De los múltiples dispositivos externos relacionados con nuestros ordenadores con los cuales interaccionamos cada día, pocos hay tan multitudinarios como los Flash Drive USB. Son uno de los sistemas de almacenamiento más cotidianos del mundo y a razón de ello hemos querido darles un espacio desde Profesional Review, para hablar sobre qué es y para qué sirve la memoria USB.
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Cuando hablamos de un Flash Drive USB (cotidianamente, memoria USB), estamos haciendo referencia a un dispositivo basado en memoria flash usado para almacenar información.
La memoria flash está basada en el formato EEPROM, que os podrá resultar familiar por ser el formato usado para almacenar los datos de la BIOS del sistema. Derivado de esta memoria de sólo lectura, nacen las memorias de tipo NOR y las memorias de tipo NAND, siendo esta última la habitual en la creación del almacenamiento de estado sólido que vemos tanto en las memorias USB en las que nos centramos en este artículo, como en los SSD de almacenamiento.
Así, podríamos definir a las memorias USB como un dispositivo de almacenamiento masivo externo, basado en memoria flash y que se comunica con nuestro equipo a través del Bus universal en serie (USB).
[irp]Sabiendo que ambos dispositivos están articulados por el mismo tipo de memoria, muchos usuarios podrían llegar a preguntarse por qué rinden de forma tan dispar los SSD con respecto a las memorias USB, siendo estas últimas las que acaban desfavorecidas.
La respuesta la encontramos en dos partes fundamentales de sendos dispositivos: el controlado de memoria y la interfaz de conexión.
Profundizando algo más en sus características, podemos pararnos a observar las entrañas de estas memorias, que no difieren de la de otros dispositivos de almacenamiento:
La calidad de estos componentes internos suele determinar en gran medida el precio de estos dispositivos, así como la diferencia en rendimiento entre dos memorias USB del mismo tamaño.
El dominio absoluto que actualmente mantienen las memorias USB comienza en los años 2000, con su desarrollo por parte de la gigante tecnológica IBM. La intención de la compañía norteamericana era reemplazar el disquete, algo que acabaría por suceder, pero para lo que aún tendríamos que esperar.
Gran parte de su expansión tiene que ver con la estandarización y evolución de la interfaz USB. Los primeros dispositivos de almacenamiento USB giraban de los 8 a los 64 Mb de capacidad, pero hasta la llegada del USB 2.0 y sus mejores tasas de transferencia no comenzaríamos a acercarnos a los números actuales.
Para la llegada del USB 3.0, y sus memorias compatibles en 2009, ya hablaríamos de capacidades muy similares a las actuales. Tras esta iteración comenzó su imposición como el método de almacenamiento portátil más extendido, continuando su uso aún hoy.
Hay que comprender que una memoria USB no debería, en ningún caso, sustituir el almacenamiento principal del sistema. Por esta razón, su uso es auxiliar y ha tomado el relevo de los antiguos disquetes, CD/DVD y similares.
La mayoría de las memorias USB actuales oscilan entre los 8 y los 64 GB, pero podemos encontrar con cierta facilidad modelos de mayor espacio y velocidad. El de mayor espacio actualmente es de 2 TB completos. Con los archivos que manejamos hoy día y su peso, lo más recomendable es adquirir memorias USB de 16 o 32 GB como mínimo, aunque siempre dependa de las necesidades del usuario.
[irp]Muy relacionado con este artículo sobre qué es y para qué sirve la memoria USB encontramos nuestro texto sobre los SSD baratos, el cuál te invitamos a leer si quieres saber más sobre el tema.
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