«¡Mamma mia!» es lo que se nos escapa al ver a Mario usando su gorra para moverse por escenarios espectaculares, repartir estopa y poseir enemigos. El segundo título más esperado para el primer año de Nintendo Switch ha llegado: Super Mario Odyssey y te lo vamos a contar todo sobre él.
¡Ponte el sombrero y vamos allá!
Otra vez más visitaremos muchos mundos de fantasía con los que Nintendo quiere sorprendernos una y otra vez. Por primera vez Mario viajará a una localización real, a una palpitante Nueva York donde alcanzaremos el clímax musical y luminoso que sólo Broadway nos puede dar.
Desde los tradicionales mundos de nieve y hielo, acuáticos y selvas hasta el abstracto reino de los fogones, los escenarios que descubrimos con Mario son uno de los mayores atractivos del juego. Algunos son más atrevidos que otros, y sobretodo los más novedosos es donde notamos que este Mario se diferencia de los anteriores.
Todos los mapas son mundos abiertos entre los que viajamos con la nave sombrero. No hablamos por tanto de un gran mundo abierto con zonas que tienen sentido en él como pasa en The Legend of Zelda: Breath of the Wild. La relación entre mundos funciona en Mario Osyssey funciona a través de la nave porque son tan diferentes entre unos y otros que la transición andando no tendría sentido.
Pero más que las ambientaciones y el atrezzo, los escenarios realmente funcionan gracias a las mecánicas de movimiento y de poseer enemigos. Gracias a que tenemos estas habilidades el mundo abierto con plataformas no es sólo una experiencia lineal sino que disponemos de muchos caminos y formas de afrontar el escenario, algunas al alcance de todos y otras sólo las alcanzan los jugadores más habilidosos e ingeniosos.
En Super Mario Odyssey nuestra gorra compañera Cappy es la protagonista delante del propio Mario. Lanzándola a un enemigo de los que en la zona pueden ser poseídos, lo encarnaremos para poder usar movimientos que nos permiten avanzar mucho mejor de lo que lo hace Mario. Y, por supuesto, mola muchísimo.
A parte de muy divertido, la mecánica de poseer esos enemigos nos permite movernos con mucha libertad por el mundo en el que estemos. Este uso de la gorra consigue que no estemos limitados al set de movimientos de Mario, sino que podamos nadar en lava o en agua, escalar paredes, volar como un Goomba con alas o como una bala de cañón… Podemos avanzar siempre con los controles tradicionales de Mario o cambiar a ser un enemigo y aprovecharlo a nuestro favor.
Y, en contra de lo que muchos piensan, Mario Odyssey no es un juego sólo para niños. Los enemigos no son demasiado agresivos y perder 10 monedas cada vez que morimos no nos presiona a sacar a relucir nuestras habilidades, y gracias a eso nos podemos tomar el tiempo para explorar tranquilamente y avanzar cuando queramos. Para quienes busquen un reto, las mecánicas también son perfectas para quien quiere ir a por faena y moverse en combos atajando que da vértigo. Nintendo quiere que aprendamos a usarlas y nos recompensa por ello, y la prueba está al final de este breve vídeo.
En este título, Nintendo nos ha vuelto a sorprender con esos cambios entre dimensiones que tan bien usó en The Legend of Zelda: A Link Between Worlds, en que para avanzar en algunos puntos nos fundíamos con la pared y avanzábamos en formato de dos dimensiones hasta llegar al objetivo.
En diferentes momentos de Mario Odyssey encontraremos tuberías «pixeladas» que nos servirán como portales de entrada y salida en la pantalla 2D de la pared. Ahí dentro avanzaremos recolectando también monedas y lunas, pero viendo como en realidad nos estamos moviendo también en ese mundo 3D externo. La lástima es no poder usar los contoles de movimiento de botón en vez del joystick analógico si lo preferimos.
La experiencia al cambiar entre dimensiones es muy divertida y muchas veces nos sorprenderemos al encontrarlas, porque no todas son obligatorias para avanzar sino que están escondidas para guardar un par de lunas extra.
Al igual que The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Mario Odyssey es un gran ejemplo de cómo diseñar un mundo que sea un festín ocular y pedirle menos al hardware de la consola. Lo mismo puede decirse del mario en el apartado de arte gráfico de nuestra review del Zelda, que para algo le han dado el premio a Juego del Año 2017.
Mario Odyssey se muestra una experiencia visual más colorida, donde los diseñadores dan rienda suelta a la imaginación porque no tienen que hacer que los mundos tengan sentido un con el otro.
Todo esto asegurando unos 60 fps que se consiguen ajustando la resolución de pantalla. Nintendo tiene por supuesto varios trucos bajo la manga para que la resolución no sea un problema ni en modo TV ni portátil, como nos explican los compañeros de Digital Foundry en inglés. Los mundos que encontraremos, eso sí, se disfrutan al máximo cuando conectamos la consola al televisor.
Mario Odyssey es quizás la mayor muestra de la innovación que se esfuerzan en traernos en cada título de Nintendo. Lejos de ir sacando títulos a discreción para vaciarnos los bolsillos cada año, este juego demuestra cómo Mario es un hilo conductor, casi una excusa, para poder mostrarnos qué nuevas ideas le quedan al mundo de las videojuegos, de qué es capaz su nueva consola y cómo diseñar un videojuego que se sienta una experiencia completa, que sea un gozo revisitar.
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