Casi todo el mundo odia Internet Explorer. Comenzando con todas las bromas que se hicieron en la web, hasta los nervios y las palabrotas que solía decir cada vez que el famoso navegador web daba signos de cansancio, Internet Explorer fue una parte integral de nuestras vidas hasta que surgieron mejores alternativas. Pero ¿cuándo comenzó exactamente este descenso? Es muy fácil. Microsoft se subió solita a un pedestal y se pensó que su navegador web nunca sería derrocado.
El primer Internet Explorer apareció en 1997 y se llamaba precisamente Internet Explorer 3. Fue implementado en Windows 95, y para algunos de los geeks más viejos probablemente fue el primer navegador con el que tuvieron contacto. Después aparecieron las versiones 4 y 5, que llevaron a Microsoft a distanciarse ampliamente de sus competidores, hasta el punto de contar con un 95% de cuota en el mercado de los navegadores web. Y nunca existió ninguna sospecha de que pudiera tener problemas en el futuro.
Con la llegada de Internet Explorer 6, Microsoft decidió convertir al navegador en un componente obligatorio de Windows, y lo cierto es que era muy difícil utilizar otra cosa. Incluso algunos llegaron a pensar que Microsoft se convirtió en una empresa malvada, que únicamente trataba de mantener lejos a sus rivales.
Durante cinco años (2001-2006), Microsoft no trajo ninguna mejora para su navegador web. La empresa estuvo tan segura de que siempre tenía el monopolio que dejó de interesarse en mejorar el navegador. Pero mientras los desarrolladores de Microsoft no hacían nada, otros, como los responsables de Firefox, trabajaban día y noche para sacar un navegador más avanzado.
Internet Explorer pasó de ser el navegador más utilizado del mundo a convertirse en el más odiado de todos. Los problemas de seguridad, las invasiones de malware, los bloqueos y cierres repentinos eran sólo algunos de los problemas a los que se enfrentaba Microsoft. Al haber sido prácticamente abandonado, Internet Explorer tenía sus días contados.
Microsoft intentó reparar sus fallos con las versiones lanzadas a finales de los 2000, aunque fue demasiado tarde para la compañía, que ya había perdido cualquier tipo de ventaja.
Con el lanzamiento de Windows 10, la empresa estadounidense intentó una estrategia de “rebranding” de su navegador web, al cual rebautizó como “Edge”. A pesar de haber lavado muchos de sus pecados del pasado, Edge tiene muchas cosas que recuperar si quiere ponerse al día con Chrome, Safari o Firefox.
¿Alguno de vosotros sigue utilizando Internet Explorer / Edge? En vuestra opinión, ¿qué debería hacer Microsoft para que su navegador web vuelva a ser popular entre los internautas?