogramas por segundo y resoluciones? Veámoslo.
Todo en las consolas está hecho a medida en exclusivo para ellas. Desde su procesador, placa base y tarjeta gráfica. Empresas líderes en componentes y hardware para PC (AMD, Intel y Nvidia) compiten por su título en el apartado gráfico y generacional aportando mayor cantidad de núcleos y teraflops.
Lo interesante aquí es no sólo observar lo similares que son en esencia los procesadores y gráficas de ambas plataformas sino valorar también cuestiones como la resolución y estabilidad de FPS.
ESPECIFICACIONES GRÁFICAS PS4 y XBox One | ||||||
Play Station 4 | XBox One | |||||
CPU | AMD Jaguar, 800 Mhz (8 núcleos) | AMD Jaguar, 1.75 GHz (8 núcleos) | ||||
GPU |
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Una vez asentados los cimientos de ambas compañías en el llamado salto generacional llegaron las mejoras a los modelos originales:
ESPECIFICACIONES GRÁFICAS PS4 Pro y XBox One X | ||||||
Play Station 4 Pro | XBox One X | |||||
CPU | AMD Jaguar, 800 Mhz (8 núcleos). | Jaguar Evolved, 2.3GHz (8 núcleos). | ||||
GPU |
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La adaptación que han realizado muchos estudios para sus juegos en la Play Station 4 Pro y XBox One X frente a sus antecesoras es diversa. Los hay que apuestan por una mayor calidad gráfica y mantener los fotogramas por segundo y otros que deciden lo contrario. Nos encontramos entonces juegos bellísimos a 4K con 30 FPS de rendimiento y otros en 1080p pero 60 FPS bastante estables. 4K a 60 FPS es algo así como un unicornio, pero hay juegos que lo alcanzan aunque no sea de forma totalmente estable.
Hemos hablado de consolas remontándonos hasta 2013, pero con el cambio de decenio hace que las siguientes versiones de Play Station y XBox ya asomen en el horizonte. No obstante, lo que nos queda es esperar qué especificaciones técnicas presentan y cuál es su comparación a un modelo gráfico en PC.
ESPECIFICACIONES GRÁFICAS PS5 y XBox Scarlet | ||||||
Play Station 5 | XBox Series X «Scarlet» | |||||
CPU | AMD Ryzen (8 nucleos), 3ª generación | AMD personalizado | ||||
GPU | Navi | Zen 2 y Navi |
Debido a lo temprano de este artículo estamos a falta de detalles más precisos de ambas plataformas. En el caso de Play Station 5 se ha confirmado que será compatible con 8K e incluirá 4K nativo (aunque probablemente dependa de los juegos). Con XBox Series X «Scarlet» por su parte ocurre la misma situación solo que añadiendo el dato de ofrecer hasta 120 FPS con tasa de refresco variable, aunque asumimos que esto también depende no sólo del monitor sino de los juegos.
Más cuestiones interesantes a mencionar es la retrocompatibilidad con juegos de las generaciones anteriores (PS4 y XBox One) así como funcionalidades en la nube o, cómo no, compatibilidad con realidad aumentada (en el caso de PS5). La siguiente pregunta de interés es entonces: ¿qué GPUs son comparables a las de la siguiente generación en consolas?
Mientras las consolas ya hablan de 60 FPS estables, 4K nativos y resoluciones 8k, en PC resulta que el equivalente en el caso de Play Station 5 es una AMD Radeon RX 5700 (2019) o Nvidia GTX 1080 (2016). Esto último no lo decimos nosotros sino el propio CEO de Nvidia, Jensen Huang.
La cuestión del gaming en el mundillo del PC es que AMD y Nvidia sacan al mercado nuevas versiones de tarjetas gráficas que hace ya mejoraron las prestaciones de las anteriormente mencionadas. Ya sea por un menor consumo, mejor rendimiento o más potencia de vídeo. El downgrade no existe en PC. Tu rendimiento dependerá en exclusiva de los componentes de nuestro equipo y esto nos lleva a la gran ventaja del apartado: podemos cambiarlos a nuestro antojo.
Escoger un buen PC para jugar puede llegar a ser un auténtico calvario, especialmente cuando desconoces por completo el mundillo de los componentes y presupuestos. Esta es la razón por la que muchas personas optan por consola. Es fácil, funcionará en tu salón y te ahorras documentarte. También es posible comprar ordenadores gaming pre-montados, pero generalmente esto es desaconsejable si tenéis la posibilidad de montarlos por piezas.
En la actualidad las diferencias gráficas para jugar entre un PC y un portátil gaming rondan sólo un 10% del rendimiento. Las pantallas en portátiles son cada vez de una mejor resolución, son también más ligeros y ofrecen un rendimiento totalmente a la altura. El futuro de la industria con lanzamientos como el AMD Ryzen 4800 H en el primer trimestre de 2020 hace que podamos aspirar a portátiles con una capacidad colosal por un presupuesto similar al de un PC gaming.
Ahora sí, no va a ser todo un camino de rosas. Aunque disponen de un gran número de puntos fuertes tanto en hardware como software, los ordenadores de sobremesa también tienen aspectos menos atractivos. Al margen de su precio, si queremos ser legales necesitaremos una licencia para sistema operativo, actualizaciones periódicas, drivers, formateo, limpieza de componentes…
Este es un problema que siempre ha estado presente, y es que el asuntillo del frame drop depende de muchos factores. La cantidad de elementos presentes en pantalla, lo bien optimizadas que estén las texturas del juego, teselado, etc, ocasionan caídas de fotogramas por segundo brutales que aún a día de hoy existen especialmente en consolas. Esa es la razón de que el sueño de muchos jugadores sean los 1080 a 60FPS estables, algo que no debería ser nada del otro mundo.
Lo que ocurre es que aunque nuestro monitor pueda correr a 120Hz o nuestra televisión a 60Hz, eso no garantiza que los fotogramas por segundo en partida vayan a ser estables. En el caso del PC depende de la potencia de nuestro procesado, RAM y tarjeta gráfica principalmente. Algo que también puede ayudar es el uso de un disco duro SSD en lugar de HDD dado que agiliza la transmisión de datos y también reduce los tiempos de carga.
La optimización de los juegos también afecta a su rendimiento y por lo tanto al frame drop que podamos tener. Un correcto optimizado se traduce en una jugabilidad fluida, FPS estables y ausencia de poping, stuttering o aliasing.
El downgrade o degradado es un proceso que se lleva a los juegos de forma posterior a su desarrollo y optimizado. Esto reduce la complejidad de los gráficos, texturas, cantidad de frame rate, elimina elementos y reduce partes móviles. El aspecto positivo de todo ello es que el rendimiento y la velocidad se ven incrementados, aunque el coste visual puede llegar a ser bastante significativo.
No hay juego que no esté hecho en la actualidad para una resolución de 1080p. Este es el estándar del momento y en PC convive junto con otras resoluciones como el 2K o ultra wide. También desde hace unos años tenemos entre nosotros el 4K, una resolución cuatro veces mayor al 1080p y que lucha ahora por estabilizar sus FPS.
Al margen de los aspectos gráficos comparados en todas las plataformas también hay cuestiones que conviene tener presente cuando nos estamos planteando comprar una consola o montar un PC a piezas. Aquí tenéis algunos aspectos clave a considerar.
Todos habréis visto alguna vez los memes de Steam cuando llegan las ofertas de verano o navidad, y es que esto es algo generalizado en el mundillo del gaming de sobremesa. Evidentemente esta situación no es exclusiva del PC y las consolas también tienen una buena lista de juegos exclusivas de plataformas concretas.
Estos catálogos exclusivos son para muchos usuarios una razón de peso con la que justificar la compra de una plataforma u otra, especialmente cuando se trata de lanzamientos Triple A que es posible que sólo dentro mucho tiempo (o nunca) lleguen a PC. Play Station y XBox son las empresas que solemos tener en mente cuando se habla de juegos exclusivos, pero en ordenadores también hay cosas interesantes. A menudo podemos encontrar pequeños estudios de desarrolladores que crean juegos diseñados sólo para esta plataforma de forma similar a los formatos móviles.
Debido a estos factores puede ser una gran idea echar un vistazo a los futuros lanzamientos y su disponibilidad en PC o consola, e incluso cual de ellas será la que se lleve la exclusiva.
Tener un ordenador en casa es algo que aparentemente se volvió generalizado desde los noventa en adelante. Compras online, tareas de ofimática y ocio podían aunarse en este dispositivo durante bastante tiempo hasta que el mercado de los smartphones demostraron ser igualmente capaces de gestionar muchas de estas actividades.
Lo cierto es que aunque muchos tengamos ordenadores de sobremesa o portátiles, un equipo básico no es compatible con jugabilidad tal cual. Podemos invertir 500 euros en un ordenador básico (comprando al margen su pantalla, teclado, ratón y altavoces) pero no será lo mismo que una Play Station 5. Lo queramos o no, el presupuesto marca la diferencia en este departamento.
Es aquí donde se distingue el usuario que quiere el ordenador para jugar de aquel que lo utiliza para actividades más cotidianas y no es tan exigente con lo que su PC pueda o no hacer. Un ordenador gaming no son sólo lucecitas y un chasis espectacular. Conllevan una gráfica dedicada, mayor consumo de RAM, una buena ventilación… También tenemos gastos adicionales en periféricos como la pantalla si queremos resoluciones por encima de los 1080p o altas tasas de refresco. ¿Veis por dónde voy?
La consola es un dispositivo autosuficiente para jugar. Sí, necesitaremos conexión a internet para sus actualizaciones y también un servicio de pago para disfrutar de modos de juego online en los servidores, pero nada más allá. Cuando la adquirimos traen su propio mando y ya tenemos una televisión igualmente. Un único dispositivo. Un sólo cable. Comparemos ahora todo esto con los precios de las consolas en los últimos 20 años:
EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS DE CONSOLA 2000-2020 | ||||||
AÑO | PLATAFORMA | PRECIO | ||||
2000 | Play Station 2 | 450€ | ||||
2001 | ||||||
2002 | Gamecube XBox | 199€ 479€ | ||||
2003 | ||||||
2004 | Play Station Portable (PSP) Nintendo DS | 299€ | ||||
2005 | XBox 360 | 399€ | ||||
2006 | Nintendo Wii | 249€ | ||||
2007 | Play Station 3 | 599€ | ||||
2008 | ||||||
2009 | Play Station 3 Slim | 299€ | ||||
2010 | ||||||
2011 | Play Station Vita Nintendo 3DS | 299€ 249,95€ | ||||
2012 | Wii U | 299€ | ||||
2013 | Play Station 4 XBox One | 399€ 499€ | ||||
2014 | ||||||
2015 | ||||||
2016 | Play Station 4 Slim Play Station 4 Pro | 299€ 399€ | ||||
2017 | Nintendo Switch XBox One X | 329€ 499€ | ||||
2018 | Play Station Classic | 99,99€ | ||||
2019 | Google Stadia | 129,99€ | ||||
2020 | Play Station 5 XBox Series X ‘Scarlet’ | Precios sin confirmar |
Observando la tabla anterior se hace evidente el salto entre consolas de salón o sobremesa y consolas portátiles. La cuestión que se hace patente es que el precio de las consolas actuales o venideras rondan entre los 400 y 500€ de salida, pasando a abaratarse con versiones posteriores. Un PC para igualar las cualidades de las futuras consolas Play Station 5 y XBox Scarlet supera esa cantidad, todo ello sin mencionar la pantalla, teclado y ratón.
No nos gustaría dejar de ser imparciales llegados a este punto. Hay que reconocer que ambos mundos tienen aspectos positivos y negativos, de modo que vamos a echarles un vistazo rápido a cada uno de ellos.
Positivo:
Negativo:
Positivo:
Negativo:
En un escenario sin perspectivas de cambio más allá de nuevos componentes de ordenador y futuras plataformas de juego venideras, al final resulta bastante complejo optar por un formato u otro. Aquellos usuarios que no hagan uso de las nuevas tecnologías más allá de dispositivos como smartphones o tablets encontrarán poco beneficio en montarse un PC gaming, especialmente si tenemos en cuenta que no sólo supondría el gasto de la torre y sus componentes, sino también los periféricos.
El mundo de las consolas parece estar dominado por Microsoft y Play Station. Google Stadia llegó al mercado con la promesa de revolucionar la industria, pero francamente aún quedan aspectos que pulir en su plataforma como para considerarla un adversario totalmente a la altura de los dos pesos pesados. Con la futura llegada de PS5 y XBox Series X son muchos los jugadores que esperan con expectación las prestaciones que han prometido.
Oficialmente aún faltan muchos datos reales por confirmar y más adelante será posible apreciar una comparativa real sobre su rendimiento y FPS en las distintas resoluciones posibles. No obstante llegar a los 1080p y 4K a 60 FPS estables como estándar es un objetivo claro en 2020.
Los jugadores de PC por su parte siguen estando ahí. Suponen ese nicho de público que puede tener auténticos pepinacos con pantallas a 244 FPS o equipos normalitos para jugar a League of Legends o Dota 2.
AMD y Nvidia siguen una carrera imparable y todo el universo del hardware con ellas. Las más recientes tarjetas gráficas y procesadores son testimonio de una estabilidad y rendimiento en las resoluciones más altas que siguen en aumento, aunque esto va a la par de su precio.
Ser un PC gamer puede resultar caro si comparamos sus componentes al gasto único de una consola, pero si lo que aspiráis es sólo a lo mejor es aquí donde encontraréis vuestro mayor aliado. Por otra parte es conveniente recordar que no es necesario un gran PC para jugar ni los últimos componentes.
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La consola por su parte sigue siendo ese punto de desconexión, una plataforma creada y dedicada por entero al ocio que pone todo su empeño en dar facilidades al usuario. Los títulos exclusivos que podemos encontrar en ellas unidos a la ergonomía del joystic es para muchos razón más que suficiente. Pero, ¿y vosotros? ¿PC o consola?
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