Ante la pregunta de cuál es la resolución ideal para un juego de PC la mayoría de los jugadores responderán de inmediato «la máxima que tu monitor pueda soportar», la respuesta obvia pues después de todo, no tendría sentido renderizar gráficos superiores a los que tu equipo puede producir ¿O sí? Cómo mejorar la calidad gráfica de los juegos mediante el supersampling.
Ahora que los desarrolladores de juegos de PC se han vuelto expertos en hacer que sus juegos funcionen a 60 imágenes por segundo incluso en hardware económico, ha surgido una nueva técnica para hacer que los juegos se vean mejor, lo que llamamos supersampling o sobremuestreo, cuya esencia básica es que el juego renderiza sus gráficos a una resolución superior a la que puede mostrar el monitor y luego lo reduce a la resolución original. el beneficio es que los gráficos se ven con un nivel de detalle mucho más alto, evitando algunos inconvenientes básicos como los llamados dientes de sierra y los artefactos de iluminación.
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Esto se puede lograr de otras maneras con técnicas de suavizado más complejas, pero las GPU actuales tienen suficiente potencia para prescindir de la sutileza y apostar por la mejor solución para la calidad visual. La desventaja, por supuesto, es que la tarjeta gráfica tiene que trabajar más para renderizar gráficos de súper alta resolución y luego reducir la imagen para que quepa en la pantalla, lo que le proporciona pérdida de rendimiento.
La siguiente imagen muestra el resultado en Overwatch con una resolución de renderizado que coincide con la de la pantalla a la izquierda y una técnica de supermuestreo del 200% a la derecha, lo que supone renderizar la escena a resolución 4K (3840 × 2160). En ambos casos se ha usado el mismo monitor con resolución 1080p.
Hay dos formas básicas de lograr el supersampling: a través del controlador de la tarjeta gráfica, o a través del juego en sí. Solo unos pocos juegos admiten la última opción en este momento por lo que en la mayoría de los casos tendremos que recurrir al driver de la tarjeta gráfica.
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En el caso de los usuarios de Nvidia, solo necesitan abrir el Panel de control de Nvidia, luego hacer clic en «Ajustar el tamaño y la posición del escritorio» para marcar la opción «Anular el modo de escalado establecido por juegos y programas» en la sección 2. El siguiente paso es hacer clic en «Cambiar resolución» debajo de la columna «Pantalla» en el lado izquierdo. Clic en «Personalizar» y luego «Crear resolución personalizada«.
Tendremos que establecer una resolución mayor a la de nuestro monitor, pero respetando la relación de aspecto: 16: 9 para la mayoría de las pantallas panorámicas, 16:10 para algunas pantallas más raras y 4: 3 para monitores CRT y CRT antiguos. Entonces, por ejemplo, si tu monitor regular tiene una resolución de 1920 × 1080 (que es una relación de 16: 9), puedes agregar una nueva resolución a 2560 × 1440, o subirla a una resolución 4K de 3840 × 2160, ambas mantiene la relación 16: 9.
Solo queda hacer clic en «probar» para ver si el monitor aceptará la nueva resolución mostrando una pantalla en blanco o un mensaje de error. Si la prueba es exitosa tendrás una nueva opción de resolución en la Configuración de pantalla de Windows (clic derecho en el escritorio, luego clic en «Configuración de pantalla»).
La implementación de AMD de esta técnica se llama «Súper Resolución Virtual” y es compatible con las GPU Radeon HD 7790 y más recientes. Esta opción incluye varias resoluciones mejoradas que cambian según la potencia disponible de la tarjeta.
La implementación de AMD también es un poco más fácil de usar que la de Nvidia. Solo hay que ir a Radeon Settings, hacer clic en «Display» y luego cambiar la opción «Super Resolution virtual» a «On«. Los juegos deberían poder ajustarse a resoluciones superiores que la resolución máxima de Windows sin afectar la configuración real del sistema.
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