Con la guerra de núcleos entre AMD e Intel, muchos usuarios se preguntan: ¿Puedo jugar hoy con tan sólo cuatro núcleos? Y es que el hardware usado para ejecutar nuestros videojuegos en PC ha sido azotado por juicios y modas variadas durante la historia de la plataforma.
Una de las más recurrentes ha sido el debate en torno a los núcleos necesarios para jugar adecuadamente; uno que se ha perpetuado hasta la actualidad. La actual guerra de los núcleos entre Intel y AMD ha puesto la pregunta de si podemos jugar con tan sólo cuatro núcleos a la orden del día; en esta ocasión, por parte de aquellos jugadores que aún mantienen estos números en sus equipos. Aspiramos a responder a esa pregunta.
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Para comprender sobre qué estamos hablando en este texto es imprescindible saber qué son los núcleos e hilos de nuestro procesador; así como qué diferencia a ambos términos tan empleados sobre este componente.
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Los núcleos son las unidades de procesamiento físicas del procesador. Las encargadas de leer y ejecutar instrucciones; además de ser quienes articulan todo lo que hacemos en nuestro ordenador a través del procesador. Como hemos dejado caer, son físicas y ocupan un espacio dentro del diseño del DIE del procesador.
Los hilos tienen una acepción diferente. Se trata de núcleos lógicos (que no físicos) que el sistema operativo reconoce como independientes. Estos hilos nacen fruto de la computación paralela eficiente; que permite dividir la carga de dos procesos diferentes en un mismo núcleo; cada núcleo físico puede tener dos subprocesos (hilos) y la tecnología que habilita esto es en Intel Hyper Threadding y SMT en AMD.
Los videojuegos nunca han sido una tarea muy intensiva en cuanto a número de núcleos se refiere; la tarjeta gráfica ha acaparado a lo largo de los años el foco de atención en este apartado.
Los videojuegos en ordenador llevan siendo influenciados por las consolas coetáneas desde finales de los años noventa si nos centramos en el apartado técnico; pero quien verdaderamente ha moldeado las especificaciones mínimas y recomendadas de los títulos en la plataforma ha sido, sin duda, la gama media. Ambos factores son determinantes a la hora de observar cuantos núcleos hemos necesitado en generaciones pasadas.
Las consolas como conjunto son aún hoy una de las plataformas de juego más extendidas; razón por la cuál los videojuegos que se lanzan al mercado suelen tener en cuenta las capacidades de estas a la hora de establecer ciertas limitaciones técnicas. El espíritu más abierto y la potencia a la que ha tenido siempre acceso el PC ha ubicado a la plataforma en una posición pasiva.
[irp]En cuanto a las especificaciones de la gama media en PC, las razones de sus efectos son lógicas: los videojuegos son un producto de masas, por lo que al apelar al público de PC se requerirá que el máximo de este público tenga acceso a los diferentes títulos del mercado, y que mejor forma de conseguir esto que adecuando los requisitos mínimos y recomendados de los nuevos videojuegos a lo que, en ese momento, tendrán en sus hogares la mayoría de los jugadores.
El mercado de los procesadores durante la primera mitad de la década estaba dominado por los Core de Intel y su marcada gama de productos; estos procesadores dictaban la tónica general del mercado de PC a todos los niveles y en todas las aplicaciones posibles, incluyendo los videojuegos.
La mencionada tónica constaba de procesadores de cuatro núcleos para la gama doméstica y de 6-8 para la extrema (profesional); debido a su inmensa popularidad, la mayoría de los juegos del mercado estaban optimizados para los cuatro núcleos de la gama doméstica.
El cambio de paradigma llegaría desde dos frentes distintos por parte de AMD. El primero en las consolas y su influencia; las consolas de salón en esta generación pasaban a los procesadores de ocho núcleos y a la arquitectura x64. Los juegos desarrollados para consola ahora son más fáciles de trasladar a ordenador y están optimizados para aprovechar los recursos de la plataforma de salón.
La otra pieza del puzzle es Ryzen y su gran número de núcleos. La gama de procesadores de AMD entra con fuerza en un mercado dominado hasta entonces por Intel y se abre camino ante la falta de una respuesta contundente de los de Mountain View.
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Ambas situaciones crean el caldo de cultivo perfecto para que la tendencia de los cuatro núcleos cambie. Ahora pasaríamos a considerar los 6-8 núcleos como estándar en la gama doméstica, con su correspondiente efecto en los requisitos y optimización de nuestros videojuegos.
Llegados a este punto, toca formular la pregunta que abre este texto: ¿podemos jugar hoy con tan sólo cuatro núcleos? Si nos paramos a observar la gama de procesadores domésticos actuales, podemos comprobar que tan sólo los de gama baja cuentan con dicho número de núcleos; en algunos casos incluso con un mayor número de hilos para recortar distancias con sus hermanos de gama media y alta.
Por este escenario, podríamos suponer que no, que se quedan cortos para los recursos que demandan las obras actuales; pero sería ingenuo ignorar el hecho de que una gran parte de la comunidad de PC sigue con procesadores de cuatro núcleos alimentando las entrañas de sus ordenadores; y aún más ingenuo llegar a alguna conclusión sin realizar ningún tipo de prueba.
Para realizar dicha prueba nos hemos apoyado en las tres aventuras de Lara Croft en la presente generación para comprobar cómo han evolucionado el número de núcleos que necesitan nuestros juegos; todos los Tomb Raider desde 2013 usan Crystal Engine como base, por lo que es un escenario de prácticas ideal.
Equipos de pruebas usado:
El primer Tomb Raider (2013) se comporta bien con los cuatro núcleos físicos de los procesadores Intel de generaciones pasadas; principalmente, gracias a su buen rendimiento por núcleo y la optimización del título. No podemos decir lo mismo del salto a Rise of the Tomb Raider y Shadow of the Tomb Raider, ambos juegos lanzados con los procesadores de seis núcleos en el mercado, donde escalan conforme aumentamos el número de núcleos disponibles de forma muy notoria.
Si bien los cuatro núcleos están lejos de ser insuficientes para jugar, el claro cambio de tendencia en la gama media le ha afectado a la hora de jugar. Los seis núcleos son la norma y es fácil comprobarlo si observamos los requerimientos mínimos y recomendados de los videojuegos actuales. Aunque los cuatro no nos supondrán un gran problema.
Más que la cantidad de núcleos, lo más importante es tener un buen IPC. Intel sigue ganando pero AMD con el Ryzen 3600 se mantiene muy pegado.
Es poco probable que esta tendencia siga al alza; pues si bien AMD sigue introduciendo procesadores en la gama doméstica con un número casi absurdo de núcleos físicos, no pueden hacer nada para luchar contra la inminente falta de espacio material con la que se encontrarán en su actual proceso de fabricación y con el hecho de que en las consolas seguirán reinando los ocho núcleos físicos. ¿Qué opináis sobre CPU de 4 núcleos en 2020?
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