Hoy hablaremos todo sobre M.2. Las M.2 que anteriormente se les conocían con el nombre de NGFF, y es que son los sustitutos de los ya viejos mSata, creando discos muchísimos más pequeños y con mayor capacidad. El objetivo principal de estas unidades SSD, es brindar soluciones prácticas y rápidas cuando el almacenamiento “colapse”.
En un principio, eran alternativas mucho más caras que las unidades SATA de 2.5 pulgadas, pero finalmente se han convertido en una mejor opción por rendimiento y por precio. Conoce todo sobre los discos M.2 SATA y NVMe: velocidades, factores de forma, distintas interfaces PCIe, disipador o no, etc.
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La tecnología va en evolución y no es un secreto para nadie que los futuros portátiles y PC serán de menor tamaño y más rápido que los actuales. Esto quiere decir que es necesario la optimización de varios elementos, el más importante, los discos duros.
Reseñar que antes de la llegada de los SSD M.2, llegaron los SSD PCIe, que eran unos SSD conectados a PCI-Express. Por aquel entonces, lo más avanzado era PCI-Express 3.0 y hacían uso de PCIe 3.0 x1 o x4, lo que en la práctica permitía brindarnos 4000 MB/s en una dirección.
Los SSDs de 2.5 pulgadas habían tocado techo en términos de rendimiento: era imposible subirlos de 600 MB/s de transferencia en escritura o lectura. Samsung, Western Digital y SK hynix empezaron a trabajar en una evolución, la cual se llamaría M.2 (pronunciado M-dot-2), anteriormente llamado NGFF (Next Generation Form Factor). Finalmente, optaron por renombrarlo a M y, aunque no está del todo claro, derivaría del naming mSATA.
El conector o slot M.2 es una ranura ubicada en la placa base en la que se inserta el SSD M.2 y se fija con un tornillo. Todo es mejor:
Al igual que los SSD PCIe, las unidades M.2 hacían uso de PCI-Express, lo que se traducía en ofrecer más de 1000 MB/s en escritura o lectura secuenciales. Primero, vimos los SSD M.2 SATA, pero luego llegaron los NVMe y cambiaron el curso de la tecnología. Dicho en otras palabras, ver SSD M.2 de escritorio a más de 3000 MB/s no era un desafío y era más corriente de lo que nos pensábamos.
La evolución de estos discos duros se ha supeditado a la evolución de PCI-Express: conforme pasamos de versión, conseguimos SSDs más veloces. Así se ha visto en las unidades SSD PCIe 4.0, que lograban 7000 MB/s de lectura sin pestañear, algo que se quedará en una anécdota con PCIe 5.0. La maquinaría no para de girar, así que estas cifras son lo que son: cifras sin más.
Los discos M.2 son los discos ideales, ya que a efectos práctico desaparecen muchos problemas que ofrecen los discos duros convencional, teniendo la ventaja de los discos SSD: rendimiento y potencial.
En cuanto a mejoras en el rendimiento, es fundamental que la placa base, el dispositivo y el sistema operativo tengan un entendimiento entre sí, que se conecten entre ellos para lograr la mayor optimización. Ya que existen varios modos de uso y te puede pasar que no logres la configuración adecuada para obtener el mejor rendimiento.
También puede ocurrirte que el cambio de funcionamiento te pida instalar el sistema operativo de nuevo, ya que lo tenías en Legacy y para funcionar correctamente es necesario la opción AHCI.
Hay que tener en cuenta que algunos discos SSD SATA rinden mejor que algunos SSD M.2, esto se debe a que son peores en lectura/escritura secuencial, pero de manera positiva, son mejores descomprimiendo archivos y en uso normal. Es un alivio que no tengan problemas con el recolector de basura en RAID.
Posiblemente tendrás problemas para el arranque si utilizas el modo “PCI Express” para Windows 7 y anteriores. Si cuentas con el sistema operativo Windows 10 si que podrás utilizarlo como disco de arranque y sacarle el máximo rendimiento.
Si nunca habéis visto uno, es más pequeño que un módulo de memoria RAM, pero tenemos que reseñar que hay distintos factores de forma:
Sin embargo, existen muchos más factores de forma:
Sabéis lo que es la interfaz SATA, pero NVMe (NVM Express) es otra historia y, en su momento, le dedicamos una entrada específica para explicarlo bien. Se trata de un protocolo usado en las memorias NAND, que están conectadas a la CPU a través de PCI-Express. Dicho protocolo se basa en los carriles que estemos usando: cuantos más usemos, más rápido sería el SSD.
Una de las grandes diferencias es que los SSD M.2 con NVMe hacen uso de rutas de datos paralelas de baja latencia, mejorando severamente a SATA en rendimiento y latencia. En la práctica, un SSD M.2 SATA se puede mover por los 1000-2000 MB/s, mientras que los NVMe traspasan los 3000 MB/s sin problemas.
NVMe puede soportar varias colas de entrada y salida (hasta 64K), mientras que SATA solo soporta una cola individual y cada cola puede tener entre 254 y 32 entradas (cada cola de NVMe tiene entradas de 64K). Por otro lado, está el software, que desahoga bastante a la CPU en transferencias de datos a través de a creación de varias colas.
Así que, NVMe es el «next-level» porque su arquitectura posibilita que las aplicaciones ejecuten y finalicen variadas solicitudes E/S a la vez. No sólo logra mejorar la velocidad, sino que se han agregado nuevos comandos que minimizan el consumo. Lo que puede ser extraordinario e ideal para los equipos portátiles.
En conclusión, la principal diferencia no solo es toda la arquitectura, optimización software y rendimiento, sino en lo que disfruta el usuario al final: velocidades de transferencia mucho más altas (por encima de 3000 MB/s).
Resumimos todo este análisis en una tabla con ventajas y desventajas de los SSD con este factor de forma.
Ventajas | Desventajas |
Más velocidad de transferencia | Las unidades PCIe 4.0 o 5.0 tienen precios disparatados |
Tamaño menor | Necesitaremos un buen disipador pasivo en la unidad en caso de exprimirla al máximo |
Eliminación de conectores SATA | Se pueden sobrecalentar más |
Menos consumo | No avisan de los fallos: no son HDDs |
Menos cables | Su precio es más alto que el de los HDD |
Tasa de fallos y seguridad mejorados | ¿Menos vida útil? En servidores sí |
Antes, el precio era una gran desventaja, pero sí que es cierto que se ha mejorado muchísimo conforme ha ido madurando la tecnología. Ahora, se equiparan y mejoran a los precios de las unidades SSD de 2.5 pulgadas, por lo que se han convertido en una opción mucho mejor.
Hemos emparejado al Samsung 850 EVO de 500GB con interfaz SATA 3 a 6 Gbps, al Kingston SSDNow M.2 SATA de 240GB y al Samsung 950 PRO M.2 NVMe para que veáis claramente cuales son sus diferencias. Como podemos ver, se nota la evolución de la tecnología y sobretodo el precio. Actualmente los discos M.2 NVMe su valor Euro/GB es el doble y hasta el triple que el de un disco SATA tradicional o M.2 SATA. Si quieres lo último, te tocará pasar por caja.
No hay mejor manera que terminar con una breve selección de los modelos que os recomendamos desde Profesional Review. Algunos los hemos probados y podemos atestiguar que son ideales.
Antes de nada:
Te recomendamos la lectura de nuestras guías:
Si buscamos una unidad BBB en bajas capacidades, el A400 nos parece la elección ideal para los 240 GB. De todas las unidades que os mostraremos, esta es la única que viene sin protocolo NVMe, por lo que es una unidad SSD M.2 SATA.
Debido a que usa la interfaz SATA, ofrece unos 500 MB/s en lectura y otros 320 MB/s en escritura. Sus 3 años de garantía son interesantes porque solo pagaremos por él algo más de 35€ con envío incluido.
Última actualización el 2024-11-20
Con el factor de forma 2280, esta unidad SSD M.2 nos parece perfecta por su calidad-precio porque son 500 GB aprovechables con el protocolo NVMe. Traducido en cifras, estamos hablando de 2100 MB/s en lectura y 1700 MB/s en escritura.
Es ideal para sobremesas y portátiles, pero podéis optar a capacidades más altas porque este modelo viene con hasta 2 TB. Por algo más de 45€, nos parece ideal para usuarios medios.
Última actualización el 2024-11-21
La cosa se va poniendo seria conforme subimos a 1 TB, y es que aquí tenemos mucha más «chicha». Podéis optar a otras unidades que están por debajo de los 100€ en esta capacidad, pero os adelantamos que serán mucho más lentas.
Corsair usa memorias QLC para este disco duro, caracterizado por usar PCI-Express 3.0 x4 y protocolo NVMe para conseguir 3000 MB/s de escritura secuencial y 3.400 MB/s en lectura.
El factor de forma es 2280 y deciros que soporta hasta 1600 TB escritos, por lo que no os parecerán mucho sus casi 120€.
Última actualización el 2024-11-21
Para llegar a los 7000 MB/s de transferencia hay que gastar mucho dinero, y lo vemos incluso innecesario. Sin embargo, el medio camino son los 5000 MB/s en lectura y los 4000 MB/s en escritura, algo que consigue el Sabrent Rocket PCIe 4.0.
Tenéis opciones en 500 GB y 2 TB, pero os recomendamos que compréis un disipador decente u optéis por las opciones que hay con disipador incluido. Por 139.99€ tendremos una unidad estupenda con la que volaremos, pero os adelantamos que necesitaréis PCI-Express 4.0 en vuestra placa base, así como un slot que haga funcionar esta interfaz.
¡Tenedlo en cuenta a la hora de comprarlo!
Última actualización el 2024-11-20
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Esperamos que os haya sido de ayuda esta información, y si tenéis alguna duda podéis comentar abajo para que os echemos un cable.