El mercado nos ofrece casi infinitas posibilidades a la hora de escoger un nuevo monitor gamer, no todas las opciones son igual de buenas o válidas para todos los usuarios por lo que tendremos que estar muy atentos a las características del monitor que queremos comprar. Por ello hemos elaborado esta guía para ayudaros en la elección de vuestro nuevo monitor gamer.
Índice de contenidos
En esta guía vamos a dar un repaso a algunos conceptos que debemos tener claros a la hora de adquirir un nuevo monitor para gaming, hay que resaltar que no existe un monitor perfecto para todos los usuarios, pues dependerá de muchos factores como la distancia a la que se va a mirar, el espacio del que disponemos, nuestro presupuesto e incluso el tipo de juegos a los que vamos a viciar. En la segunda parte de este articulo os dejaremos algunos modelos de monitores gaming que os recomendamos y con los que podréis estar seguros de haber hecho una buena compra.
Lo primero en lo que debemos fijarnos a la hora de adquirir un nuevo monitor gamer es el tipo de panel que monta, pues de ello depende gran parte de sus propiedades y características. Existen diversos tipos de paneles en los monitores, vamos a ver las características más importantes de cada uno de ellos.
Se trata de la primera generación de paneles LCD, son monitores baratos de fabricar al estar construidos con un desenrollado y enrollado. En estos paneles los cristales son pocos y de tamaño grande, además la distancia entre cada uno de ellos es amplia por lo que pueden moverse con mucha facilidad. Esta facilidad para moverse los cristales hace que sean los paneles más rápidos y los más indicados para juegos o vídeos con mucho movimiento. Lo malo de estos monitores es que la gama de colores es la más pobre y los ángulos de visión reducidos (160º) de forma que los colores se distorsionan con mucha facilidad cuando empezamos a mirarlos de lado.
Esta configuración hace que los cristales tengan mucho espacio para moverse entre sí y reaccionen con rapidez frente a cambios bruscos de iluminación, como sucede en películas de acción o escenas de mucho movimiento. Normalmente estos paneles tienen una profundidad de color de 6 bits y un contraste nativo 1000:1.
Los paneles VA fueron desarrollados para paliar las debilidades de los TN, en este tipo de paneles los cristales son más pequeños y más abundantes que en el caso de los TN, lo que hace que la representación de los colores sea muy superior y los ángulos de visión mucho más amplios hasta alcanzar los 178º.
Estos paneles mejoran el contraste hasta 3000:1 y ofrecen una gama de colores mucho más amplia que los TN, a cambio, la velocidad disminuye por lo que son más propensos a generar ghosting en escenas con mucho movimiento. El ghosting hace que aparezca una estela bastante molesta en la pantalla cuando hacemos un movimiento brusco, en cualquier caso, los paneles VA de hoy en día han mejorado mucho y esto solo se da en los de peor calidad.
Los paneles IPS surgieron después de los VA para mejorar más aún la representación de los colores, y es que este es el principal punto fuerte de esta tecnología, además de unos ángulos de visión perfectos de 178º, sobre todo en los paneles de muy buena calidad.
Los paneles IPS también están formados por muchos cristales de tamaño reducido, la diferencia con los VA es que en este caso los cristales giran sobre si mismos, de ahí el nombre de la tecnología. Este tipo de movimiento hace que los colores sean aún mejores que en los VA, aunque a cambio se pierde contraste hasta quedar en 1000:1 y son más propensos al ghosting. Gracias a los paneles IPS se pueden alcanzar profundidades de color superiores a los 10 bits, lo que abre la puerta a unos colores hiperrealistas.
Los primeros paneles IPS tenían mucho ghosting en los videojuegos, aunque hoy en día han mejorado enormemente en este sentido y cualquier panel con una calidad medianamente buena no dará problemas.
Estos paneles están desarrollados por Sharp y se basan en un nuevo sistema que mejora la capa activa de los actuales LCD, esto permite que los electrones se pueden mover con mayor facilidad y reduciendo el consumo de energía. Esto también hace que la distancia entre los electrones sea menor, por lo que se aumenta la velocidad de transmisión entre pixeles y permite lograr resoluciones mayores.
Los paneles Quantum Dot aplican un filtro de nanopartículas a la fuente de iluminación que hay detrás de ellos, todos los paneles de esta guía la utilizan, de forma que se emite la luz de una forma más precisa, esto permite ofrecer un rango dinámico de colores más amplio, hasta un 30% superior. También permite mejorar el contraste con lo que se obtienen negros más profundos.
Una vez que tenemos claros los diferentes tipos de paneles en los monitores gamer tenemos que pensar en el tamaño, generalmente vamos a encontrar la mayoría de los monitores con tamaños entre las 22 pulgadas y las 32 pulgadas, aunque los más comunes son los de 27 pulgadas que se han vuelto muy populares a lo largo de los últimos años.
Los monitores de 27 pulgadas son los preferidos en el gaming, estos ofrecen una superficie de visualización bastante amplia y su tamaño sobre el escritorio no es excesivo. También suelen ser los que mejor se adaptan a la distancia normal de uso de un PC, pues la distancia de uso es un facto clave a la hora de escoger el tamaño de un monitor. Si vas a usar tu PC para jugar desde la comodidad del sofá, entonces lo más recomendable es que vayas a un monitor de 32 pulgadas o incluso más si lo encuentras.
El siguiente paso es escoger la resolución de nuestro monitor, pues este es el parámetro que determinará la densidad de píxeles por pulgada junto al tamaño. Cuanto mayor sea el tamaño de un monitor mayor será la resolución que necesitaremos para mantener la densidad de píxeles y con ello la nitidez de la imagen.
En un monitor de 22 pulgadas va a ser difícil apreciar diferencia entre una resolución 1080p y una resolución 2K o 4K, pues el ojo humano tiene un límite a la hora de percibir el tamaño de los objetos y en estos monitores con la resolución 1080p el tamaño de los píxeles ya es muy pequeño. Esta situación es muy diferente a la que tendremos en un monitor de 27 pulgadas, pues ahí la diferencia entre 1080p y 2K o 4K ya es muy apreciable.
Por tanto nuestra recomendación es que si vas a elegir un monitor de 24 pulgadas o menos no pienses en la resolución 4K, si la economía te lo permite compra un monitor 2K, en caso contrario uno 1080p no debería suponer ningún problema ya que la diferencia será muy pequeña. Por el contrario, si vas a optar por un monitor de 27 pulgadas o más la prioridad debe ser un monitor 4K, o al menos uno 2K si no puedes gastar tanto dinero.
La tasa de refresco representa el número de veces que el monitor actualiza la imagen por segundo, esto se mide en hercios (Hz). Un monitor de 60 Hz actualiza la imagen 60 veces por segundo y un monitor de 120 Hz actualiza la imagen 120 veces por segundo, en la actualidad podemos encontrar monitores de hasta 240 Hz.
Cuanto mayor sea la tasa de refresco de un monitor más sensación de fluidez nos ofrecerá, esto es especialmente relevante en juegos con mucho movimiento como los juegos de disparos en primera persona o los juegos de conducción. Por contra, en juegos con menos movimiento como los de estrategia la diferencia es mucho más pequeña y solo se apreciará en algunos detalles concretos como al hacer scroll.
60 Hz es lo mínimo a exigir en un monitor para gaming, de hecho no se fabrican monitores con una tasa de refresco inferior. Esta cifra ya ofrece una buena experiencia aunque si vamos a jugar mucho a juegos de disparos nos interesa más ir a un monitor de 120 Hz, los de 240 Hz será muy difícil que les saquemos partido.
Sin embargo no basta con tener un monitor de 120 Hz o 240 Hz, ya que necesitamos que nuestro PC pueda procesar la misma cantidad de imágenes por segundo o más para sacarles partido, pues de nada nos sirve tener un monitor de 240 Hz si luego el juego nos va a 40 FPS, se verá igual que en un monitor de 60 Hz.
Esto significa que si queremos disfrutar de la experiencia de tener un monitor de 120 Hz tendremos que tener un PC muy potente capaz de hacer funcionar los juegos a 120 imágenes por segundo o más, no hablemos ya de un monitor a 240 Hz…. hoy en día solo se aprovechan en juegos relacionados con los e-Sports como Overwatch, Quake y DOTA 2.
El tiempo de respuesta representa lo que tarda un píxel en su paso de gris a gris, es por ello que se suele indicar como tiempo de respuesta GtG. Cuanto más bajo sea el valor más rápido será el cambio y por tanto menos ghosting generará el monitor, en la actualidad los monitores más rápidos tienen un GtG de 1 ms aunque los datos aportados por los fabricantes deben ser cogidas con pinzas ya que siempre se habla de las condiciones más favorables.
Para comprender la importancia de las tecnologías G-Sync y FreeSync primero tenemos que entender cómo funcionan el monitor y la tarjeta gráfica. Los monitores funcionan a una tasa de refresco fija, por el contrario, nuestro ordenador no funciona a una tasa de imágenes por segundo fija cuando estamos jugando, dependiendo de las escenas y de la carga gráfica la cifra puede variar por lo que es posible que en un momento dedo nos esté dando 80 imágenes por segundo y un instante después nos esté dando 55 imágenes por segundo.
[irp posts=»35927″]Esta situación nos plantea un problema, pues el monitor actualiza su imagen siempre el mismo número de veces por segundo mientras que la tarjeta gráfica no, esto crea defectos gráficos que se conocen como tearing y stuttering.
El tearing consiste en cortes en la imagen de la pantalla y se produce porque nuestro PC está enviando más imágenes por segundo de las que puede mostrar el monitor, para solucionar esto existe la sincronización vertical, al activarla se limita la tasa de imágenes por segundo a la cifra que puede mostrar el monitor, de forma que el PC nunca enviará más de las que la pantalla puede mostrar.
Sin embargo esto tiene un problema asociado, y es que la tasa de imágenes por segundo si que puede caer por debajo de la frecuencia de refresco de nuestro monitor, esto crea el problema del stuttering que consiste en pequeños tirones que dan una sensación de poca fluidez en el movimiento del juego, estos tirones pueden durar hasta un segundo o más en los casos más graves.
Las tecnologías AMD FreeSync y Nvidia G-Sync nacen para solucionar los problemas del thearing y el stuttering, estas lo que hacen es convertir la tasa de refresco del monitor en variable de forma que siempre irá perfectamente sincronizada con la cantidad de imágenes por segundo que envía nuestro PC. El monitor ya no funcionará siempre a los mismos hercios sino que se adaptará al número de imágenes por segundo que le envíe el PC.
La tecnología G-Sync necesita de un modulo de hardware específico que se instala en el monitor, esto hace que el precio de los monitores que la incluyen sea bastante más elevado que los mismos, pero sin esta tecnología, el aumento de precio puede llegar a los 200 euros. G-Sync solo funciona con las tarjetas de Nvidia y requiere el uso de un conector DisplayPort 1.2 o superior.
AMD respondió a Nvidia con el lanzamiento de FreeSync, se trata de una tecnología que no requiere de hardware adicional por lo que no aumenta el coste de los monitores que la incluyen, esta es la diferencia más importante con G-Sync. FreeSync se ofrece abierta y gratuitamente a todos los fabricantes de monitores para que decidan si lo implementan o no. FreeSync también está basado en el estándar DisplayPort 1.2a pero también funciona con puertos HDMI. Esta tecnología solo es compatible con las tarjetas gráficas de AMD.
A nivel de usuario son tecnologías análogas y las diferencias de rendimiento son casi inexistentes.
A continuación os dejamos algunos monitores que nos parecen bastantes interesantes para su adquisición:
Última actualización el 2024-11-21
Última actualización el 2024-11-22
Última actualización el 2024-11-22
Última actualización el 2024-04-24
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