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¿De dónde salen las criptomonedas que se minan?

La tecnología Blockchain y las criptomonedas que con ella han aparecido en los últimos meses ocupan cada vez más páginas en los diarios informativos de todo el mundo.

¿De dónde salen las criptomonedas que se minan?

Es el sector financiero, al menos a tenor del gran número de proyectos relacionados con el mismo, el que se lleva la palma en cuanto a la implementación de la tecnología de la “cadena de bloques”. No obstante, prácticamente ningún sector de la sociedad se mantiene al margen de esta moda que parece haber llegado para quedarse y cambiar nuestra forma de vivir a una escala solo comparable a la Revolución Industrial o al advenimiento de Internet. Así, no es difícil encontrar en Coinmarkercap (página web donde se pueden ver las diferentes criptomonedas), proyectos relacionados con la medicina, gestión de contenidos, supercomputación o con distintas actividades de ocio online como por ejemplo el póker.

Pero, ¿de dónde salen estas criptomonedas que son parte indispensable en el desarrollo de estas aplicaciones? Para responder esta pregunta hay que tener claro que existen dos grandes tipos de criptomonedas: las preminadas y las minadas. Se le llama “preminadas” a aquel conjunto de criptomonedas que han sido creadas de la nada, sin más esfuerzo que el de escribir un número en un ordenador, algo muy similar a lo que hace la Reserva Federal de los de EE.UU con la inmensa mayoría de los dólares existentes. Por otro lado están las monedas minadas, aquellas que necesitan de una determinada cantidad de poder computacional para llegar a ellas. Expliquemos un poco mejor esta última frase para hacernos una idea general del funcionamiento de esta tecnología.

La tecnología Blockchain o “cadena de bloques” se basa precisamente en eso, en una serie de bloques unidos entre sí que funcionan como receptáculos de información. Pero estos bloques están en un inicio cerrados y protegidos por un “hash” que es necesario encontrar para que puedan ser abiertos. El hash es una función que transforma un determinado elemento en otro a través de un algoritmo. Como decimos, descubrir ese hash permite abrir los bloques, coger la recompensa de su interior (aquí es donde están las criptomonedas) y dejarlo vacío para que pueda ser utilizado.

Foto: Wikimedia // Davidstankiewicz

Dados el elemento inicial y el elemento final resulta bastante complicado encontrar la función que transforma uno en otro. A este proceso de búsqueda se le llama minar y es necesario un alto poder computacional para  completarlo. Además hay que resaltar que a medida que la cadena de bloques gana en longitud (tamaño) este proceso se vuelve más y más complicado, con lo que equipos que antes servían para este trabajo dejan de ser útiles.

Por ejemplo, cuando Bitcoin – la moneda más conocida – nació, bastaba con una GPU de nivel medio para minar desde tu propia casa. Hoy en día se necesitan un gran número de ASIC (circuitos integrados de aplicación específica) conectados entre sí para tener alguna posibilidad de abrir los bloques y obtener la recompensa.

Además cabe señalar que cada moneda utiliza un algoritmo diferente, con lo que un equipo de minería que sirve para minar Bitcoin (utiliza el algoritmo Sha256) no necesariamente será eficaz con otra moneda. De ahí que sea de vital importancia rastrear las características de cada criptomoneda y el equipo necesario antes de lanzarse a una compra.

Por último pero no menos importante, todo aquel que tenga en mente ponerse a minar criptomonedas no debe olvidar echar cuentas acerca de cuánto le costará la energía consumida, pues estos equipos requieren de una cantidad de energía considerable lo que provoca que en muchos países la minería de criptomonedas no sea rentable.

Luis Aristimuño

Tengo 25 años, trabajo como comunicador social y licenciado en informatica. Mi segundo hobby es bailar. Dispuesto a ofrecerlo todo por el equipo.
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