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Tarjeta de sonido USB: ¿Mejor que una dedicada?

¿Están al mismo nivel una tarjeta de sonido USB que una interna? Antes de responder a esta pregunta, hay que saber que el sonido es un gran pilar dentro del uso de nuestros equipos. Sin ser un elemento verdaderamente necesario para el correcto funcionamiento de este, el sonido es el ingrediente encargado de aderezar la experiencia de uso de múltiples aplicaciones, programas, o contenidos multimedia.

Este peso es especialmente destacable en ciertos sectores profesionales, como la producción musical, o muy pasionales, como los videojuegos. Todo ello transforma al sonido de nuestros equipos y, especialmente, a la capacidad de mejorarlo, en un reclamo. Algo por lo que estos usuarios están interesados en invertir.

La inversión en sonido involucra a las tarjetas de sonido

Y esta inversión pasa necesariamente por las tarjetas de sonido. Pequeñas piezas de hardware dedicado, enfocadas a mejorar la calidad del sonido con respecto a las soluciones integradas que encontramos hoy día en casi cualquier equipo.

Tarjetas de sonido usb-internas
Imagen: Flickr, Antii – Gravis Ultrasound

Las tarjetas de sonido son una pieza de hardware con mucha historia, lo que suele significar que también es una pieza que puede presentarse en multitud de formatos. De todos estos formatos, los más habituales a día de hoy giran en torno a cómo se conecta la tarjeta a nuestros equipos, existiendo dos grandes alternativas: la tarjeta de sonido interna (comúnmente llamada dedicada), o aquella que se encuentra fuera de nuestra torre (externa), generalmente conectada mediante una interfaz USB.

Todas las tarjetas de sonido pertenecen a la misma familia

Cuando hablamos de tarjetas de sonido, es común hacer un símil mental con otros componentes, como las tarjetas gráficas, y pensar en las tarjetas de sonido internas. Pero la realidad es que el término sirve para designar indistintamente a todo hardware dedicado para el sonido de nuestros equipos.

Estas similitudes no acaban ahí, quitando las funcionalidades especiales que podamos encontrar en las interfaces de audio, que no son más que otro tipo de tarjeta de sonido externa, las funcionalidades entre todas ellas son similares y dependen íntegramente del modelo de la propia tarjeta.

Así, los términos “externa” o “interna” no son mas que etiquetas para diferenciar los diferentes formatos del mismo componente, por lo que elegir un formato sobre el otro depende, casi íntegramente, de nuestras preferencias personales y del software que las acompaña.

¿Entonces son exactamente iguales?

A pesar de que el término se use para los dos formatos a los que nos referimos en este texto, sí que existen pequeñas diferencias entre ambas propuestas, que tienen mucho que ver con las interferencias en el sonido y la energía suministrada.

Las tarjetas de sonido internas pueden sufrir de cierto nivel de interferencias al encontrarse dentro del equipo. Estas interferencias o “ruido” en el sonido pueden derivar de no separar la circuitería y conectores del resto de componentes, o por un uso muy intensivo de los puertos PCIe de nuestro equipo.

Las ventajas de las tarjetas de sonido externas

Las tarjetas gráficas externas, por el contrario, al encontrarse fuera de nuestra torre y alimentarse por otras vías no suelen sufrir este tipo de problemas. Esta es una de las razones por las cuales las interfaces de audio son eminentemente externas.

Imagen: Flickr, Danny Choo

Para un usuario no profesional, esto no supone un gran problema, debido a que los auriculares y altavoces que usan normalmente no necesitan de un gran amperaje para funcionar correctamente y este ruido es más notorio con equipos que requieran de una mayor ampliación del sonido, pero en el caso de los usuarios profesionales, o aquellos con equipos de sonido de alta gama, sí que puede llegar a afectar al sonido.

No todo está perdido para las tarjetas de sonido internas

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Protección en las entradas y salidas de una tarjeta interna moderna.

Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que tener la tarjeta de sonido externa implica lidiar con cables, conexiones y otros menesteres que delimitan el espacio en nuestro escritorio, por lo que pueden no ser una opción para aquellos que buscan ahorrar cada centímetro. Además, suelen tener un precio superior a un equivalente interno.

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Actualmente, la mayoría de tarjetas de sonido internas cuentan con una buena separación (shielding) entre los conectores, condensadores y similares, que logran que estos componentes no sufran problemas de ruido de un modo tan acusado. Por lo que, gracias a su precio más ajustado y mayor riqueza en características, han vuelto a aparecer de forma asidua en el mercado como una opción más a la hora de mejorar el sonido de nuestros equipos.

Manuel Buzón

Fan absoluto de todo lo que consista en pasar páginas, mirar pantallas o pulsar botones. Mi interés por trastear con cacharros no tiene cura, pero escribir me sirve de terapia.
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