Microsoft lo había adelantado a mediados del mes pasado y lo ha cumplido, Windows 7 y Windows 8.1 no recibirán más actualizaciones si tienes un procesador moderno en tu equipo, es decir, las CPUs de última generación Intel (Kaby Lake) y los Ryzen de AMD.
Los de Redmond tiene una intención clara de que los usuarios de Windows 7 y los que aún quedan en Windows 8.1 den ese salto necesario a Windows 10. Ya habíamos comentado como la cuota de mercado de Windows 10 se había estancado en los últimos meses y Microsoft tenía que hacer algo al respecto, y que mejor que negarles las actualizaciones a todos los usuarios que posean procesadores de nueva generación.
Microsoft se excusa en que las capacidades de los nuevos procesadores Ryzen de AMD y la séptima generación Intel ‘Kaby Lake’ poseen unas capacidades que hacen muy difícil desarrollar las actualizaciones en ellas.
Este argumento llama la atención, quizás con Windows 7 puede que tengan razón (después de todo tiene 8 años ya) pero cuando hablamos de Windows 8.1, es un sistema operativo muy reciente y todavía tiene soporte oficial hasta enero de 2018 ¿Me estáis diciendo que Windows 8.1 no es compatible con todas las capacidades de un procesador moderno?
La realidad es que la medida es muy polémica, ya que prácticamente está obligando a los usuarios de ambos sistemas a que se actualicen a Windows 10, en caso de no hacerlo, no estarían recibiendo actualizaciones ni parches de seguridad, lo que es potencialmente peligroso.
La medida parece que llegara de forma escalonada a los equipos Windows 7 y Windows 8.1, pero tarde o temprano todos se quedaran sin poder actualizarse. Tenlo en cuenta antes de actualizar tu equipo con procesadores de nueva generación, tanto Intel como de AMD.
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