En este artículo vamos a presentar las claves para poder elegir la mejor placa base gaming en función de tus necesidades. Si estás montando o deseas montar un PC gaming por piezas, uno de los componentes hardware clave será la placa base, en ella irán conectados el resto de componentes, así que será muy importante que sepas elegir la mejor.
Lo cierto es que actualmente está de moda el término “gaming”. Además, pareciera que, porque algo lleve el apodo gaming, va a significar que es mejor que el resto y realmente no es así. Si queremos un PC gaming, lo mínimo que podremos hacer es comprar componentes gaming, esto en parte es cierto y en parte no, no todo lo gaming es bueno ni lo más adecuado para nuestras necesidades, pero casi siempre cuentan con diseños impresionantes y suelen estar enfocados a ordenadores gaming.
A la hora de comprar una paca base gaming necesitaremos tener en cuenta bastante puntos, no solamente el precio, aunque como siempre cada usuario deberá basarse en su presupuesto y luego buscar una placa base que realmente merezca la pena.
Índice de contenidos
1. Plataforma Intel o AMD, cómo elegir el socket
Un aspecto fundamental en el que debemos basar siempre nuestra compra es en el procesador que deseamos instalar en nuestro nuevo equipo, o en su caso, en el que ya tengamos comprado. Todo sabemos que existen dos fabricantes de procesadores en el mercado, Intel y AMD, y dentro de ellos una inmensa infinidad de modelos de distintas generaciones.
Cada uno de estos dos fabricantes necesitarán su propia placa base como podremos imaginar. Un procesador de marca Intel no va a ser compatible con una placa base de AMD, y en esto tienen un papel importante, el chipset, del que más adelante hablaremos, y también el socket, del que hablaremos ahora mismo.
El socket no es más el que conector en donde se ubica nuestro procesador. Intel tendrá unos determinados sockets y AMD otros, evidentemente serán incompatibles entre ellos. Una placa base gaming deberá tener uno de estos cuatro sockets, dos para cada fabricante:
- LGA 1151: será el más común para los procesadores Intel del proceso de construcción de 14 nm. Actualmente estamos en la 8ª y 9ª generación de estos procesadores y el socket 1151 soporta prácticamente cualquiera de estos procesadores, ya sean bloqueados o desbloqueados. Para él encontramos los Intel Core i3, i5, i7 e i9, Intel Pentium Gold y Intel Celeron. Será la opción inteligente a comprar en un ordenador gaming.
- LGA 2066: también se llama socket R4, y es el socket que instala los procesadores de escritorio más potentes de la empresa. Está destinados a configuraciones entusiastas con rendimientos increíble, pero ojo, porque son muy caros y no están puramente orientados a juegos, sino a grandes cargas de trabajo.
- AM4: Este será un socket para los AMD Ryzen 3, 5 y 7, unos procesadores que tienen un excelente rendimiento en juegos y serán también la compra más inteligente para nuestra placa base gaming, si elegimos AMD.
- TR4: este enorme socket alberga los procesadores Threadripper de AMD, con rendimientos brutales, pero no tan orientados a gaming como los anteriores, además de ser también más caros.
En resumen, la compra más inteligente será una placa base con socket LGA 1151 para Intel o una con AM4 de AMD.
2. El chipset que debemos elegir
El chipset es un chip, o conjuntos de chips que se encargan de gestionar todos los periféricos y parte de las conexiones de nuestra placa base, al menos todas las que no van directamente a la CPU, como los USB por ejemplo o las conexiones PCIe x1. El chipset se comunica directamente con el procesador, y en consecuencia debe entenderse perfectamente con él y ser capaz de realizar de la forma más rápida posible su trabajo.
Una placa base gaming de verdad debe soportar técnicas de overclocking para el procesador, y debe tener un chipset con gran capacidad de conexiones y que soporte alto estrés. La capacidad de un chipset se mide en líneas o “Lanes” y ésta forma un conjunto con las propias de la CPU. Mientras más Lanes, más información podrá viajar en la placa base, y esto será fundamental a la hora de instalar periféricos y hardware potente en ella.
- Chipset Intel Z390: es el chipset de gama media-alta de Intel y va de la mano con el socket LGA 1151 y los procesadores compatibles con él. Es el que utilizan la mayoría de usuarios, porque tenemos placas base de muchísimos precios desde 90 hasta 500 euros y más. El Z390 es un chipset que soporta overclocking del procesador y tiene un total de 24 Lanes PCI en modo x1, x2 y x4. Soporta 14 puertos USB 2.0, ó 10 puertos USB 3.1 gen1, ó 6 puertos 3.1 Gen2. De igual forma tenemos un máximo de 6 conexiones SATA 6 Gbps y admite configuraciones PCIe del procesador en 1×16, 2×8 y 1×8 + 2×4.
- Chipset Intel X299: va de la mano con el socket LGA 2066 y los procesadores más potentes de Intel. También soporta overclocking y cuenta con 24 Lanes PCIe, aunque tienen mayor capacidad de configuraciones PCIe para la CPU y soporta mayor cantidad conexiones SATA con 8 y la misma cantidad de USB, con 14.
- Chipset AMD B450: Si algo bueno tienen los chipsets de AMD es que todos ellos permiten overclocking, así que éste será ideal para montar un equipo gaming de gama media-baja en socket AM4. Soporta 2 USB 3.1 Gen2 + 6 USB 3.1 Gen1 + 6 USB 2.0, junto a 16 Lanes PCI y 4 líneas SATA 6 Gbps + 2 NVMe.
- Chipset AMD x470: este chipset será el ideal para placas bases gaming de gama media-alta con procesadores AM4, ya que soporta PCIe en configuración x16 y 2×8, además de 2 USB 3.1 Gen2 + 10 USB 3.1 Gen1 + 6 USB 2.0. Además de 6 SATA 6 Gbps + 2 NVMe. Mayor capacidad de conexiones en general como vemos.
- Chipset AMD X399: está destinado a los procesadores Threadripper de AMD y evidentemente eleva las prestaciones de los anteriores con más Lanes PCI y más puertos USB y almacenamiento.
En este apartado, nosotros recomendamos una placa con chipset Z390 de Intel y placas con chipset X470 de AMD o B450 para la gama baja.
3. Ranuras de expansión
Dejamos atrás elementos críticos como el socket y el chipset para hablar de las posibilidades de expansión. En una placa base gaming, esto será muy importante, ya que se supone que vamos a tener gran cantidad de periféricos de alto rendimiento, así como tarjetas gráficas potentes.
Memoria RAM
Lo principal será la memoria RAM, los juegos actuales solicitan un hardware de gran potencia, y como mínimo 16 GB de RAM o incluso 32 DDR4. Aunque si vas corto de presupuesto con 8 GB irás justito pero todavía se puede jugar decente con esta cantidad.
Con los chipsets antes vistos tendremos asegurada una capacidad de memoria RAM de hasta 64 GB DDR4, compatibilidad con la tecnología Dual Channel y soporte con los perfiles XMP en las placas de Intel o AMP para AMD.
Ranuras PCIe
De igual forma, un PC gaming necesita una tarjeta gráfica dedicada, y esta funcionará bajo una interfaz PCI-Express 3.0 x16 (16 Lanes). Los chipsets presentados soportan perfectamente este tipo de tarjetas. Si pensamos hacer configuraciones con dos o tres tarjetas gráficas en AMD CrossFire o Nvidia SLI, necesitaremos dos ranuras PCI-Express 3.0 que al menos funciones en x8/x8, aunque nos tendríamos que ir a placas de gama alta con chipsets como el Z390 o el X470. Para que vaya a x16/x16 normalmente se necesita un chip suplementario, como suelen ser chipset PLX que hace de puente entre la tarjeta gráfica y nuestra placa base.
Conexiones USB
Necesitaremos gran cantidad de conexiones USB en su panel trasero. En la actualidad deberíamos de pedir al menos uno o dos USB 3.1 Gen2 normales o uno Type-C + uno normal, para así obtener capacidad para periféricos muy rápidos como discos portátiles. De igual forma recomendamos al menos 6 USB normales 3.0 o 2.0, ya que actualmente hay muchos periféricos que necesitan incluso dos USB para datos y para iluminación.
En este aspecto, ya hay numerosas placas que implementan conectividad Thunderbolt 3, por supuesto solamente en placas con chipset Intel. Aunque no es una conexión necesaria para gaming y está más enfocado a workstation.
Conexiones M.2 y SATA III
Los juegos ocupan mucho espacio de almacenamiento, buenas tasas de lectura y escritura para los dispositivos de almacenamiento. Es fundamental que una placa gaming cuente con al menos dos ranuras M.2 PCIe x4 con protocolo NVMe 2280/22110 en lugar de SATA. Es la opción más potente de almacenamiento, mucho más rápido que los SATA.
La conectividad SATA la tendremos asegurada en todas las placas, pero ojo, porque los fabricantes, para compensar las carencias de los chipsets más lentos, hacen que las conexiones SATA compartan bus con las conexiones NVMe en muchas ocasiones. Es por ello que merece la pena leer antes el manual de la placa base para conocer las limitaciones que tendremos en este aspecto y dónde recomienda el fabricante instalar cada dispositivo.
Si vas a montar un sólo M.2 NVME será suficiente una placa base Z390, pero si ya queremos dos para montar un buen RAID 0, es recomendable utilizar la plataforma entusiasta de AMD, por el mayor número de LANES que soporta sus procesadores.
4. Durabilidad, VRM y estabilidad de BIOS
En una placa base que permita overclocking, como suelen ser las placas bases gaming, será importante tener una BIOS UEFI con una sencilla y completa interacción por parte del usuario. Pero lo más útil en este caso, es la posibilidad que dan los fabricantes de implementar dos BIOS de forma simultánea. En una de ellas podremos efectuar una configuración de overclocking mientras que la otra la mantendremos de serie y sin cambios por su algo sale mal. Además, implementan botones físicos para que en cualquier momento cambiemos de una BIOS a otra y restablezcamos nuestro hardware al estado inicial.
Esto ya va a depender del fabricante de la placa en cuestión. Los principales y más fiables fabricantes serán Asus, Gigabyte, MSI y ASRock. Los componentes siempre son de primer nivel con fases de alimentación de una durabilidad enorme y que protegen nuestra CPU y PCB fabricadas en varias capas de material compuesto por fibra con resina epoxi o similares, y vías de electricidad y datos bien aisladas.
MSI suele ser el fabricante que tienen los VRM más potentes con hasta 14 fases de alimentación en sus placas. El VRM es básicamente el sustento de alimentación del procesador y las ranuras PCI-Express. Para overclocking siempre se necesita un buen VRM capaz de suministrar alimentación de forma constante y suficiente a la CPU. Asus por ejemplo cuenta con una serie de placas gaming llama TUF que añade un extra de durabilidad y calidad en estas unidades o sus placas bases ROG que nos parecen las mejores del mercado, aunque también son de las más caras. Recomendamos como mínimo una configuración de 8 fases de alimentación con MOSFET de calidad y condensadores refrigerados mediante elementos térmicos.
Otro elemento muy de moda ahora es reforzar las ranuras de expansión con placas de acero. Esto lo notaremos inmediatamente y a simple vista en las ranuras PCI-Express y DIMM de memoria RAM cuando presentan un color plateado. No solamente es de adorno, las ranuras, están soldadas a la placa y con el uso y calor de las tarjetas gráficas es posible que algún pin se suelte debido a las dilataciones de temperatura. El refuerzo de acero ayuda a preservar la ranura y a sujeta el propio peso de la tarjeta gráfica, que a veces llega a superar los 1000 gramos.
Otras placas cuentan incluso con un backplate metálico en la zona trasera que evita la deformación de la placa con el paso de tiempo y los grandes disipadores. De cualquier forma, la moraleja es que lo barato, siempre sale caro, así que lo mejor será invertir un poco más de dinero en una buena placa base.
5. Conexiones internas, iluminación, red y sonido
Además de las típicas conexiones, una placa gaming que se precie tendrá capacidad para conectar puertos de expansión como los USB de los chasis y los conectores de sonido. Pero también serán importantes las cabeceras para los ventiladores, para la iluminación y los sensores de temperatura:
- Ventiladores: estas cabeceras se ven rápidamente por su configuración de cuatro pines en línea. Son capaces de controlar la velocidad de los ventiladores instalados, siempre que sean PWM.
- Bomba: para refrigeración líquida, también suelen venir cabeceras específicas para bombas de fluido.
- Sensores de temperatura: si la placa base tiene software de gestión, lo mínimo que podemos pedir es que éste sea capaz de monitorizar temperaturas como las de las memorias, el chipset o los M.2.
- Cabeceras RGB: cuenta normalmente con una configuración en cuatro pines en línea con la ausencia de uno en medio. Algunas será RGB Header, solamente para conectar tiras LED RGB sin posibilidad de configuración, y otras serán cabeceras RGB direccionables, las cuales sí que permitirán personalizar animaciones de estas tiras o ventiladores.
- Conectores para control de temperatura: mucha de estas placas gaming, nos permiten conectar sistema de monitorización de temperaturas en ellas, que serán buena opción para configuraciones entusiastas.
Seguramente si montamos un PC gaming tendremos el objetivo de jugar partidas competitivas en LAN o a través de Internet. Lo mínimo que debemos pedir es un conector RJ45 gigabit Ethernet, pero si tenemos la oportunidad dos de ellos serán la mejor opción, para e-Sports y aumentar la versatilidad de nuestro PC. En este campo, tener Wi-Fi incorporada es interesante, aunque las tarjetas son algo básicas y rara vez alcanzan velocidades en 2×2 de 1,73 Gbps, el chip Intel CNVi será clave en este aspecto. Las de gama alta cuenta con conectividad de 10 GbE con chips Aquantia o Realtek tope gama.
Por supuesto la tarjeta de sonido será motivo de especial atención. En ellas casi siempre vendrán instalados sistemas Realtek, en las placas de calidad esperamos ver por ejemplo el Realtek ALC1220 con sus variantes que nos permitirá calidad de alta definición y capacidad para sistemas 7.1 y conexiones S/PDIF. Además, será importante tener un DAS (conversor digital – analógico) de calidad para nuestros auriculares o nuestro sistema Hi-Fi.
Por último y no menos importante para muchos, una placa gaming casi siempre tienen iluminación. Mientras más cara, más iluminación, esto es clave para subir los FPS de los juegos…o no. En cualquier caso, si queremos montar un PC gaming repleto de iluminación pues quizás queramos optar por un modelo con iluminación. Los cuatros fabricantes principales cuentan con sistema propios, que además suelen ser compatibles con los periféricos de otros fabricantes como Razer o Corsair. Asus Aura Sync, MSI Mystic Light, Gigabyte RGB Fusion y ASRock Polychrome RGB serán sus nombres.
Conclusión sobre las claves a tener en cuenta en una placa base gaming
Son cinco apartados, pero tocamos gran cantidad de propiedades de las placas base. Esperamos que con esta información básica conozcáis un poco más en profundidad las características importantes de una placa base a la hora de elegirla. En el mercado hay gran cantidad de ellas, y difícil saber cuáles son mejores, así que nosotros nos hemos tomado el trabajo de elegir las mejores de la actualidad en nuestra guía. Siempre estamos pendientes de los nuevos lanzamientos para ver si merecen un lugar entre las mejores o no.
Mira aquí nuestra guía de las mejores placas bases del mercado
Todas ellas pertenecen a los principales fabricantes, y están especialmente valoradas por la comunidad como las mejores en su ámbito. Por supuesto damos toda la gama de chipset actuales tanto de Intel como de AMD.
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