¡Oh, la seducción de las luces de colores! Se popularizaron en el mundo gaming y tienden a transmitir ese look de estar a la última y habernos dejado los cuartos en unos teclados retroiluminados despampanantes. Ahora bien, ¿merecen la pena más allá del aspecto estético? Vamos a verlo.
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En un teclado estándar no hay mucho que podamos hacer a no ser que entremos en el universo de fabricación de switches artesanales o «tuneo» de teclados estándar mediante nuevas capas de serigrafías o sprays. Los teclados retroiluminados, aunque sean comprados de marca, encuentran la ventaja de que gracias a la iluminación RGB puedes establecer un estilo afín a ti. O si dispone de software, crear combinaciones de luz propias originales. ¿Quieres un botón de un color diferente para tu ultimate o habilidad definitiva? hecho. ¿Quieres sólo iluminados los botones que contienen comandos en el juego? Hecho*.
El RGB es una extensión del teclado en sí, un añadido que nos aporta una línea estética concreta al margen del modelo que hayamos escogido: tamaño, peso, membrana, mecánico, reposa muñecas… La iluminación como añadido da un carácter especial a nuestro teclado, más aún si el modelo que hemos comprado dispone de software con el que personalizar los efectos o patrones de luz.
Podemos comprar teclados retroiluminados desde los 15€. Sin embargo, por norma general el que el teclado sea retroiluminado viene tan estrechamente asociado al gaming que lo queramos o no, tenderán a presentar extras que elevarán su precio. Esto no es necesariamente algo malo: las calidades y acabados de sus componentes suelen ser mejores al igual que la variedad de catálogo. Básicamente es imposible no encontrar un teclado retroiluminado que se ajuste a lo que estamos buscando:
Todos los noctámbulos o las personas que aborrezcan teclear en entornos donde necesiten luz para ver los caracteres de trabajo saben de lo que hablo. Yo sin ir más lejos suelo dejar sólo una pequeña lámpara de lava en la habitación, y es que a los que nos gusta que la principal fuente de luz sea nuestro monitor un teclado retroiluminado es un accesorio fantástico. Lo mismo ocurre si compartimos la habitación con alguien más y preferimos mantener un ambiente tenue sin estar forzados de contar con una lámpara para ver.
Los botones en este tipo de teclados son fáciles de ubicar, y si en algún momento tenemos que bajar la mirada sólo de un vistazo encontramos el símbolo que estamos buscando. Esto mismo puede ocurrir durante el día calibrando la intensidad de la retroiluminación.
Caracteres que jamás se desvanezcan. Algo que nos puede pasar a todos es encontrarnos con que nuestro teclado del alma está tan machacado que las teclas A, W, S y D están a un roce de desdibujarse por completo o la flecha del Enter está a medio camino de desaparecer con un chasquido de Thanos. En los teclados retroiluminados jamás pasará dado que el color e intensidad que percibimos viene de la iluminación trasera.
Esto se debe a que los caracteres están hechos mediante el proceso de doble molde: hay un molde inferior con el color de base (generalmente blanco para no alterar los efectos de la retroiluminación) y otro superior que lo fija. De todas las formas de impresión ésta es la más cara, pero también la de mayor calidad y durabilidad.
A veces es inevitable y seguro que ya sabéis de lo que hablo. Ese brillo que aparece en teclas que antes era del color mate por el uso continuado, o cómo el color ha perdido fuerza o ensuciado en algunas partes. La grasa natural de nuestra piel y por ende nuestros dedos funciona como un disolvente natural que no sólo hará desaparecer los caracteres del teclado, sino también puede ir minando la superficie de las propias teclas. En general es en todos los teclados mecánicos donde se cuidan más el aspecto de los materiales, no sólo en la cuestión de los RGB, pero como ya dijimos antes ambos comparten el hecho de que un gasto mayor trae consigo mejores prestaciones.
Por norma general, encontraremos que el material de que estén hechas las teclas de nuestro teclado retroiluminado sea PBT (tereftalato de polibutileno). Es un tipo de plástico más resistente a los disolventes que aquellos que se usan de manera más estandar o para productos de menor calidad como lo es el ABS (acrilonitrilo butadieno estireno).
[irp]Teniendo en cuenta que no hay que echarles una gran cantidad de dinero encima si no lo queremos y que los hay tanto de membrana como mecánicos, si te va el rollo disco party no hay razones para no comprar uno. Hay personas que prefieren un ambiente ecléctico y minimal, pero a los que nos pirran las lucecitas estos teclados nos atraen como polillas. No sólo pueden darle a tu rig un toque especial, sino que si eres una persona de hábitos nocturnos te vendrán como anillo al dedo.
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