Aunque el cambio de lo analógico a lo digital haya supuesto un potente golpe a muchos periféricos y accesorios para ordenador, uno de los que se mantiene aún hoy con más presencia tanto a nivel profesional, como personal, es la impresora. Esta heredera de la imprenta moderna ha estado entre nosotros desde los propios inicios de la ciencia de computación y ha ido evolucionando con ella. Hoy queremos dedicarle unas palabras a la cara más hogareña del dispositivo y traeros todo lo que necesitáis saber sobre las impresoras personales.
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En un texto de estas características siempre es bueno comenzar definiendo de qué estamos hablando exactamente. En el mundo de la computación, llamamos impresora al periférico de salida que, a través de datos almacenados en un formato electrónico, realiza una copia física de estos a través de un medio físico, generalmente papel.
Junto con monitores y dispositivos de salida de audio, son el periférico de salida más extendido y uno de los que más historia tiene dentro de este medio; debido a esto, han existido diversas iteraciones y evoluciones del periférico a lo largo de los años, así como el medio a través del cual se comunica con nuestros equipos.
Las impresoras personales, en las que nos centraremos en este escrito, están pensadas para operar con un único ordenador y realizar trabajos de impresión ligeros, aunque esta capacidad depende íntegramente del tipo de impresora del que estemos hablando.
Debido a su gran número de variantes y modelos a lo largo de su historia, existen varias formas de clasificar los diferentes tipos de impresora que podemos encontrar. Estos métodos varían desde la capacidad de impresión, hasta el lenguaje utilizado por la impresora; uno de los que mejor categorizan los diferentes modelos que existen es la clasificación según su método de impresión. Los más extendidos son:
[irp]Uno de los métodos de impresión más utilizados actualmente es el que involucra el uso de cartuchos de tóner (tinta seca en polvo) en su proceso de impresión. Este se realiza adhiriendo los pigmentos del tóner mediante atracción electroestática, para posteriormente fijarse mediante calor y presión. A este proceso se le llama Xerografía.
Las impresoras que usan este método son las láser y las LED; los modelos semiprofesionales destinados a oficinas y estudios (Las impresoras AIO) también suelen entrar dentro de esta categoría. Su calidad de impresión es buena, su coste por copia es relativamente bajo y son muy rápidas, por lo que son una opción muy popular.
Los primeros dispositivos de impresión láser vieron la luz en los inicios de los años 70, en la mítica compañía de tecnología Xerox, aunque serían Hewlett-Packard (HP) y Apple los encargados de crear los primeros modelos accesibles al público general, fomentando su expansión.
Hermanadas con las del apartado anterior por el uso de la Xerografía encontramos a las impresoras térmicas. Se basan en el uso de un papel termosensible que, al contacto, se torna de color; la impresora se aprovecha de esta propiedad para aplicar calor sobre puntos concretos del papel, recorriéndolo hasta plasmar la información a imprimir. Se usan para cajeros automáticos, tickets y fotografías, las últimas mediante cintas de impresión de resina.
Dentro de las impresoras térmicas, nos quedarían por ver son las impresoras basadas en la sublimación de tinta. Estos dispositivos utilizan el calor para transferir, desde cintas de impresión, la tinta sobre el documento final. Se usan comúnmente para la impresión de fotografías a alta calidad.
Otro de los métodos más populares para llevar a cabo la impresión de un documento es mediante la inyección de tinta (impresoras InkJet), que consiste en la aplicación de pequeñas cantidades de tinta sobre la superficie a imprimir. Este proceso se realiza mediante inyección térmica o piezoeléctrica; ya que ambos resultados ofrecen una precisión en el color y calidad muy altas, las impresoras de inyección suelen utilizarse para la impresión de fotografías, además de documentos.
Debido a su fácil producción suelen ser asequibles, aunque el coste por copia se dispara en comparación a las de tóner debido al uso de cartuchos de tinta.
Su producción comenzó en los años cincuenta, aunque no sería hasta los 70s, con los productos de Canon y Epson, que comenzara su popularización.
Tomando como base el mecanismo de impacto que habilita la escritura en una máquina de escribir clásica tenemos a las impresoras de impacto. Estos dispositivos trabajan golpeando contra el papel un cabezal de impresión con tinta, que deja la marca correspondiente en el papel.
En función de cómo sea este cabezal podríamos clasificarlas como una impresora de impacto clásica o una impresora de matriz de puntos. En esta última lo que impacta la tinta sobre el papel es un rodillo con una composición prestablecida a través de una matriz de muchos puntos (píxeles) que, al distribuirse de cierta manera, forman una imagen compleja de mayor tamaño; el rodillo pasa sobre el papel, grabando la tinta.
Las impresoras de matriz de puntos fueron creadas por IBM a finales de los años cincuenta y fueron, durante muchos años, el más alto estándar de calidad en impresión de texto.
Si bien no entra dentro de las mismas categorías en la que catalogaríamos a las impresoras nombradas hasta ahora, y necesitarían su propio texto dadas sus peculiaridades, no queríamos dejar pasar la oportunidad de mencionar a las impresoras 3D.
Usadas principalmente en entornos creativos o industriales, las impresoras 3D son dispositivos de salida que crean un objeto físico a partir de un modelo tridimensional digital. Las propiedades de dicho modelo dependen mucho del tipo de impresora 3D, y esta está íntimamente relacionada con el material de la impresión, que varía desde aleaciones a polímeros.
[irp]Otro de los apartados que caracterizan a estos dispositivos y que más ha cambiado con el paso del tiempo es la interfaz de conexión utilizada para comunicarse con nuestros equipos. Actualmente, el que más presente se encuentra es la conexión alámbrica mediante USB, o vía Wifi si hablamos de conexión inalámbrica. Sin embargo, este no ha sido siempre el caso, y hace unos años buses como el puerto paralelo eran la norma.
Habiendo visto los diferentes tipos de impresora, queremos dedicar un espacio a hablar de las características que comparten, o diferencian, a muchas de ellas. De los múltiples factores a destacar, nos gustaría centrarnos en tres: el color, la velocidad y la resolución.
Si quieres saber más sobre este periférico, os invitamos a leer nuestro artículo sobre las mejores impresoras del mercado actual, donde comentamos modelos y mostramos sus características.
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