Es algo muy usual que a la hora de comprar uno o varios SSD baratos nos hagamos las preguntas tipo, ¿Vale la pena este SSD barato que voy a comprar?, ¿Realmente hay una diferencia notoria con los modelos más caros? No te preocupes, en este artículo vamos a tratar toda la información sobre los SSD baratos y cómo los fabricantes reducen su coste.
Hemos visto durante estos últimos años cómo han bajado drásticamente los precios de los SSD, pudiendo adquirir una unidad de estado sólido de 500GB por solo 60€, o la versión de 250GB por 40€, esto deja sin excusa alguna la idea de no optar por uno al montarnos un PC.
Para saber por qué un SSD es barato, hay que explicar de qué elementos están formados y como gestionarlos. Una unidad de estado sólido, SSD (en inglés, solid state drive) está formada básicamente por, la memoria NAND, la DRAM, y el controlador de memoria. A lo largo de este artículo veremos la importancia de cada uno.
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La memoria flash NAND es un tipo de tecnología de almacenamiento no volátil que no requiere energía para retener datos. Estas memorias basadas en puertas lógicas NAND funcionan de forma ligeramente diferente: usan un túnel de inyección para la escritura y para el borrado un túnel de ‘soltado’. Las memorias basadas en NAND tienen, además de la evidente base en otro tipo de puertas, un coste bastante inferior, unas diez veces de más resistencia a las operaciones.
Existen cuatro tipos principales de memoria NAND:
Para los usuarios habituales que ejecutan aplicaciones normales del día a día (navegadores, Telegram, Word, etc) con sus respectivos sistemas operativos, esto no supone ningún problema, ya que, la unidad no suele saturar el caché más rápido. Pero los usuarios profesionales y más exigentes que a menudo trabajan con archivos masivos pueden querer invertir en un disco basado en MLC para evitar ralentizaciones y caídas de la lectura y escritura al mover grandes cantidades de datos.
Si quieres indagar más sobre los diferentes tipos de memoria, te recomendamos leer Tipos de memoria NAND en SSD: SLC, MLC, TLC y QLC
Hay que recalcar que todas estas memorias son del tipo flash 2D, que cómo su nombre indica, es plano, todas las celdas que son capaces de almacenar datos están situadas una al lado de la otra. Con el flash 2D NAND, la capacidad de la memoria flash está determinada por cuántas celdas pueden caber en una tarjeta, así cómo cuántos bits de datos se pueden almacenar en esas celdas.
Con las limitaciones de espacio que suponían las memorias 2D NAND surge la 3D NAND, esta tecnología permite que las celdas se apilen unas encimas de otras para que el almacenamiento se pueda aumentar considerablemente. Estas capas aumentan drásticamente la capacidad de almacenamiento sin la necesidad de reducir las celdas. Apilarlas en realidad permite que cada celda sea más grande, lo que aumenta el almacenamiento y la fiabilidad.
Cada fabricante utiliza su propia tecnología 3D NAND, esta misma fue desarrollada por Micron e Intel, V-NAND y Z- NAND creada por Samsung, Super MLC 3D NAND es de Transcend, BiCS 3D Flash es de Toshiba, etc.
Llegados a este punto te preguntarás, ¿Por qué mi SSD necesita la DRAM? ¿Qué le aporta? Pues bien, cada vez que el sistema operativo requiere datos de la unidad, le pide los mismos mediante la ubicación de los bloques. En ese momento, la unidad de estado sólido tiene que buscar dichos datos y enviarlos al sistema operativo. Parece una tarea sencilla, pero, aunque sea un SSD estos datos se tienen que buscar de manera física. Por esto mismo, nuestra unidad tiene guardado (y actualizado constantemente), un “mapa” con la ubicación y contenido de todos los bloques. De forma que al pedir algo al disco, este sabe de forma casi inmediata dónde está. Con esto evitamos que la memoria NAND se desgaste muchísimo menos y obtenemos un mayor rendimiento.
Los SSD sin DRAM (en inglés, SSD DRAMless) están bien para el propósito previsto, hacerlos más baratos para un usuario que no va a hacer un uso extremo de su unidad. No tener DRAM significa que el PCB donde se monta todos los componentes es menos complejo y a su vez más barato, esto no indica que tenga menos resistencia, como comentábamos antes, la DRAM solo está destinada a tablas de mapeo, no para el almacenamiento en caché de escritura.
Piensa que el controlador de memoria es como si fuera el procesador de nuestro SSD. Gestiona todas las lecturas y escrituras y realiza otras tareas clave de rendimiento y mantenimiento de la unidad. Puede ser interesante profundizar en diferentes tipos y especificaciones de controladores específicos. Pero para la mayoría de los usuarios, es suficiente saber que, al igual que en los ordenadores, “más núcleos son mejores para unidades de mayor rendimiento y mayor capacidad”.
Los fabricantes en algunos casos, para reducir costes usan controladores más antiguos (en el caso de los SSD chinos), como por ejemplo el controlador SandForce SF-2000 series. En otros casos como el de Crucial, suelen desarrollar controladores en los que utilizan arquitecturas sin DRAM, en cambio el mapeo se almacena y se ejecuta directamente en la memoria NAND, como es el caso del Silicon Motion SM2258XT.
Esta son dos áreas en las que el usuario normalmente tiene mas interés. Todas las memorias flash tienen una vida útil limitada, lo que significa que después de escribir una determinada celda de almacenamiento en un determinado número de veces, dejará de contener datos y morirá. Los fabricantes a menudo enumeran la resistencia nominal de una unidad en terabytes totales escritos (TBW) o en años.
En general, a menos que quieras tú SSD para montar un servidor o en algún otro escenario en el que se esté escribiendo casi constantemente, todas las unidades de hoy en día están clasificadas con suficiente resistencia para funcionar durante al menos 3-5 años.
Obviamente como hemos comentado anteriormente, una unidad con memoria QLC tendrá menos durabilidad que una con MLC, eso sumado a su gran caída de las lecturas secuenciales, llegando a ser peor que un HDD, sigue sin ser recomendable a día de hoy.
Llegados a este punto, respondiendo a la pregunta ¿Vale la pena un SSD barato? Pues depende de varios factores, principalmente tu presupuesto, muchas veces tenemos un determinado presupuesto que no nos permite adquirir una unidad mejor, pero, a veces la diferencia entre un SSD con memorias TLC y sin DRAM con otro con memorias TLC 3DNAND con DRAM es alrededor de unos 10€, por esa pequeña diferencia es altamente recomendable comprar el modelo superior como el Crucial MX500, Samsung 860 EVO, etc. Otro factor, es el uso que le vayamos a dar, si lo único que buscas es un SSD para aligerar tu sistema operativo e instalar dos o tres juegos, pues te vale perfectamente los modelos baratos como el Crucial BX500, Toshiba TR200, Western Digital Blue, etc.
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Hasta aquí nuestro artículo sobre los SSD baratos, esperemos que te haya servido para aclarar este tema, de todas maneras, cualquier duda puedes dejarla en los comentarios.
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