Intel está desarrollando actualmente la nueva generación de procesadores con arquitectura Cannonlake, que serán los primeros con un proceso de fabricación de 10 nm, lo que permitirá una gran reducción en el consumo de energía y también una mejora en el rendimiento frente a la actual generación Kaby Lake, que está fabricado en 14 nm.
Intel quiere lanzar estos procesadores cuanto antes, pero quiere hacerlo bien. El presidente de la división de PC, IoT y diseño de chips de Intel, Ventaka Renduchintala comenta que es muy posible que no veamos Cannonlake hasta mediados de 2018, comenzando su producción en masa a principio de ese año.
De ser cierto, contrasta bastante con la información que teníamos de que Cannonlake llegaría a finales de este mismo año, finalmente estaríamos en las vísperas de un retraso de mínimo 6 meses.
La arquitectura Cannonlake fabricado en 10 nm será un gran avance tecnológico, permitiendo 2.7 veces más cantidad de transistores en el mismo espacio que los 14 nm. Intel asegura que, gracias a esto, fabricar cada uno de estos chips les costara un 30% menos (ni sueñen que ese -30% se trasladara al precio de venta).
La mejora de la arquitectura Cannonlake permitiría un 25% más de rendimiento frente a Kaby Lake y ahorro de energía de un 45%, por lo que estamos hablando de una mejora significativa, no como ocurrió en la transición entre Skylake & Kaby Lake.
Es muy probable que los primeros chips Cannonlake sean los de bajo perfil y vayan escalando el lanzamiento hasta lanzar los topes de gama, una estrategia que utilizaron con Kaby Lake. Veremos si AMD con las próximas generaciones Ryzen (Gen2 – Gen3 pueden seguir el ritmo de estos lanzamientos de Intel.
Vía pcworld
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