Ahora que prácticamente todos llevamos una cámara de fotos y de vídeo en el bolsillo (nuestro smartphone), los voyeurs lo tienen mucho más fácil para grabar a personas en la playa y subirlo a internet. De hecho, con aplicaciones como Periscope se puede transmitir vídeo en directo, por lo que ya no hace falta ni esperar. Pero, ¿qué sucede cuando nos graban en la playa y los difunden por la red sin nuestro consentimiento?
Es más que probable que cualquiera que grabe o haga fotos con su smartphone y lo suba a la red, haya compartido imágenes de personas sin su consentimiento en alguna ocasión. Posando frente a un monumento, tomando un helado con los amigos en una terracita, o de comida dominguera en la playa, en muchas ocasiones hay personas circulando por detrás nuestra, que aparecen en nuestras fotos y vídeos, y a las que no consultamos antes de compartir. Sin embargo, en el momento de ser difundidas, el interés noticioso de esas imágenes será la clave, incluso por encima del hecho de que se trate de situaciones comprometidas o privadas.
Pero como decíamos, la proliferación de teléfonos móviles hace habitual ver a personas grabando y tomando fotos en mil y un lugares, se ha convertido en una escena habitual y diaria que a nadie sorprende y que, precisamente por ello, es aprovechada por voyeurs y salidos de turno para realizar grabaciones y luego difundirlas por internet.
Y ahora que estamos en pleno verano, estas infracciones son mucho más habituales de lo que podríamos imaginar, y no es difícil encontrar en la red vídeos de mujeres tomando el sol en la playa en topless a las que se ha grabado sin pedirles permiso alguno.
Muchos argumentan que se trata de espacios públicos y, efectivamente, es cierto. Sin embargo, ¿dónde radica el interés informativo de difundir las imágenes de una mujer tomando el sol en la playa en topless? Es precisamente por la ausencia de este interés informativo por lo que este tipo de grabaciones o fotografías constituyen un delito contra el derecho a la intimidad de las personas.
Muchas de las víctimas cuya imagen ha sido grabada y difundida sin su consentimiento expreso deciden no emprender acciones legales contra los responsables. Ésto, a menudo, se debe a la creencia de que “la policía no hará nada”, o a que “es imposible encontrar a la persona que hizo la grabación”. Sin embargo, el desconocimiento de la legislación suele ser la causa básica.
En primer lugar, policía y guardia civil cuentan con medios y herramientas suficientes para localizar la IP desde la cual se ha subido un vídeo a la red y con ello, localizar geográficamente e identificar al presunto culpable. En el caso de vídeos transmitidos en directo por Periscope o Facebook, es aún más sencillo.
En segundo lugar, insistimos en el carácter noticioso de las imágenes como elemento básico para discernir si una grabación de este tipo es legal o no. Por ejemplo, imagina que en las noticias emiten un vídeo sobre una plaga de medusas en la playa a la que tu sueles acudir. Será inevitable que en ese vídeo aparezcan personas, y tal vez aparezcas tu en topless sin embargo, esta imagen es accesoria a la información.
Por el contrario, si alguien te graba tomando el sol o bañándote en la playa, o haciéndote arrumacos con tu pareja, aquí no existe carácter noticioso alguno.
[irp]Por lo tanto, si te encuentras en esta situación, lo que debes hacer es recopilar toda la información de que dispongas y denunciar los hechos ante la Policía o la Guardia Civil
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